Capítulo 76; "Nothing Else Matters"

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EL ROSTRO de Aerith permanece completamente neutral, sin poder gestionar emoción alguna. Exactamente, ¿cómo debería sentirse con esa noticia? Sus ojos no se empañaron, ni sus facciones se contrajeron. Aparentemente, parecía no sentir sentimiento ante eso. Aunque, realmente pensó.

¿Podía haber algo peor que perder a su hijo?

Relativamente no.

— ¿Cuanta certeza hay en ello, Lord Larys? —inquiere con la voz algo seca, rasposa, incluso se vio en la necesidad de salivar.

— La suficiente como para que el príncipe también lo sepa, Milady. —contesta el Strong bastante calmado, ligeramente sorprendido por la reacción tan madura de Aerith o eso creía.

La Stark deja ir un suspiro y se encorva un poco en su lugar, su mirada se pierde en la vegetación de su entorno. Sintiéndose completamente vacía.

— Debí imaginarme que algo como eso ocurriría. —comenta con la voz apagada, llena de decepción.

— ¿Qué es lo que piensa hacer? —se atreve a preguntar Larys, copiando la acción de la joven.

Aerith ríe desganada.

— Es muy temprano como para que yo pueda pensar en algo coherente. —responde, alzando ambas de sus cejas.— Me encuentro en la situación de no saber que hacer. ¿En verdad quiero hacer algo al respecto? —murmura aquello último.

—... Sacarla del mapa es una opción, Milady. Un bastardo dentro de su matrimonio con el príncipe hará mucho de que hablar a los demás reinos, como su deshonra. —rasca su barbilla.

— Hay una guerra de por medio, ¿qué les importará a los demás? —lo ve desde el rincón de su ojo.

— Mucho. Hay gente de baja alcurnia que vive de eso, crear historias y repartirlas por cualquier rincón de Poniente. Además, de que claro, se trata de su reputación y la del príncipe. —se encoge de hombros.

— He vivido mucho los últimos días como para continuar auto saboteándome y lastimándome de esta manera. —Se pone de pie de golpe — Qué hagan lo que quieran, estoy cansada. No importa nada más. —dice esto último para darle la espalda y abandonar el lugar.

Lord Larys la sigue con la mirada hasta que la joven Stark desaparece de su campo visual.

***

—Un bastardo. —musita La Mano del Rey con repudio, mirando de la misma forma al príncipe que tenía delante de él— ¿Esto es en serio, príncipe Aemond? —le pregunta con amargura. Recién el Comandante de Guardia Real había entrado al cuartel donde usualmente el dragón se la viví encerrado.

— Cole. —lo mira amenazante este Aemond.

Criston entrecierra sus ojos, mientras cierra la puerta detrás de él.

— Su hijo, su heredero y su legado. Rhaegar Targaryen no lleva apenas ni una semana de desaparecido y ¿usted ya tiene un bastardo en camino? —el pelinegro niega repetidamente con su cabeza — ¿En qué estaba pensando? ¿En deshonrar a Aerith Stark? ¿La mujer por la que juró lealtad y viajó hasta el Norte para nada? —verdaderamente el caballero lo miraba con furia, como si se tratase de su padre.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora