El Llanto del Lobo; Aemond Targaryen

Capítulo 31; "The North Remembers"

LA FAMILIA Bolton llegó a Winterfell como bien se lo había cumplido Maeson a Aerith. Cregan Stark miró sorprendido a su hermana menor, quien cargaba entre sus brazos y pieles a su hijo dormido. El barbón no podía creer en la mujer que se había convertido la castaña.

Desde luego, toda su familia recibió a la loba con brazos abiertos, sin poder ocultar la sorpresa de su nuevo integrante. Supieron que Aerith estaba embarazada por medio de cuervos... pero el nacimiento del niño había sido increíblemente rápido.

El primer día de llegada, fue relativamente tranquilo, hubo un pequeño festín para festejar el nacimiento de Roose Bolton... alta distracción como para que el Lannister fuera directamente a escribir una nota, informando el nacimiento del hijo de Aerith Stark, bebé con piel blanca, cabellos plateados y delgados nuevamente creciendo por su cabeza. Tyrek lo había visto con sus propios ojos. Era innegable a estas alturas.

Los ojos mieles del león vieron como el cuervo voló por los cielos en dirección al Sur, a Desembarco del Rey.

— Sabes lo que estás por ocasionar. —la voz de Rodrick se escucha a las espaldas del Lannister, quien bajo la nieve voltea a mirar al caballero con insignia de un lobo.

— Lo sé. —reconoce el rubio sin pensarlo — El Norte debe de saber la verdad. —sus orbes lo miran con detenimiento — Quizás... El verdadero defensor del los siete reinos está aquí, con sangre de fuego y hielo corriendo por sus venas.

— Van a intentar lo que sea para asesinar a ese niño, Tyrek. —gruñe el castaño en un murmullo, acercándose a su camarada — No lo entiendes, pero habrá una pelea por el trono una vez el Rey Viserys muera. —una fina línea se forma en sus labios.

El rubio entrecierra sus ojos.

— ¿Acaso estás conspirando? Que yo sepa, Rhaenyra sigue siendo la heredera al Trono de Hierro.

— No por mucho. —habla Rodrick, agachando su mirada.

El Lannister ve incrédulo al Storm, quien se inmuta y al poco tiempo se retira, dejándolo con una expresión retraída. Tyrek únicamente podía pensar en que ese muchacho había perdido la cabeza... quizás no debió de haberle contado su proyección acerca el hijo de Aerith.

Aquella tarde, el Lannister permaneció haciendo guardia debajo de la nieve, quedándose un tanto pensativo debido a las palabras del bastardo. No porque realmente creía en ellas, sino, en el caso hipotético... que Aegon tomara el lugar de su padre, convirtiéndose en un usurpador.

***

La mañana siguiente, Aerith se reunió con su hermano en el cuarto de trabajo. La joven de cabellos rojizos, entra al espacio con una pequeña sonrisita, mirando al más alto detrás de su escritorio. El hombre, Señor del Norte, se mantiene inexpresivo, observando al bebé que cargaba su adorada hermana entre brazos.

— Toma asiento, por favor, Aerith. —la invita, escuchando el cerrar de las puertas inundar la habitación.

La Stark obedece y se sienta frente a su hermano, dirigiéndole una mirada expectante. El barbón se remueve un poco sin saber muy bien por dónde empezar, después le dirige una mirada llena de incertidumbre a su hermana, casi pudiendo reflejar molestia.

— Quizás sea un poco antigua esta noticia, probablemente de unos ochos meses atrás. —la rasposa voz del norteño se manifiesta — Unos campesinos vieron aterrizar a un enorme dragón a las afueras del bosque Hornwood... —el castaño juguetea con sus manos, envuelto en guantes, estudiando a detalle como la cara de Aerith se tensa notoriamente— Dijeron que eran tan grande que podría destruir Invernalia en un aliento de fuego. —sus frondosas cejas se arquean— ¿Sabes quien fue el jinete de un dragón de ese tamaño? —la joven niega con su cabeza lentamente — Visenya Targaryen, esposa de Aegon El Conquistador, pasando a manos de Baelon Targaryen, después a Laeana Velaryon... jinetes de la dragón más grande que pudiese existir en todo poniente, llamada Vhagar. —la piel de Aerith se eriza por completo y esta por instinto se petrifica — El actual jinete de esa dragón es el príncipe Aemond Targaryen.