Capítulo 17; "Take Me To North"

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DURANTE la noche, el príncipe se remueve entre su cama al no sentir a Aerith a un lado suyo, incluso alargó una mano en busca de su cuerpo, pero no encontró nada. Su ojo se abre de golpe, inspeccionado la superficie de la cama. Al confirmar que la castaña no se encontraba en ella, se sienta, sintiendo su corazón latir velozmente y su respiración se acelerarse.

Su ojo vagó por toda la habitación hasta aterrizar en el balcón.

Por él entraba la tenue luz de la luna, la cual alumbraba perfectamente a Aerith. Aemond se siente aliviado tras verla, pero su entrecejo se frunce al realizar lo inusual que era la escena. Se pone de pie y cautelosamente llega detrás de ella, quien aparentemente no había notado su presencia.

Sin embargo, cuando el príncipe asoma su rostro para observarla, nota algo que lo deja congelado.

Ojos completamente blancos, moviéndose de un lado a otro, como si estuviese visualizando o leyendo algo. En ellos, en su rostro, también miró como lágrimas escurrían por su cara y sus labios temblaban como reacción a un llanto, el suyo.

Las expresiones de Aemond se fruncen en angustia, no era la primera vez que miraba a Aerith en ese estado, ella le había explicado que se trataban de sueños... sueños bastantes reales en donde perseguía o cazaba a un cuervo con tres ojos, pero este siempre la guiaba hacia un escenario nuevo. Él la sujeta de sus hombros con cuidado de no alterarla. Después con delicadeza, la hace caminar con él hasta regresarla a la cama. Le habla suavemente, recostandola, secando sus lágrimas y acariciando su cabellera.

La estuvo cuidando por algunos minutos hasta que sus ojos cerraron y cayó en un sueño profundo. Aemond deja ir un pequeño suspiro y se dirige al lado contrario de la cama para acostarse y acurrucarse contra el cuerpo de Aerith, estaba fría, probablemente por la brisa y las bajas temperaturas de la noche que abrazaron enteramente su cuerpo. Se aseguró de arroparla con las cobijas y la cercanía de su piel.

***

Al amanecer, Aerith se encontró con el Targaryen durmiendo a un lado suyo. La estaba abrazando protectoramente, invadiendo por completo su espacio personal. De hecho, si se movía un poco corría con el riesgo de despertarlo. La nariz de Aemond estaba contra su cuello, hundido en él y sus brazos estaban alrededor de ella, estaba aferrado, como si tuviera miedo de que la Stark fuera arrebatada de su lado.

Una pequeña sonrisa se instala en el rostro de Aerith, pero esta se distorsiona un poco y sus ojos se cristalizan. Había sido una noche dura, bastante como para romperla. El cuervo de tres ojos la había visitado y en aquel sueño verde había visto a una mujer... A la mujer roja. Otro personaje más dentro un simple sueño o al menos eso creía.

— Tuviste esos sueños otra vez y anduviste sonámbula en el balcón.— musita Aemond con la voz adormilada, aún sin abrir su ojo y sin moverse.

El cálido aliento del príncipe acaricia el cuello de la joven, provocando que esta se estremeciera un poco.

—Parecía una pesadilla. Había un hombre que me hablaba de como hacía la capa de su armadura con piel de los Stark. Parecíamos estar de caza en Wolfswood, perseguíamos a un cuervo con tres ojos y después... una mujer vestida completamente de rojo se acercaba. Sé que ocurrieron mucho más cosas, pero son borrosas. Sólo recuerdo el inicio. —explica con lentitud, perdiendo su vista en el techo.

—Sí, supongo que pasaron mas cosas porque estabas llorando. —Aemond levanta un poco su rostro para mirarla. — ¿Te afectó haber terminado con la vida de esos mercenarios?

Aerith lleva su atención hacia Aemond.

— No. Éramos nosotros o ellos. —contestó directamente —Tenía la oportunidad y la aproveché. Jamás podría arrepentirme. No dudo en lo absoluto de tus habilidades. Soy testigo de tu destreza y desempeño, pero eran dos individuos en contra tuyo, siempre llevarían la ventaja sobre ti. —sus ojos lo ven con detenimiento, reviviendo esa emoción de adrenalina mezclada con miedo.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora