Capítulo 66; "My Lady"

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UNA PEQUEÑA sonrisa se ilustra en el rostro de Aerith tras haber leído la carta de su esposo que había llegado esa mañana a la Fortaleza Roja

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UNA PEQUEÑA sonrisa se ilustra en el rostro de Aerith tras haber leído la carta de su esposo que había llegado esa mañana a la Fortaleza Roja.

"Iré muy pronto por ustedes".

Volvieron a leer sus ojos con detenimiento, añorando que ese día fuera hoy mismo o mañana.

— ¿La carta de tu esposo? —la repentina voz de Aegon hace fruncir el entrecejo de Aerith, quien se encontraba almorzando en el gran comedor del castillo.

No se había percatado de su llegada. Claramente se había llevado su presencia por sorpresa, ya que este últimamente se la había pasado reposando y recuperándose en su aposento.

— Sí... —responde ella en voz baja, mirando como este se dirige ligeramente cojeando hasta la cabeza de la mesa, es decir, a un costado suyo.

— ¿Y? —el Rey toma asiento y la ve expectante— Me imagino que ahora eres la primera en enterarse de las noticias que ocurren fuera de la capital. —alza ambas de sus cejas, mientras dos guardias se postran detrás de su asiento, cumpliendo su guardia. El dragón lo nota y gira su rostro para observarlos por encima de su hombro— Déjenos desayunar a solas. —ordena este y de inmediato los caballeros obedecieron y se retiraron en un santiamén.

El Targaryen devuelve su vista a ella, esperando una respuesta y clavando sus codos encima de la mesa para entrelazar sus dedos y después recargar su barbilla sobre el dorso de su mano, admirándola.

— ... —la joven relame sus labios, evitando hacer contacto visual con el Rey, con miedo de que el recuerdo de su sueño volviera a invadirla y reviviera esa emoción de compasión por Aegon— Aemond obtuvo exitosamente Harrenhal... su tío Daemon al parecer previó una posible invasión y huyó antes de que su fuerza llegara, Mi Rey. —explica resumidamente.

— Son buenas noticias al parcer, entonces. —sonríe un poco el más adulto y después le extiende una mano — ¿Puedo? —pregunta, incitándola a que ésta le entregara la carta de su esposo.

Aerith por primera vez hace contacto visual con Aegon, recordando de golpe esa mirada llena de cariño que el rey le dirigía minutos antes de morir dentro de su pesadilla. El labio inferior de la Stark titubea un poco y algo dudosa, le entrega el escrito del príncipe Aemond.

El Rey se acomoda un poco en su asiento y comienza a leer concentradamente la escritura de su hermano, hasta llegar al final.

"Iré muy pronto por ustedes".

Las fosas nasales del comarca se ensanchan un poco al leer aquello último y después respira profundamente. Por último, ladea su cabeza y sin más arruga el papel entre sus manos, creando una bola y la arroja hacia sus espaldas. Aerith parpadea repetidamente, mirando como el hombre de a un costado suyo suspende sus brazos sobre la mesa y se ve bastante sereno.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora