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El siguiente día fue un poco más fácil. Me levanté temprano, decidida a seguir adelante. Después de todo, tenía una carrera en la que concentrarme y no podía permitir que esto me distrajera.

Me reuní con mi equipo para una sesión de entrenamiento y me sumergí en el trabajo. La velocidad, el enfoque y la adrenalina de las carreras me ayudaron a liberar parte del dolor que aún sentía.

Durante el entrenamiento, Arthur se acercó a mí durante una pausa.

-¿Cómo te sientes hoy, Stella?- dijo mientras besaba mi mejilla

-Mejor, gracias a ti, necesitaba distraerme y concentrarme en algo positivo- dije sonriendo

Arthur asintió con su sonrisa reconfortante

-Eso es lo mejor que puedes hacer y recuerda, estoy aquí para ti- dijo

Le devolví la sonrisa, agradecida.

-Lo sé, y lo aprecio mucho, Arthur- dije feliz

Después del entrenamiento, Arthur y yo fuimos a almorzar juntos. Fue una comida tranquila, pero llena de amistad. Por un momento, pude olvidarme de todo lo demás y simplemente disfrutar de la compañía de un amigo.

Dos días después, Arthur me invitó a una fiesta tranquila en casa de uno de sus amigos del circuito. Solo una reunión relajada para futuras promesas para el automovilismo. Acepté la invitación, pensando que sería una buena oportunidad para socializar y despejar mi mente.

La fiesta estaba en su apogeo cuando llegamos. La música suave y las risas llenaban el aire. Arthur me presentó a varios de sus amigos, y mientras conversaba con algunos de ellos, Arthur me presentó a un chico.

-Stella, este es Oliver - dijo Arthur con una sonrisa

-Hola, Stella, he oído hablar mucho de ti, es un placer conocerte- dijo sonriendo amablemente

-Hola Oliver, igualmente es un placer. ¿Cómo va todo en el circuito?- respondí, interesada.

-Va bien, gracias, estoy trabajando duro para mejorar mis tiempos. He visto algunas de tus carreras, y debo decir que eres increíble en la pista- dijo sonriéndome.

-Jajaja, gracias, eso significa mucho. ¿Qué te llevó a las carreras?- pregunté, curiosa por saber más sobre él.

Pasamos un buen rato conversando. Ollie resultó ser una persona muy agradable y apasionada por las carreras, al igual que yo. Fue refrescante conocer a alguien nuevo y compartir experiencias.

La fiesta continuó, y mientras conversaba con Ollie y otros amigos, sentí que una parte de mí comenzaba a sanar. Rodeada de personas que compartían mi pasión, pude olvidarme por un momento del dolor reciente. Antes de irme, le pedí su número a Oliver, y comenzamos a mantener contacto regular. Salimos algunas veces, compartiendo más sobre nuestras vidas y carreras.

Las semanas pasaron, y poco a poco, comencé a sanar. Mi relación con Arthur se fortaleció, y él se convirtió en un pilar de apoyo inquebrantable. Seguimos entrenando juntos y compartiendo momentos fuera de las pistas. Con Oliver, nuestras salidas se hicieron más frecuentes, y disfrutaba de su compañía tanto como la de Arthur.

Un día, mientras estábamos en un café, Arthur me miró con una expresión seria.

-Stella, he estado pensando... ¿Qué te parece si hacemos un viaje juntos? Algo para despejarnos antes de la próxima carrera, claro con unos amigos más- dijo

-¿A dónde? ¿Va Ollie? - dije sorprendida.

-No muy lejos, solo un lugar tranquilo para relajarnos y recargar energías. Además, estaremos corriendo en Francia pronto y pensé que podríamos aprovechar la oportunidad. Oliver ya ha corrido allí así que puede mostrarnos algunos lugares- dijo sonriéndome.

Sonreí, emocionada por la idea.

-Me parece genial. ¿Cuándo nos vamos? - dije rápidamente.

Arthur sonrió, contento de ver mi entusiasmo.

-Este fin de semana, si te parece bien- dijo.

-Perfecto- dije.

Al día siguiente de reunirme con Arthur, fui a comprar una cámara y una tablet. Quería comenzar a bloguear porque quería distraerme. La verdad, siempre me ha gustado hablar y contar sobre mi vida.

El viaje fue exactamente lo que necesitaba. Fuimos a Cannes, a la playa. De verdad, la pasé muy bien. Pasamos un par de días explorando, riendo y disfrutando de la tranquilidad. Oliver nos mostró algunos de sus lugares favoritos, y su conocimiento del área hizo que el viaje fuera aún más especial. Me di cuenta de cuánto había cambiado mi perspectiva y de lo agradecida que estaba por tener a Arthur y a Ollie en mi vida.

El viaje nos unió aún más. Compartimos historias, sueños y planes para el futuro. Arthur y Ollie se convirtieron en mis confidentes y compañeros de aventuras. Cada día me sentía más fuerte y más segura de que podía superar cualquier obstáculo.

Al regresar a Mónaco, me sentía renovada. Tenía nuevas energías y un propósito claro: seguir adelante, mejorar en mis carreras y disfrutar de cada momento con las personas que me importaban. Continué entrenando con Arthur, y mantuve el contacto con Ollie.

Mi blog comenzó a ganar seguidores rápidamente. Recibía mensajes de apoyo y de agradecimiento, lo que me motivaba aún más a seguir compartiendo mi historia.

Poco a poco, me di cuenta de que había transformado mi dolor en algo positivo. Había encontrado nuevas amistades. Y aunque todavía había días difíciles, sabía que con el apoyo de Arthur, Ollie y mis seguidores, podía superar cualquier cosa.

Un día, mientras revisaba los comentarios en mi blog, recibí un mensaje inesperado de Paul. En el mensaje, Paul me pedía disculpas y me explicaba que había cometido un error terrible y que lamentaba profundamente haberme herido. Sentí una mezcla de emociones al leerlo. Parte de mí quería perdonarlo y seguir adelante, pero otra parte sabía que merecía algo mejor.

Decidí no responder de inmediato y en lugar de eso, me concentré en mis próximos pasos. Tenía una carrera importante en pocos días y necesitaba estar en mi mejor forma mental y física. Arthur y Ollie me ayudaron a mantenerme enfocada, recordándome que lo más importante era mi bienestar y mi carrera.

La carrera fue todo un éxito. Logré un podio, y la sensación de logro me llenó de orgullo. Después de la carrera, Arthur, Ollie y yo fuimos a celebrar. Nos reímos, compartimos historias y, por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse.

Esa noche, mientras regresaba a mi habitación, reflexioné sobre lo lejos que había llegado. Había pasado por un dolor inmenso, pero también había encontrado una fortaleza en mí misma que no sabía que tenía. Sabía que mi viaje no había terminado, pero me sentía lista para enfrentar lo que viniera.

En los días siguientes, seguí enfocándome en mi blog y en mis entrenamientos.Una tarde, mientras estaba en un café con Arthur, recibí una llamada de un número desconocido. Dudé en responder, pero algo me decía que debía hacerlo.

-¿Hola? - respondí, un poco nerviosa.

-Hola, Stella. Soy Paul- dijo haciendo una pausa -Sé que probablemente no quieras hablar conmigo, pero quería disculparme una vez más y decirte que me alegra ver que estás haciendo algo increíble con tu vida. He seguido tu blog y estoy realmente impresionado- dijo

Tomé una respiración profunda antes de responder. 

-Gracias, Paul. Aprecio tus palabras y tu disculpa. He pasado por mucho, pero estoy en un buen lugar ahora- dije feliz

-Me alegra escuchar eso, si alguna vez necesitas hablar o si hay algo que pueda hacer para enmendar lo que hice, estoy aquí- dijo

-Gracias, Paul. Tal vez en algún momento podamos hablar, pero por ahora, necesito concentrarme en mi carrera y en seguir adelante- dije, sintiendo un peso levantarse de mis hombros.

-Entiendo. Cuídate, Stella- dijo Paul antes de colgar.

Después de la llamada, Arthur me miró preocupado

 -¿Estás bien?-

-Sí, estoy bien. Es solo parte del proceso de sanar- respondí con una sonrisa.

Arthur asintió y me sonrió

-Estás haciendo un trabajo increíble, Stella-

THAT SHOULD BE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora