Capitulo cuatro.

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La tarde para un universitario que estudiaba la fotografía y el arte, normalmente eran bastante relajadas, más sin embargo, él no sólo estudiaba arte y fotografía, sino que también era capitán de varios equipos deportivos, digamos que era una persona extremadamente energética, le gustaba el deporte, ir al gym, comer mucho y dormir por horas.

Así era, pero normalmente se quedaba sin tiempo por sus muchas actividades, le gustaba el ritmo al que corría, le agradaba su vida atareada.

Le gustaba saber que pasaba tan ocupado como cierto estudiante de medicina.

Siempre hizo lo que quiso, le gustaba sentirse libre, estaba estudiando lo que quería, sin ningún tipo de presión, sus padres siempre habían sido muy despreocupados en ese aspecto, pero eso no quería decir que no se esforzaba, le gustaba lo que hacía, y no sentía que fuese una pérdida de tiempo.

Al entrar a la universidad, tomó un curso de aduanas, le gustó, al completarlo, siguió con contabilidad, no era tan bueno en matemáticas pero tampoco un bruto, y los fines de semana asistía a clases de boxeo, su padre solía decirle que lo tomara con calma, pero ir rápido le gustaba, aprendía bien a su ritmo, había practicado más de mil deportes en su vida, había viajado y nunca se cansaba de intentar algo nuevo.

Sabía tantas cosas y aun quería seguir aprendiendo.

Simplemente le gustaba su mundo, su confianza, su carisma.

Recuerda cuando perdió mucho de ello, al terminar con Zoro, su ser completo se apago, intento disimular siguiendo con sus actividades diarias, pero todos decían lo mismo.

《Estas algo lento hoy》Así se sentía, lento, apagado, ya no corría, caminaba, y eso fue lo que más le dolió. No solo había perdido a quien amaba, sino también que perdió parte de sí mismo, abandono varias actividades, dejó de asistir a los clubes y su sonrisa había disminuido.

Ya no brillaba tanto.

Jamás había estado tan deprimido como esos meses, ni siquiera cuando su hermano, Sabo decidió  seguir los pasos de su padre, Dragon, e ir a estudiar en una academia de policías, siempre le gusto ser justo y repartir justicia por doquier, su padre, fue un gran policía, igual que su abuelo, o al menos eso ha escuchado.

Jamás lo conoció. Ni a él ni a su madre, pero no los odia, en realidad, no siente nada al respecto. 

Suspiro, recordando cuanto le gustaba salir a la playa con Zoro, como se burlaba del mismo por perderse cada dos metros y lo mucho que adoraba jugar a las peleas. Sonrió con nostalgia, pensando una vez más....

《¿Que me falto?》 Ya no le dolía, ya no lo amaba, pero le hubiese gustado saber, nunca se lo pregunto y jamás lo haría, no iba a arruinar la poca amistad que tenían, pero en el fondo de su ser, apesar de ocultarlo, cada día se levantaba y se preguntaba si las personas un día también lo reemplazarán como lo hizo él.

Por supuesto que vio los cambios, por supuesto que noto las actitudes, por supuesto que vio claramente las miradas indiscretas y por supuesto que noto como su amor se desvanecía con el tiempo...

Entonces, ¿el tiempo haría que dejaran de quererlo?

Estaba asustado.

No quería dejar de ser importante para las personas que quería.

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El capitán de corazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora