Capitulo Dos.

109 16 20
                                    

Law estaba confundido, quería estrellar la cabeza contra la mesa de madera frente a él, su corazón cabalgaba con rapidez una vez más, él causante de tal reacción se encontraba riendo escandalosamente a sólo unas mesas de él y su grupo de amigos.

Se veía tan precioso como la primera vez que se encontraron, aun le era impactante pensar que era lindo, más que todo porque, jamás en su vida le había gustado alguien, y jamás pensó que la primera persona en llamar su atención sería un chico.

Si, Law estaba descubriendo que tal vez, quizá y solo quizá, no era tan heterosexual como pensaba. En realidad, nunca lo pensó, solo asumió que alguna chica lo maravillaria en algún momento y ya. Claro que no espero ser atacado por una sonrisa tan brillante como sol y descubrir que sufría de un enorme gay panic cada vez que estaba cerca de aquel revoltoso chiquillo.

—Que asco me das. —Kid no podía creer lo que veía, y es que, ver a Law desviar la mirada tan rápido como la velocidad de la luz cuando ese mocoso le sonrió, era totalmente desconcertante. —Si te gusta ve y háblale, me estas poniendo nervioso hasta a mí, joder.

Si las miradas mataran, todos estarían en el funeral de kid llorando desconsolados.

Soltó un suspiro, sin poder creérselo, nunca se había sentido tan ansioso en su vida, ni siquiera cuando lo reclutaron de emergencia en un hospital del centro de la ciudad por falta de personal. Era un prodigio, después de todo.

Volvió a suspirar, observando de reojo como su mejor amigo se levantaba fastidiado soltando un comentario sobre que el amor apesta mientras se largaba del comedor.

—No es mi culpa que Baby te haya engañado, idiota. —Refunfuñando, rodó los ojos para levantarse, y sin poder evitarlo, su mirada se desvío al peculiar grupo de amigos lejos de él, específicamente, en él, Luffy.

No iba a decirlo en voz alta, aún conservaba su dignidad, pero aquel chico, le daba una curiosidad inmensa, tanto porque para los demás parecía ser demasiado obvio que le gustaba Luffy, pero para él no. Sabía perfectamente a lo que se referían con "gustar" y no era el término correcto para lo que él sentía.

Creía fielmente que no era así, y, por terquedad, quería averiguar qué era lo que hacía que su corazón le desobedeciera de aquella manera tan peculiar.

Por esa misma razón, termino en aquel gran campus, en una de las filas de arriba con otros espectadores, se había enterado que Luffy jugaba en varios equipos deportivos de la universidad, por lo que, aunque detestaba el ruido y lugares con gente amontonada, se regaño a sí mismo cuando se hayo escabullendose de su grupo para ir a meterse a tal lugar.

Se repitió que no estaba siguiendo a Luffy y continuo mirando aquel partido de un deporte que realmente no entendía, Volleyball.

Al parecer quien dirigía el equipo era Luffy, había escuchado a varios chicos del mismo equipo llamarle capitán.

Capitán...

Algo dentro suyo se removió, como si le diese la razón.

Y nuevamente, estaba apunto de sufrir un infarto, Luffy sonrió en grande al anotar un punto, carcajeo mientras se levantaba nuevamente y acomodaba sus rodilleras de forma rápida. Sus amigos festejaron.

Luffy era bastante popular en la Universidad One Piece, todo el mundo lo conocía, ya sea por sus grandes arrebatos, por meterse en peleas constantemente o por ser el capitán de algún equipo deportivo. Era toda una celebridad y el pequeño ni cuenta se daba.

Al terminar el partido, sonriendo victorioso, miró a su alrededor, al encontrarse con la mirada de Torao, ensancho su sonrisa y lo saludo energéticamente, para luego voltear hacia sus amigos retirando el sudor de su rostro.

El capitán de corazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora