El capitán de corazones.

Capitulo Diez.

Fingir. Ha Trafalgar Law se le daba genial fingir, en la secundaria, solía fingir que estaba de acuerdo con los idiotas de clase para que cerraran la boca un rato, en la universidad no dejaba de fingir que no se percataba de los suspiros soñadores de los demás cuando pasaba a su lado. También fingía que no quería estrangular a sus profesores a diario. Pero, lo más importante, fingía ser indestructible, insensible, nada podía ponerlo en la cuerda floja. El único problema de fingir es exactamente eso, no era real.

Y jura que lo intento, al despertar al lado de Luffy, intento no parecer un imbécil que no tenía la menor idea de como actuar solo por haberse dado unos cuantos besos anoche. Fue un fracaso. Balbuceo al saludar, se encogió, fingió demencia y Luffy terminó burlandose de él.

《Relájate, hombre, que no muerdo.》 ¿Como diablos iba a estar calmado? ¿Como podía estar tranquilo después de haber estampado a su crush contra una pared y haberle dejado los labios rojos? Los nervios lo consumían, sus huesos temblaban y su respiración era tensa.

《¿Entonces... estamos saliendo?》 Pensó, impaciente, casi exasperado, no se lo había pedido, y supuso que Luffy tampoco lo haría, además, de ser él caso, no aceptaría, debía ser él quien diera paso a esa posibilidad, pero ahora era extraño tenerlo de frente y recordar como se retorcía soltando aquellos quejidos con voz aguda muy cerca de su boca.

Negó repetidamente, estaban en medio desayuno por Dios, Trafalgar, compórtate, ni siquiera habían llegado a ese extremo, solo se besaron.
《Pero fue con lengüita》afirmó para sí mismo, orgulloso, sintiendose un completo estúpido por la conversación que se desarrollaba en su mente. Era una mezcla de todo un poco, emoción, miedo, enojo, alegría e inquietud.

Suspiro, por quinta vez en el desayuno, escucho una risa divertida a su lado, lo miro de reojo, sabía que luchaba contra el impulso de burlarse de su persona, era evidente su angustia y apesar de que Luffy había actuado lo más normal posible, se le veía más atento a él y eso lo mataba por dentro.

¿Qué pasa? Si, era un tipo rudo, con tatuajes, mal mirado y que la mayoría del tiempo era un amargado, serio y frío, pero estaba perdidamente enamorado de ese pequeño, le gustaba su atención, le gustaba cuando se volteaba hacia él con sus grandes ojos y preguntaba su opinión acerca de cualquier cosa, le gustaba estar ahí, presente para él.

—Torao... lo he estado pensado y quiero que seas mi-

—¡Ni se te ocurra decirlo, Monkey. D Luffy! ¡Si te atreves a humillarme de esa manera juro por Beppo que dejaré de hablarte!—El amenazado alzó las manos en son de paz, Beppo fue el peluche gigante que Luffy ganó para él en Water 7, en realidad, el plan era ganarlo para Luffy, pero terminó avergonzado con su mala puntería.

—Dame tiempo, ¿vale? Mi cabeza necesita enfriarse.

—Eres un dramatico, shishishi. —Sonrió alegre, anoche no tuvo tiempo para pensar en inseguridades, ni en el que dirán, raramente, no había nada de eso en su cabeza, no existía tal cosa en su ser, no en ese instante.

—Ejem... tu padre dijo ayer que tenias una pasarela, ¿también eres modelo? —Sonrió emocionado, levantándose de su asiento, dio una vuelta.

—Algo así, Papá Buggy me enseñó algo del mundo del modelaje, me gustó y accedí a ayudarlo con una pasarela que organizo junto con Brook.

—¿Brook? ¿Él hombre alto y pálido que parece esqueleto?

—¡Oye! ¡Respeta a mis amigos!—Viró los ojos divertido, al fin volvían al mismo ambiente que tanto le gusta, la confianza y naturaleza con la que se trataban, ahora, con algo más de ilusión en el aire, con miradas brillantes entre las sonrisas cómplices. —Tu amiga parece anemica.