Capitulo 0

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[Introducción; Sanji]

Ser una persona prudente era una gran virtud que no muchos poseían, pero Sanji estaba orgulloso de serlo, solía pensar antes de actuar, por lo tanto, lograba prevenir las consecuencias de sus actos al no ser una persona imprudente.

Pero ahora, acostado completamente desnudo en la cama de un completo desconocido, que además roncaba como si estuviera quedándose sin aire en los pulmones, con un dolor de cabeza insoportable, y un mal presentimiento formándose en su pecho, no podía evitar pensar lo contrario.

Sanji se encontraba bajo sábanas blancas, boca arriba con los ojos abiertos, con el hombre desconocido aferrándose fuertemente a su pecho desnudo mientras su exhalaciones erizaban su piel, sin poder moverse, tanto por encontrarse atrapado entre los brazos del tipo desconocido, como por el pánico que su cuerpo estaba experimentando.

No se consideraba un desconectado del sexo, no era un mojigato, por lo tanto, no le asustaba despertar en una cama que no era la suya, acompañado de su amante después de un buen polvo, incluso podía seguir en contacto con el segundo involucrado si era de su agrado, el problema radicaba en que específicamente jamás había despertado en los brazos de un hombre, mucho menos uno que parecía tener la fuerza necesaria para romperlo en dos sin esfuerzo alguno.

Sanji era un hombre completamente heterosexuales, amaba a las damas absolutamente, pero ahora, no sabía que pensar de sí mismo.

No le dolía ni un músculo, eso era una señal de que todo había sido consensuado, de todas formas, el rubio era lo suficientemente fuerte para defenderse estando ebrio e incluso de un tipo así de enorme, por lo tanto, todo llevaba a una sola conclusión; Sanji había estado consiente de sus actos mientras los realizaba, lo cual sinceramente no apaciguaba para nada sus nervios.

El tipo balbuceaba entre sueños, liberando a Sanji de su agarre debido a que se había dado la vuelta, dándole la espalda al rubio mientras continuaba durmiendo plácidamente, lo cual saco al rubio de su estupor, permitiendo que se levantará rápidamente de la cama, para alejarse lo más posible del peliverde.

Repentinamente, un dolor punzante en la parte baja de la cintura lo abofeteo tan fuerte que volvió a sentarse en la cama, llevándose una mano hasta la parte dolorido con una mueca de incomodidad en el rostro. ¿Qué me ha hecho ese idiota?, pensó Sanji fugazmente, mientras miraba recelosamente al ser que seguía roncando como un animal.

Volvió a recostarse completamente, agotado, intentando de esa forma que el dolor fuera menos. Sabía como funciona el sexo entre dos hombres, tampoco era un tonto, lo cual solo lograba molestarlo mucho más, porque eso significaba que si le dolía esa parte específicamente él había sido el de abajo, por lo tanto, eso solo doblegaba enormemente su orgullo.

Inevitablemente los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente, con un hombre de sonrisa burlona tomándolo de la mano, mientras el rubio reía en voz baja sosteniendo al contrarió firmemente para continuar caminando apresuradamente a algún lugar que Sanji desconocía. Reconoció que el durmiente junto a él era el mismo que el de sus sueños, porque ese horrible cabello era complicado de ignorar.

El escenario cambió rápidamente, ahora con el peliverde encima de su cuerpo, cubriéndolo sin esfuerzo, mientras gotas de sudor descendían desde su frente hasta su pecho enrojecido, con una mueca de satisfacción formándose en su rostro, continuando de esa forma el vaivén firmemente con...

Sanji abrió los ojos rápidamente, disipando las imágenes que se formaban en su cerebro sin control, con la respiración agitada, el corazón alterado, y las mejillas rojas. Definitivamente, había tenido sexo con el jodido tipo de cabello de alga.

Todavía era temprano, se dio cuenta gracias a la luz de aurora que se colaba por la ventana abierta, era una mañana fresca, un poco nublada porque el sol seguía sin aparcer. A Sanji no le gustaba huir sin avisar después de follar, era más del tipo que se quedaba hasta dejar a sus amantes bien alimentados, entonces esta ocasión no serías diferente, incluso aunque seguía considerando todo lo sucedido como un error. Decidió que almorzaría junto al tipo, luego se marcharía para jamás volver, un trato justo para todos.

Encontró sus ropas esparcidas por el suelo junto a las vestimentas del contrario, procediendo a vestirse rápidamente, para después tomarse el tiempo de escanear el lugar en donde se encontraba. Era un apartamento, seguramente en algún segundo piso si tenía en cuenta la altura que la vista le ofrecía, la habitación era regularmente pequeña, con la cama acaparando la mayoría del espacio, con paredes blancas ralladas con extraños dibujos que parecían hechos por un niño pequeño, aunque en el lugar no parecía haber presencia de infantes, por lo tanto, Sanji no sabía identificar de donde procedían.

Decidió que ignoraría todo aquello que no entendía solo por ahora. Inevitablemente, se acerco lentamente hasta el hombre durmiendo, necesitaba ver su rostro para comprender el por qué de sus actos, encontrándose con un rostro relajado, los labios entreabiertos de donde escapaban los sonidos ahogados, la nariz un poco arrugada debido a cada respiro entrecortado, Sanji debía reconocer que el tipo era sumamente atractivo, con una belleza intimidante que era imposible de ignorar, incluso con la cicatriz que surcaba por completo uno de sus ojos, el rubio recordaba nítidamente que el peliverde lo mantenía eternamente cerrado, logrando despertar la incertidumbre en su interior.

El tipo era un policía, lo sabía tanto por el traje desparramado en el suelo, como por llamarlo de esa forma durante la mayoría de la noche pasada, Oficial; se repetía en su cabeza sin parar, con su propia voz saliendo especialmente llamativa desde sus labios. Mierda, ¿con quién me he metido?; pensó Sanji horrorizado. No le asustaba que el desconocido fuera un policía, pero si le molestaba involucrarse con ese tipo de personas.

El hombre parpadeó sus ojos cerradas, asustando a Sanji que escapo rápidamente de la habitación, porque no quería que el hombre lo encontrara viéndolo como un pervertido. Se dedico a buscar la cocina, sin mirar demás el apartamento, no quería profanar el espacio privado del contrario, encontrándola justamente después de la sala.

Era un espacio pequeño, en donde cabía una barra que funcionaba como mesa al parecer, pero era especialmente acogedora debido a su color amarillo que la volvía más luminosa. Sanji no era una persona que juzgaba solo por hacerlo, pero era imposible no reconocer que el dueño del apartamento tenía un pesimo gusto en la moda, teniendo en cuenta el color tan llamativo que tenía por cabello.

Después de hurgar brevemente en la alacena se dio cuenta que todo estaba definitivamente vacía, a excepción del frigorífico que tenía algunos huevos, vegetales, queso, pizza fría, e incluso algo que olía como si se encontrara en mal estado, pero nada más. Bueno, Sanji se las arreglaría para hacer un desayuno adecuado, no le importaban lo que el desconocido pensará de su comida, pero era un cocinero de primera clase, por lo tanto, era su deber realizar un buen alimento.

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Se me ocurrió esta idea mientras escuchaba una canción, entonces quiero ver que puedo hacer. Espero les guste como a mi.

IF.

"El deseo de la pequeña Kora" [ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora