Capitulo (catorce)

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[Deseo compartido].

--¿Marimo? --cuestionó el rubio completamente confundido de verlo tan tarde frente a su puerta, levantando una de sus cejas rizadas cuando Zoro permaneció en silencio, parpadeante como si repentinamente no supiera lo que tenía que decir--. ¿Sucede algo?, o tal vez, ¿olvide algo en tu casa?.

Cuando los ojos hipnóticos del rubio se posaron en su persona esa madrugada después de abrirle la puerta de su departamento, repentinamente toda la confianza con la que había avanzando hasta ese momento se había esfumado en cuanto su ojo gris chocó con el azul cielo del cocinero, dejándolo desarmado nuevamente ante su atenta atención, porque su mente solía volverse incapaz de actuar correctamente si tenía a Sanji tan resplandeciente ante su vista.

Zoro parpadeó una vez más para traer a su conciencia de regreso, pasando saliva por su garganta para preparse correctamente para cuando hablará, porque no quería equivocarse, quería que sonará tan claro como le fuera posible para que en Sanji no quedará la duda de lo que sentía, esta ocasión no retrocedería por más temeroso que se encontrara, Sanji escucharía lo que su corazón tenía por decir.

--No, no es eso, es... --Zoro guardo silencio nuevamente, suspirando levemente para bajarse los nervios que le subían por el estómago hasta provocarle unas ganas inmensas de vomitar, porque era evidente, por la manera en que sus manos se retorcían inquietas entre sí, que se encontraba absolutamente nervioso--. Es solo que, no sé ni siquiera por donde empezar, lo siento.

El rubio asintió lentamente con la cabeza, todavía mirándolo con ojos entrecerrandos en confusión pero rápidamente, al ser consciente de la indecisión del oficial, abrió más la puerta de su apartamento, en una invitación silenciosa de que podía adentrarse a su casa, lo cual, el peliverde capto, así que se metió a el hogar del cocinero, siguiéndolo hasta la sala en donde el rubio amablemente lo invito a tomar asiento.

--Está bien, no te presiones a ti mismo marimo, puedo escucharte ahora aunque sea tarde, pero primero te prepararé una tasa de té, ¿que te parece? --preguntó el rubio de manera suave, sonriendo un poco para tranquilizar los nervios visibles de Zoro--. Espera un momento sentado, volveré tan pronto como terminé.

Zoro asintió con la cabeza mientras veía como el cocinero se dirigía a la cocina para preparar las tasas de té para ambos, agradeciéndole mentalmente por lo bueno que era para comprenderlo con solo ver su rostro, pues Zoro comprendió instantáneamente que el rubio le ofreció té solo para apaciguar su nerviosismo, es era algo que solía hacer cuando lo notaba ansioso o distraído, así que era evidente que Sanji podía leer entre líneas tan claro como ningún otro.

¿Cuánto amor más podría seguir acumulando para Sanji?, se preguntó mentalmente, sonrojándose un poco ante sus propios pensamientos giratorios en torno a el rubio.

Unos minutos más tarde, el rubio apareció nuevamente en la sala, con dos tasas de vidrio humeantes en sus manos, ofreciéndole una a el oficial y quedándose con la otra mientras se sentaba junto a Zoro, con sus hombros rozándose levemente debido a el reducido espacio que había optado por tomar. Zoro tomo un sorbo de su tasa, suspirando con confianza cuando el agradable sabor a té de manzanilla con leche acaricio sus pupilas gustativas en un conocido reconforte que le devolvió un poco la paz que necesitaba.

Sabía que no solo era a causa de la agradable bebida, sino también por la silenciosa compañía que presionaba su hombro en una caricia que guardaba secretos.

--Ya sabes que puedes decirme lo que quieras, Zoro, si te sientes nuevamente presionado o los pensamientos intrusivos volvieron a tu mente, entonces solo dímelo, te escucharé --habló el rubio después de un momento de silencio cómodo, con lo primero que llegó a su mente, en una resolución que no era tan equivocada--. O si solo quieres mi compañía entonces te la daré, porque no...

"El deseo de la pequeña Kora" [ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora