[Dejar ir].
Dos años después;
Zoro jamás creyó que llegaría el día en que tendría el suficiente valor para afrontar esa situación por completo, tomar ese suceso que lo había hecho un hombre hueco que caminaba por el mundo sin corazón entre sus manos, solo para abrazarlo, maldecirlo, comprenderlo, y eventualmente soltar esa pena espinosa que le arañaba los sentidos cuando se aferraba a ella, lastimándolo en el costado hasta hacerlo sangrar, pero había llegado el día en que su alma estaba preparada para dejar ir la tristeza del pasado, y aferrarse con amor a el presente.
Desde que Kuina había muerto, hace cuatro años exactamente, él jamás había vuelto a poner un solo pie en el cementerio después de su sepelio, porque realmente no tenía la fuerza emocional necesaria para hacerlo, es por eso que constantemente sentía remordimiento por no visitar ni una sola ocasión su tumba, dejándola sola incluso del otro lado, pero, simplemente su corazón no estaba preparado para recibir ese golpe de absoluta que lo volvería todo más real, rompiéndolo.
Pero después de tanto tiempo de navegar entre la depresión que le había causado su ausencia, ese día se encontraba caminando completamente solo en el cementerio, escaneando entre el montón de lapidas grisáceas algúna que tuviera su nombre, porque ni siquiera recordaba en que lugar exacto permanecía el cuerpo de su mejor amiga ahora hecho polvo, su mente simplemente lo había borrado en un desesperado intento de volverlo menos propenso a recordar ese día de nubes grises en el cielo, justo como ahora, en donde el cielo otoñal estaba completamente nublado, con una brisa fría que le erizaba los huesos.
Se detuvo abruptamente frente a una lapida en especifico cuando su vista capto el nombre escrito, con su corazón apretándose tan fuerte de un inmenso dolor que le revolvió las entrañas, mientras que sus piernas temblaban, haciéndolo caer a el pasto verde de rodillas, con la respiración agitada y su rostro envuelto en una sombra de profundo e innegable pesar.
Shimotsuki Kuina.
"Solo muere quien es olvidado, así que, amado, guardame en tus recuerdos de una manera alegre, no mojes el suelo con tus lágrimas, no sufras eternamente, que incluso aunque no me veas, siempre estaré justo a tu lado".
Sintió dolor, mucho dolor, ese que se experimenta cuando eres consciente de a quien perdiste, cuando ese hueco que dejo su ausencia solo se acentua, cuando te das cuenta que se ha marchado para siempre ese amor que ahora se convertira en eterno, pero no sintió que moriría justo como había imaginado en el pasado, tampoco niguna crisis invadió su sistema, simplemente dolía porque era el amor de su vida quien estaba bajo tierra, ese amor que jamás volvería a ver.
Pero en su mente estaban esas palabras reconfortantes que el rubio le había dicho antes de dejarlo venir solo a su propia petición, pues Zoro quería que fuera un momento completamente íntimo entre su amiga y él, por lo tanto, podría traer a su esposo y a su hija después también.
''-Recuerda, Zoro, si te sientes mal o te da una crisis solo tienes que contactarme e iré contigo tan rápido como sea posible, no tienes que volver a pasarlo solo, yo y Kora estaremos contigo, ¿si, amor?-". Esas habían sido las palabras de Sanji, luego había besado su frente con cariño y lo había dejado marcharse en el auto con rumbo a el cementerio.
Y, era cierto, que aunque era su dolor no tenía por que volver a pasarlo solo, e inevitablemente eso lo reconfortaba como nunca antes.
Así que, respirando profundamente para calmarse, se dejo caer completamente en el suelo, sentando sobre el pasto con las piernas cruzadas mientras veía con el ojo entrecerrado la piedra un poco machada de tierra, hojas secas y flores marchitas que él no había puesto, así que seguramente algún alma bondadosa las había colocado al verla tan sola, lo cual agradecía enormemente, porque era un bonito gesto que de ahora en adelante él mismo podría hacer, porque a Kuina si le gustaban mucho las flores cuando vivía.
ESTÁS LEYENDO
"El deseo de la pequeña Kora" [ZoSan]
Fanfic"Sanji no solía ser una persona imprudente, solía pensar antes de actuar, previniendo de esa forma las consecuencias de sus acciones, pero ahora, en la cama de un completo desconocido, no podía evitar pensar lo contrario". _________ O en donde la pe...