[El rencuentro a causa de Kora].
Zoro debió suponer que no era un hombre con buena suerte, porque el destino jamás era bondadoso con su persona, siempre dándole golpes de vida que lo dejaban sin aliento, pero Zoro tontamente había confiado en sus propias palabras, pero como siempre, nada le resultaba como quería.
Zoro estaba entrando en pánico, con el cuerpo temblandole mientras corría por los grandes pasillos del supermercado, logrando que sus rodillas se sintieran tan débiles como si estuviera apunto de caer, desesperado buscaba con la vista alguna cabellera castaña que se asemejará a la de su hija, su corazón latía desbocado dentro de su pecho mientras se le estancaba la respiración, temeroso de no verla a su alrededor, porque la pequeña niña no estaba junto a él justo como la había dejado.
Anteriormente se encontraba en el lugar junto a Kora, debido a que los domingos solían abastecer la alacena con despensa, no era domingo pero finalmente esta mañana de martes Zoro había tenido el tiempo libre, entonces había decidido venir al lugar para distraerse un poco también, no solía salir mucho más que sólo para cumplir su trabajo, además a Kora tampoco le gustaba salir de casa, era un niña un tanto seria que prefería el silencio del apartamento, pero ambos disfrutaban de pasear por los abastecidos pasillos del lugar, era una rutina que a los dos les gustaba.
Kora siempre se subía en el carrito en la pequeña sesión para niños, señalado con sus pequeños dedos cada vez que algún producto colorido le llamaba la atención, atenta con sus grandes ojos marinos a todo lo que el peliverde colocára dentro del vehículo. Después de cumplir con todo en la lista, que realmente no era demasiado porque Zoro era pésimo para la cocina, se dirigieron a la caja para pagar, justo cuando el peliverde estaba por hacerlo la pequeña niña le había pedido que la bajará, pues al parecer algo había robado su atención en los los mostradores cerca, Zoro se lo concedió, tomándola de la mano mientras ponía nuevamente su vista en la mujer encargada de cobrar frente a él.
Sólo apartó los ojos de su hija por un minuto, pero repentinamente presintió la ausencia de Kora, mirando instintivamente a su lado, pero no había rastro de la castaña, solo un espacio vacio de donde tenía que estar. Su cerebro rápidamente se encendió, corriendo por los pasillos mientras llamaba a la niña por su nombre sin respuesta, logrando que su cuerpo entero comenzará a sudar con nerviosismo, con un nudo formándose en su estomago.
Repentinamente la imagen de Kuina llego a su mente, recordándole la última vez que la había visto con vida, sonriente mientras cargaba a la pequeña Kora entre sus brazos que reía ruidosamente. Su respiración se agitó inevitablemente, con su vista nublandose al recordar lo que horas después le había sucedido a su amiga en ese accidente, arrebatándole lo que más amaba para siempre, dejándolo solo para cumplir algo que no podía.
Cuidarás de Kora cuando te necesité, ¿cierto?; esas habían sido las ultimas palabras de la peliazul antes de desaparecer por la puerta, sin siquiera dejarlo contestar. Pero ahora, Zoro temía no cumplir su palabra, porque él no era un buen padre para la niña, tal vez, jamás lo sería.
--¡Kora! --gritó cuando la vió a lo lejos, cerca de la sesión de vegetales, de pie junto a un hombre que se encontraban acuclillado para verla mejor.
No lo pensó demasiado cuando alejó a la niña del tipo rubio, tomándola entre sus brazos para abrazarla fuerte contra su pecho como si temiera que el cualquier momento pudiera desaparecer de entre sus manos. Pegó su rostro a los cabellos rizados de la niña, dejando que sus lágrimas se limpiarán con ellos.
--No vuelvas a apartarte de mi lado, Kora --soltó en voz baja débilmente, con la ñiña devolviéndole el abrazó con dificultad--. Escúchame, no vuelvas a soltarme la mano por nada del mundo, si necesitas algo sólo dímelo. ¿Me escuchaste? --preguntó Zoro apartándose para ver el rostro asustado de la niña, quién solo lo miró con ojos grandes--. ¡¿Qué si me escuchaste, Kora?!
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"El deseo de la pequeña Kora" [ZoSan]
Fanfic"Sanji no solía ser una persona imprudente, solía pensar antes de actuar, previniendo de esa forma las consecuencias de sus acciones, pero ahora, en la cama de un completo desconocido, no podía evitar pensar lo contrario". _________ O en donde la pe...