[Introducción; Zoro]
Zoro no solía tener buenos sueños, e incluso siempre solía levantarse mucho más cansado de como se había acostado la noche anterior, pero en esta ocasión fue completamente diferente, se sentía ligero como el viento, también liberado con cada una de sus extremidades hormigueando agradablemente, por lo tanto, continuaba en un buen sueño con la mente en blanco, era mucho mejor que su cruda realidad.
Repentinamente, el olor indiscutible de comida siendo freída llego hasta sus fosas nasales, para expandirse por todo su sistema, que inevitablemente le recordaba a cuando era joven y solía esperar pacientemente a que la hermosa mujer de cabellos azules le sirviera su plato, para después comer entre risas tontas por parte de ambos, le recordó a cuando la vida era mucho más buena.
Sin poder evitarlo, su ojo gris se abrió a la superficie, encontrándose con el techo blanco de su habitación, mientras parpadeaba lentamente para desperezar, pero cuando el olor se volvió más persistente se dio cuenta que no había sido solo un sueño, pero su incertidumbre creció al recordar que ahora era la única persona que cocinaba en la casa.
¿Podría ser posible que ella haya vuelto?, se preguntó el peliverde fugazmente, con su mente burlándose de su pensamiento tan tonto.
Se levanto de la cama rápidamente, dándose cuenta después de desprenderse de las sábanas que estaba completamente desnudo, con marcas rojizas esparcidas por todos sus pectorales, mientras la espalda le ardía superficialmente, no pudo evitar asustarse un poco, porque no era algo que Zoro acostumbrará realizar en absoluto.
¿Podría ser que...?. De ninguna manera, se recordó a sí mismo, porque no tenía ni el tiempo ni mucho menos las ganas para hacerlo, pero entonces un silbido cantarín se dejo escuchar por todo el apartamento, mientras el olor a especies continuaba inundado el lugar, sacando de esa forma a Zoro de sus pensamientos.
Se colocó ropa limpia sobre su cuerpo un poco pegajoso debido al sudor, dándose cuenta que su uniforme se encontraba totalmente manchado de algo que Zoro no se molestaría en averiguar, para después salir de su habitación, dejándose guiar tanto por el olor como por el sonido que no cesaba, lo cual lo termino llevando hasta la cocina.
Se quedo estático en la puerta, mientras miraba sorprendido la figura esbelta del intruso, quien contorneaba las caderas a la par de sus cantos, con el torso desnudo en donde varías marcar rojas se pintaban desde el inicio de sus hombros hasta su pequeña cintura, con las manos ocupadas en la estufa en donde el aceite seguía cocinando lo que sea que el rubia realizará.
¿Quién demonios era ese rubio?; se preguntó mentalmente Zoro.
Ni siquiera tuvo tiempo de seguir pensando cuando el individuo se giro, con dos platos de comida que desprendía un olor agradable y cálido en sus manos, los cuales coloco sobre la mesa, para después concentrarse en el hombre en la puerta, quien tenía la boca abierta y una expresión de horror en el rostro.
--Veo que finalmente despertaste --soltó el rubio despreocupado, con una media sonrisa formándose en sus labios rosados.
Demonios. El tipo era excepcionalmente atractivo, con un rostro tan claro como la misma lluvia, sonrisa descuidada, con su cabello dorado cubriendo uno de sus ojos, que eran tan azules como el cielo, e incluso su extraña ceja enroscada era sumamente atractiva para sus rasgos. Tenía un cuerpo esbelto pero definido en cada una de sus proporciones, su pecho estaba igualmente rojizo, como el de Zoro, lo cual solo logro un sonrojo en el peliverde.
--¿Quién mierda eres tú? --por supuesto, era complicado que su boca conectara con su cerebro, entonces no solía ser amable en absoluto.
--¿Es así como recibes a tus amantes al amanecer?, vaya, dormir tanto seguramente te puso de malhumor --contesto el rubio, mientras volteaba los ojos indignado.
--¿Amantes? ¿Dormir tarde? --pregunto Zoro confundido, logrando que el rubio lo mirará como si de un idiota se tratará.
Repentinamente Zoro recordó la hora, soltando maldiciones entre dientes, porque no faltaba mucho para que ella llegará, y no podría permitir que lo viera en esta faceta.
--Bueno, no tienes porque ser...
--Mierda, tienes que irte ahora --interrumpió Zoro tajantemente al rubio, mientras corría a su habitación para tratar de arreglar el desastre en ella.
--¿Disculpa? --cuestiono el rizado con tono indignado, abandonando la cocina para seguirlo--. Al menos podrías ser más amables, ¿no lo creés?.
--No --contesto Zoro cortante--. No tengo tiempo para esas cosas, vete, no quiero que ella te veía aquí, después se hará ideas erróneas.
Inevitablemente, el rubio se sintió sumamente humillado por lo brusco que el peliverde estaba resultado ser, dándose cuenta de las palabras que el peliverde soltaba, tratando de atar los cabos sueltos que ahora eran más claros a la vista.
--Eres un completa idiota, ¿estás casado? --pregunto Sanji alterado, mientras veía al peliverde quitar las sábanas sucias de la camas, después de haber recogido su uniforme del suelo--. Eso pudiste haberme dicho ayer, joder, no entiendo que mujer podría fijarse en un ogro como tu. Además al parecer tienen incluso una hija.
El rubio señalo los rayones coloridos en la blanca pared, en donde se podían ver tres personas mal dibujadas, logrando que la sangre de Sanji se helará.
--No es de tu incumbencia lo que sea que tenga, solo vete cejas raras, te dije que no quiero que te vean aquí --continúo Zoro, concentrándose en ver al otro hombre en la habitación, quien lo miraba recelosamente.
--Vete a la mierda musgo con patas --escupió el rubio molesto--. Me gustaría decirle a esa pobre mujer el tipo de hombre que tiene, pero jamás me perdonaría hacerle daño de esa forma, mucho menos haber participado en ello. Joder, ojalá sola se de cuenta y te mande a la mierda.
Zoro no contesto nada absolutamente, simplemente observo como el rubio se daba la vuelta enojado, pisando fuerte mientras salía del apartamento azotando la puerta detrás de su espalda, todavía con el torso descubierto. Sabía que no debió de haber sido tan brusco, porque no era culpa del rubio, pero sinceramente no podía evitarlo, además, no tendría que volver a verlo jamás, entonces no tendría la vergüenza de verlo a la cara después del desastre.
Unos minutos después de que el rubio se marchará, con su habitación medianamente en orden, el timbre resonó en todo el apartamento, avisándole que ella había llegado.
--Buenos días señor Zoro --fue lo primero que escucho al abrir la puerta, por parte de la mujer peliazul--. Se nos hizo un poco tarde por el trafico, pero ahora estamos aquí.
Zoro le sonrío levemente a la mujer, porque gracias a su tardanza no había tenido que verlo junto al rubio. En sus brazos cargaba a la pequeña castaña, que se encontraba un poco adormilada, pero en cuanto vio a Zoro extendió sus brazos para que la cargará.
--Papá Zoro --soltó la pequeña en un murmullo adorable, escondiendo su rostro en el cuello de su padre después que la cargará en brazos.
--No durmió bien nuevamente, creo que solo unas tres horas. La mayoría de la noche estuvo despierta totalmente imperativa --informo la mujer, entregándole el resto de cosas que le pertenecían a la niña--. Pero bueno, estamos aquí ahora.
--Está bien Tashigi, gracias por cuidarla mientras realizaba mi turno de noche, eres demasiado amable --le dijo Zoro educadamente, con una pequeña sonrisa en los labios.
--No es nada, puedo cuidarla siempre que lo necesites --dijo la mujer nerviosamente, con sus mejillas tornándose de un tono rozado, mientras comenzaba a alejarse de la puerta para marcharse del lugar.
Después de que la mujer los dejará solos, se adentro nuevamente a su departamento, para darle de almorzar a su pequeña niña, para luego llevarla a su habitación para que intentara dormir.
En la barra todavía se encontraban los platos humeantes con comida bien condimentada, no confiaba en ese tipo de cejas raras, pero no tenía más alimento que ofrecerle a su niña, debía de ir al supermercado para abastecerla; se recordo mentalmente, además los huevos batidos en verdura se veían totalmente apetitosos, entonces no desperdiciaría la comida.
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"El deseo de la pequeña Kora" [ZoSan]
Fanfiction"Sanji no solía ser una persona imprudente, solía pensar antes de actuar, previniendo de esa forma las consecuencias de sus acciones, pero ahora, en la cama de un completo desconocido, no podía evitar pensar lo contrario". _________ O en donde la pe...