9

2 0 0
                                    

Facundo

Mi hermana leyó la carta que me había escrito Sebastián en voz alta para que María también se enterara de lo que decía. Nada distinto a lo que había recibido antes, me imploraba que fuera a su fiesta de dieciocho años. Cuando Nuria terminó de leer, las dos me miraron expectantes a lo que diría. Tomé lo que me quedaba del mate un poco en blanco. Ya había recibido varias cartas de él, no tenía nada nuevo que decir, solamente podía putearlo y sentir pena, ya ni siquiera me daba bronca o gracia ver cómo se esforzaba por mandarme cartas.

—¿Por qué no le hablás? —dijo de repente mi hermana.

—¿Estás loca? Nuria, es el tipo de persona que te hacen la vida imposible; a vos y a Gabo.

—¿Y si cambió? —intervino María—. Digo, si no fuera así, no le costaría hablarte directamente.

—Dale, polaca, no empieces vos también.

—Me da la sensación que de verdad quiere disculparse por todo. Pensá en mandarle un mensaje aunque sea, si te sigue cayendo mal, podés dejar de hablarle y bloquearlo.

—No, no quiero que me pegue su pelotudez.

Las dos intercambiaron miradas.

—¿En serio, Facu? Estás como él diciendo que lo gay se pega —me retó Nuria—. Mirá, si no tenés nada que perder, por ahí hasta lo convencés de dejar esas ideas retrógradas que tiene.

—Deberías darle una oportunidad.

—Chicas, son muy lindas por pensar así de esa basura, pero recordemos que Sebastián me pegó por proteger a mi amigo. ¿De verdad me están diciendo que lo perdone por eso?

—Acordate que era chico. Además, no seas tan rencoroso. Y pasame el mate, que lo tenés de micrófono, nene.

No pude evitar reírme con lo último. Le pasé le mate dejando que ellas comenzaran una nueva conversación mientras yo me dedicaba a pensar. Llevé una de las manos a mi bolsillo, ahí tenía el celular. Ya había pensado en enviarle un mensaje, pero había cosas que no podía obviar como si nada solamente porque se siente culpable. Si él se hubiera comportado como una persona decente cuando su hermana desperdigó la noticia de la orientación de Gabo. Podría haberse quedado callado, podría haberse comportado distinto, pero no lo hizo, decidió ser la misma mierda que todos los demás. Bueno, no, en realidad él fue peor que todos los demás.

—Entonces... —comencé a decir interrumpiendo a las chicas—... ¿debería hablar con él?

—Deberías intentarlo —contestó Nuria.

—Yo creo que, al menos, así sabrías por qué insiste con que vayas a su cumpleaños. —Asentí—. Cuando lo hagas, quiero ver qué te dice.

—No seas chusma, polaca. —Se rio—. Si le hablo, estoy seguro que voy a tener ganas de embocarle una trompada.

—No seas así, nene, al final te vas a volver igual de mierda que ellos.

Solté un suspiro, Nuria lo único que hizo fue una seña con la mano para que me animara a mandarle un mensaje, después cebó un mate y se lo pasó a María. No tenía muchas más opciones que callarme, sabía que mi hermana no me iba a dejar rebatirle nada cuando pensaba que tenía razón. Decidí que lo mejor, sin duda, era hablar con Gabo sobre todo esto, aunque tuviera más que claro que me diría lo mismo que ellas.

Nos quedamos en la casa de Nuria hasta que María quiso volver a su casa antes que hiciera más frío. Cómo la había traído, quise acompañarla a su casa, no la dejaría sola aunque no fuera tan tarde. Después de todo lo que había tenido que pasar Gabo, no iba a dejar que nadie más pasara por lo mismo en el barrio, aunque a la polaca no le prestaban demasiada atención, a pesar de salir con Laura como cualquier pareja. Los hombres prácticamente se pajeaban solamente con verlas de la mano y las mujeres cuchicheaban a sus espaldas, pero nada más, ellas no sufrían lo que había sufrido mi mejor amigo. Me despedí de ella en su casa y enfilé a la mía pensando qué tenía que hacer con Sebastián. Tenía que admitir que admiraba su perseverancia y que me daba un poco de pena por eso mismo. ¿Con qué clase de gente se juntaba, además de sus amigos, para que me pidiera a mí que fuera a su cumpleaños? Entendía que eran sus dieciocho años y que quería que fuera grande, pero nosotros nunca nos habíamos llevado bien, mucho menos cuando su hermana se le tiró encima al novio de mi amigo. Metí las manos en los bolsillos, en uno sentí el sobre con la carta doblado a la mitad, en el otro tenía el celular. Lo apreté ligeramente pensando en Gabriel antes que en Sebastián. No quería pensar en él hasta que fuera necesario. Cuando llegué a mi casa, saludé a mi mamá con un gesto con la cabeza y me encerré en mi cuarto. Saqué lo que tenía en los bolsillos, lo dejé en el escritorio y me saqué el abrigo para dejarlo en el respaldo de la silla antes de tirarme a la cama. Agarré mi celular, conecté los auriculares y, después de chequear la hora, llamé a Gabo, pero corté rápidamente, sabía que mi mamá escuchaba atrás de mi puerta de vez en cuando, hoy no me daba ganas de que lo hiciera. Le mandé un mensaje rápido, que no tardó en ver y menos en contestar.

—"¿Tu mamá está en casa? La verdad me gustaría más que habláramos del tema".

—"A mí también, pero ya sabés que es una chusma y que le encanta meterse en mi vida". —Seguí escribiendo—. "Con lo de Sebastián, no tengo idea de lo que debería hacer. María y Nuria quieren que le hable".

Apenas vio el mensaje, empezó a grabar un audio. Un ratito después, me lo envió.

Yo también creo que deberías hablarle, al menos para saber qué quiere, además de la invitación a su cumpleaños.

—"Me da rabia pensar en todo lo que te hizo".

No pienses tanto en eso, Facu. Vos sabés que no es bueno ser rencoroso. Capaz se siente mal y sabe que tengo el mejor amigo de todos. —Sonreí con eso último. Me mandó otro audio—. Pensá que pasaron dos años desde que me fui, por ahí creció y se dio cuenta que estuvo mal lo que hizo.

—"Odio que pienses igual que Nuria y María".

Mandó unos cuantos emojis riéndose antes de cambiar de tema. De repente estábamos hablando de su compromiso con Manuel y lo que empezaban a planear para su boda. Volvía sonreír contento por él, estaba feliz por su compromiso, porque pudiera unir su vida con la de quien amaba después de todo. Cuando terminamos de hablar, me quedé mirando el celular hasta que la pantalla se apagó obligándome a desbloquearlo de nuevo. Estuve un rato dando vueltas por algunas apps tratando de aplazar todo lo que pudiera lo que me habían obligado a hacer. 

**

Muy buenas~ acá traigo el nuevo capítulo. Ya se empiezan a acercar estos dos, a pesar de vivir en dos mundos distintos, aunque capaz no sean tan distintos después de todo. ¿Ustedes qué piensan? Estoy ansiosa por ver sus comentarios. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo. 

No te odio [Anexo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora