Facundo
No podía creer lo que había hecho, le había mandado mensajes a Sebastián. No sabía cómo terminé haciéndoles caso a María y a Nuria, pero ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Solamente podía rezar para que no me diera rabia volver a hablar con él si me mandaba algún mensaje. Llamé por segunda vez a Gabo, no me había contestado y esperaba que no le estuviera jodiendo algo con Manuel. Después de sonar un par de veces, la voz de mi amigo salió del auricular:
—¿Ya le hablaste? ¿Cómo te fue?
—Antes me saludabas al menos. —Soltó una risita.
—Bueno, perdón. Me gana la ansiedad por saber cómo te fue.
—No hablamos gran cosa. Parece que se arrepiente de lo que hizo. Hasta me pidió disculpas, no parecía él. ¿Y si me está haciendo una joda y me mandó el número de otra persona?
—No creo, parece que de verdad quiere hablarte, o al menos disculparse con vos.
—Todo esto me parece muy raro, Gabo. ¿Qué querés que te diga? —Hubo una pausa—. ¿Por qué pensás tan bien de él? ¿No pensás que puede ser todo una treta?
—A ver, Facu, pensemos un poco juntos... ¿No te parece que nunca fue demasiado inteligente como para pensar en todo esto?
—No sé...
—Facu, en serio, no te hagas el boludo, algo debe pasarle y por eso te quiere cerca. Acordate, sos el amigo del gay.
—¿Pensás que es gay?
—No dije eso, digo que le puede estar pasando algo y sabe que puede confiar en vos.
—Bueno...
—Yo sé que podés ser el mejor amigo de alguien más también. —Escuché una voz de fondo, no sabía qué decía, pero sabía que era de Manuel—. Los dos pensamos que podés ser un buen amigo para él ahora. No debe ser nada fácil vivir con Isabel.
—Bueno, en eso tenés razón. Entonces, ¿tengo que hacer como si nunca te hubiera dicho nada?
—El perdón es algo muy personal, no puedo obligarte a que lo perdones, pero te puedo pedir que hables con él un poco. Si te sigue pareciendo un boludo, podés dejar de hablarle.
—En lo último tenés razón.
—¿En lo demás no?
—Bueno, sí, también, pero no quiero que te agrandes, por eso no te digo que en todo. —Se rio—. No quiero hablar nada más de ese pendejo, mejor contame cómo van las cosas para tu boda.
Como me esperaba, se distrajo hablando de su boda y llamando a Manuel para que me contaran juntos. Sabía que no podían verme, pero no podía dejar de sonreír escuchándolos hablar. Me hacía feliz saber que estaban tranquilos, que tenían apoyo de la familia de Manuel en este paso. De nuevo, la sensación de soledad me atacó. Otra vez pensaba en lo mucho que me gustaría estar en los zapatos de mi amigo ahora, en conocer lo que era estar enamorado de alguien tanto como para llegar a pensar en unir nuestras vidas. Volví a pensar en lo que me habían dicho María y Laura.
—Che... —dije interrumpiendo lo que fuera que estaban diciendo—. La polaca y Laura me dijeron algo, pero quiero hablarlo con vos, Gabo.
—¿Eso quiere decir que me están echando?
—No, pero me sentiría mejor si hablo solamente con Gabo de esto.
Escuché que se decían algo, pero no alcancé a entender qué era, después escuché unos ruidos en el teléfono, unos pasos y un golpe atrás.
—Bueno, ya estoy en el cuarto. ¿Qué pasa, Facu?
Respiré profundo tratando de juntar fuerzas para hablar sobre lo que estaba pensando. Gabo era mi mejor amigo, pero no era fácil afrontar una charla así. Le había dicho tantas vece que no era nada malo, que tenía que ser él mismo, pero ahora no podía seguir mis propias palabras, no cuando se trataba de replantearme todo lo que pensaba que era desde siempre.
—Fui a la casa de las chicas, hablando me empezaron a joder con lo de presentarles una novia mía, ya sabés como son... —Hice una pausa—. Bueno, dijeron que podía ser que no duraba con las chicas porque en realidad no me gustaban.
—Esperá, ¿qué?
—Lo que escuchaste, esas dos me están haciendo replantearme mi sexualidad con una frase.
—No pensé que te lo dirían así.
—¿Vos sabías que pensaban eso?
—Sí, bueno, me lo dijeron un día hablando de cosas, pero no pensé que te lo iban a soltar así. —Se formó un silencio entre nosotros—. ¿Vos qué pensás?
—No sé, nunca me planteé mi sexualidad, siempre miré chicas.
—Lo único que puedo decirte es que sos mi único amigo hetero y resulta que ahora sos curioso.
—No ayudás, pero gracias por la broma. —Se rio.
—Perdón, es que no sé qué más decirte. Podés probar con algún chico a ver si te gusta, si sos bisexual o algo así.
—¿Resulta que ahora también se me va a parar con tipos? No creo que me convenga mucho. —Volvió a reírse—. Bueno, voy a ver qué carajo hago.
—Usá condón.
—Mirá vos, cómo aprendiste.
—Algún día tenía que pasar. Bueno, me voy que tengo que ayudar a mi prometido a hacer la cena.
—Dejalo, que no es un nene, no se va a lastimar.
—No, pero me gusta cocinar con él.
—Te preguntaría por qué, pero creo que no quiero saber qué hacen en realidad en la cocina.
—Lo que vos no hacés hace rato.
—¡Insensible! Mejor andá a que te metan algo en la boca que no sea comida.
Nos reímos los dos antes de despedirnos de verdad y cortar la llamada. Separé el celular de mi oreja con la cabeza llena de estática, no había sido buena idea hablar con Gabo de esto, me había hecho plantearme más cosas que antes. ¿De verdad quería probar con un hombre? Mateo era el único hombre gay que conocía, además de Gabo, pero le tenía odio por lo que le había hecho en su fiesta, él insistía con que no había hecho nada malo, pero ver cómo se había puesto mi amigo la vez que se lo encontró, no me dejaba tranquilo, sabía que había algo más atrás de lo que pasó esa noche. Todavía había veces que me puteaba por no haberme quedado con Gabo toda la noche, aunque él no me reclamara nada. Me obligué a dejar de pensar en eso o iba a terminar enojándome y queriendo cagar a palos a Mateo. Decidí mandarle un mensaje a María para contarlo que había hablado con mi amigo y qué me había aconsejado, sabía que me iba a decir más o menos lo mismo, estaba seguro que me iba a tratar de conseguir algún chico y todo. Después de un rato, nos despedimos, como esperaba, no me había dicho nada muy distinto a lo que había dicho Gabo. Por ahí era mejor seguir por mi cuenta todo este asunto, ellos nada más podían aconsejarme, pero las respuestas las tenía que buscar por mi cuenta. Escuché la puerta principal abrirse, seguro era mi mamá llegando de la iglesia, esperaba que estuviera de buen humor, o al menos que no me jodiera con alguna boludez que haya dicho el nuevo cura, que no parecía ser como Manuel, este sí parecía seguir al pie de la letra lo que decía en la biblia, seguro que sabía lo que había pasado con él y hablaba mierda en las misas para que este barrio de porquería siguiera discriminando a todo el mundo por algo que ni siquiera se podía elegir. De repente, me descubrí abriendo el chat de Sebastián y empezando a escribirle lo que tenía en mente, no tardé ni dos segundos en borrarlo, no quería hablar con él ahora, no cuando mi cabeza estaba llena de estática y no podía pensar con claridad, no quería terminar diciéndole de más sin darme cuenta.
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Muy buenas~ acá trigo el nuevo capítulo. Lamento la demora en subir capítulo, no estoy bien ni anímica ni físicamente, estuve pasando unos días un poco difíciles, lo que me dificultó un poco escribir. Espero sepan disculpar la tardanza. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo.
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No te odio [Anexo]
Teen FictionCuando la tranquilidad vuelve a Villa del Carmen dos años después de la partida del Padre Manuel y Gabriel, en el interior de Sebastián empieza a gestarse una tormenta que arrastra a Facundo en el proceso, quien cree que se libró por fin del adolesc...