𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫é𝐬

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∙:♛:∙ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪ/ɪ∙:♛:∙

┏━━━━━━∙:♛:∙━━━━━━┓ES TU DECISIÓN┗━━━━━━∙:♛:∙━━━━━━┛𝙰𝚜𝚝𝚛𝚎𝚢𝚍 𝚅𝚘𝚗 𝙽𝚊𝚌𝚑𝚝

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ES TU DECISIÓN
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𝙰𝚜𝚝𝚛𝚎𝚢𝚍 𝚅𝚘𝚗 𝙽𝚊𝚌𝚑𝚝

Agarré el tercer vaso de Whiskey y le di un trago. Tenía tantas cosas en qué pensar, y mi cabeza no era capaz de hacer nada más que estar en blanco. Supuse que alejarme un poco y estar sola me serviría para aclarar mis ideas, pero estaba siendo todo lo contrario; no quería marcharme hasta poder verla, era lo único que deseaba.

—¡Pero si es la perra alemana!

Alce la vista del vaso al escuchar una voz masculina y desconocida a mis espaldas. Resoplé con agobio.

—¿¡Estás perdida bebé!?

Risas se expandieron por todos lados. Alcé las cejas y miré a mi derecha al percibir la voz desplazarse a ese lado.

Un hombre, gordo y panzón, apestaba y desde aquí percibía su mal aliento.

—¿¡Estas en busca de una buena verga!? ¡Estás de suerte! ¡Aquí tengo una! —Se agarró la entre pierna de una manera obscena y, repulsivamente desagradable.

—¡No eres tan ruda como cuentan algunos! ¡Levántate de ahí, te haré gozar preciosa!

Otro día lo hubiese tolerado. Me puse de pie conservando la distancia.

—¡Miren, la perra quiere mi verga!

Miró hacia el grupo de hombres a la derecha sin dejar de reír exageradamente al igual que ellos. Saqué la navaja que llevaba atrapada en mi pantalón y la lancé con dirección a su cabeza sin darle tiempo a voltearse. 

He hecho esto demasiadas veces como para fallar. Su boca dejo de vociferar y, su cuerpo se desplomó hacia atrás dejando el eco de un estruendo contra el suelo. Inerte.

Miré a mi alrededor por si alguno de ellos se atrevía a hacer algo, pero, tan solo quedaron enmudecidos como los borrachos apestosos y cobardes que son.

—¿Alguien más me quiere ofrecer su mugrienta verga?

Silencio.

«Eso pensé.»

Me acerqué al muerto y le saqué la navaja, limpié la sangre con su ropa. No la iba a dejar, era mi favorita.

Regresé a la barra para pagar por lo que tomé, dejando un poco más de propina. El cantinero no dejaba de verme con una expresión conmocionada.

—Conserva el cambio.

Bebí lo que quedaba en mi vaso y salí de la taberna de mala muerte.

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La promesa de Mr. Wyltz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora