𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐔𝐧𝐨

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∙:♛:∙ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪ/ɪ∙:♛:∙

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EN ESCENA
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(𝙾𝙼𝙽𝙸𝚂𝙲𝙸𝙴𝙽𝚃𝙴)

En el piso setenta y cinco estaba situada la sala de reuniones, destinada únicamente para tratar temas relacionados con la organización. Una vez a la semana se llevaba a cabo una junta en la que se discutían las acciones empleadas y se avanzaba en asuntos importantes.

Mientras avanzaban hacia la sala, Marina, una de las asistentes de Drystan, se acercaba casi corriendo para alcanzarlo.

Мистер Уилц! (¡Señor Wyltz!) —Drystan miró hacia atrás, y Arisha también lo hizo, viendo a la muchacha con el brazo extendido y un teléfono en su mano—. Это Волков, он просит поговорить с вами, он говорит, что это важно. (Es Volkov, pide hablar con usted, dice que es importante.)

Las cejas de Drystan se fruncieron, mostrando cierto fastidio. No había mantenido comunicación con él desde aquel día en que le pidió el favor con respecto a Isha; se preguntaba qué podría querer ahora.

—Entra, iré en seguida.

Sin darle tiempo a Ari de decir nada, soltó su mano y se alejó de ella con grandes zancadas. Ella vio cómo tomaba el teléfono de la mano de la muchacha de cabello oscuro y ojos claros, alejándose a su vez.

Arisha levantó su mano y se quitó el artilugio. No se sentía del todo cómoda con que la vieran con una corona en la cabeza. La sostuvo con su mano izquierda, manteniéndola detrás de sí contra su espalda baja. Continuó el tramo y empujó una de las puertas, irrumpiendo en el lugar. Estaba repleto; todas las sillas en la mesa estaban ocupadas, menos la de la cabecera. Incluso algunos de los sofás que había en el lugar se encontraban ocupados. El murmullo que había se apaciguó de repente, sumergiendo la sala en un profundo silencio. El corazón le palpitó con más fuerza al percibir que cada mirada se posaba en ella. Los presentes se levantaron de sus sillas, como siempre solían hacer ante la presencia de una figura de autoridad. Esto era exactamente a lo que Drystan se refería cuando decía que ella tenía el respeto y la devoción de cada persona en el edificio, refiriéndose a TRIARKA en general. Pero no era nada por lo cual sorprenderse; Arisha era la nieta de Dieter Von Nacht, legítima heredera de la mafia alemana, rusa e italiana, después de Astreyd —quien se ha desligado de dicho cargo—, y junto a Drystan y D'Angelo. Un peso mucho más grande del que es llevar una simple corona.

Con los nervios aflorando en la boca del estómago por tanta atención, Arisha cerró la puerta con cierta lentitud. En las primeras filas de los laterales de la mesa, específicamente en la parte derecha, Ari distinguió rostros conocidos, como el de Demyan Mikhailov, quien la veía de una manera agradable. Le seguía Davyna, y luego Astreyd, quien no solía participar en dichas juntas de TRIARKA por razones obvias, pero siempre que Dieter lo necesitaba, ella estaba presente por él. Junto a Astreyd había un asiento vacío que Arisha no notó; se suponía que ahí se sentaría ella, considerando su posición indefinida.

La promesa de Mr. Wyltz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora