Para empeorar todo, tiritaba, más su cuerpo permanecía febril. La culpa era de Freen, de su mirada enardecida y aguda.
— Vístete — ella le indicó finalmente. Colocándose de pie y tomando su propia camiseta. Becky ladeó la cabeza sin comprender el actuar de Freen. — ¿No me escuchaste, corderita? Vístete o me arrepentiré de esto.
— Uh. Sí.
Becky tomó su ropa del suelo y con una rapidez apremiante, comenzó a vestirse. Sin levantar el rostro, observaba a su dueña a través de sus largas pestañas.
Freen fue la primera en estar lista, naturalmente. La escultural convicta se apoyó en una pared y con brazos cruzados, esperó a que Becky estuviese completamente envuelta en sus viejos harapos.
— Vamos — indicó cuando Becky terminó de amarrarse los cordones de sus zapatos.
La británica asintió en silencio. No iba a preguntar por el cambio de opinión de Freen.
¿Había sido porque ella se lo pidió? Bueno, quizá estaba siendo engreída, pero vamos, no dañaba a nadie que pensara así.
Solo sabía que era la segunda vez que la mujer estaba a punto de follársela y no lo hacía. Bendita fuera su linda vagina que aún estaba a salvo.
Freen aferró su mano al pomo de la puerta, Becky pisándole los talones. La británica pensó que saldrían del camerino, más sus pensamientos fueron arrasados cuando Freen, en un movimiento súbito y violento, la empujo contra la pared más cercana.
— Beso — gruñó Freen.
Con manos ágiles sometió a Becky, haciéndola levantar sus brazos y apresándole las muñecas por encima de su cabeza con una mano.
Becky gimió, aguda y temerosa, sin embargo, aún no reaccionaba ante tal súbito cambio, cuando los labios de Freen se estrellaron contra los propios. Sus sentidos se estimularon, su torrente sanguíneo se hizo sentir por todo el cuerpo, haciendo palpitar violentamente los puntos donde su pulso se encontraba. El aire estaba retenido en sus pulmones y sus piernas cedieron.
Freen la sostenía de la cintura con una mano, con una de sus piernas encajada entre las piernas de Becky. Respiraba jadeante y densa, expeliendo su caliente vaho sobre los labios de la contraria. Las hormonas destilaban de su cuerpo en un arranque pasional.
Becky podía palpar el deseo de Freen en ese beso. Los labios de su dueña eran calientes y llenos, sabían a tierra y sal; obscenos. Entreabrió los propios cuando la lengua de Freen la demando, queriendo abrirse paso en Becky.
Jadeó de angustia al sentir a Freen presionándose contra ella de manera animal. Creía que la tailandesa la rompería en cualquier momento. Sus bocas estaban fusionadas y la lengua de Freen recorría su pequeña cavidad bucal. Era lasciva y hambrienta, un beso tan caliente donde sus salivas, se mezclaban en una sola. Donde sus respiraciones salían entrecortadas, Becky jamás había sido besada de esa forma, tan lasciva y picante.
Freen se follaba su boca con aquel beso, no le daba la oportunidad de pelear, de siquiera intentar mover su lengua por voluntad propia. La guiaba con malicia; succionando, mordiendo y tironeando, en un punto, Freen soltó sus muñecas y Becky, sometida y mansa la llevó hasta el cuello de Freen, rodeándola como que debía sostenerse para no caer. Bien decía, estaba embriagada de Freen.
Freen gruñó, ronca y fastidiada ante la acción de Becky, y aun cuando la británica debería haberse retractado, quitar sus brazos del cuello de la convicta, no lo hizo. Se restregó aún más en la tailandesa, gimiendo dulce y sumisa.
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Prisionera // Freenbecky
FanfictionCuando Rebecca Armstrong escuchó la sentencia del jurado, el mundo se desmoronó ante sus fanales vidriosos e índigos, condenada a cinco años de prisión por una negligencia médica que no cometió, fue trasladada hasta una prisión de máxima seguridad...