𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 20

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— ¿Estás segura de esto, Jennie?

— Shhh — siseó la rubia.

Becky quiso protestar, pero decidió no hacerlo, no era ni el momento ni el lugar para hacerlo, Lexi se encontraba delante de ellas, alumbrando con una linterna la vieja y obscura bodega, era increíble lo que su amiga podía conseguir con las guardias gracias a esa boquita que tenía. No debería estar ahí, de eso estaba completamente segura y como Freen se enterará, le caerían mil maldiciones encima y seguro algunos azotes en el culo.

Últimamente Freen parecía buscar motivos para bajarle los endemoniados pantalones y darle de azotes hasta que sus glúteos quedaran rojos, adoloridos y muy sensibles al tacto.

Ya habían pasado varias semanas desde que Freen había sido dada de alta, por lo que habían vuelto a la relativa normalidad. Solamente que su dueña se pasaba todo el maldito día entrenando y no era como que a Becky le molestara ver a su dueña sudada mientras levantaba pesas, pero quizá se sentía un poco olvidada.

Y ahora estaba ahí, en un acto de rebeldía.

Acompañando a sus dos locas amigas en una aventura para obtener prendas de ropa del almacén donde estas se guardaban. Según Lexi, había increíbles cosas olvidadas... O eso le había contado la guardia.

Becky solo esperaba que ninguna rata la mordiera.

— Freen va a matarme — susurró, con sus dedos sosteniéndose al suéter gris de Jennie.

— ¡Que te calles, maricona! — Chilló a voz baja la rubia.

— ¡Cállense ambas, joder! — Lexi se volteó y pegó un salto cuando sintió una cosa sobre su pie. — ¡Mierda, una rata me atacó!

— ¡Me voy de aquí! — Exclamó Becky y justo cuando se dio media vuelta, convencida de hacer una salida triunfal de aquella caverna putrefacta... Chocó con una enorme caja y cayó dentro de esta. — Ouch.

— ¡Ay, esa cosa chupó a Trisha!

— No me chupó, imbécil. Es una caja. — Se colocó de pie, y entornado los ojos debido a la molesta linterna de Lexi, estiró los brazos en dirección a sus amigas. — Ayúdame a salir.

Becky colocó una rodilla sobre el borde de la caja de madera para salir de esta, quizá su estatura no ayudaba mucho ya que el maldito cuadrado le llegaba a la cintura.

— Oye, espera, ¿qué contienen esas bolsas? — Lexi alumbró al interior de la caja, bolsas negras y abultadas se encontraban a los pies de Becky. — Ábrelas.

— Ni loca.

— ¡No seas miedosa! — Exclamó Jennie con el ceño fruncido.

Becky rodó los ojos y se agachó, soltando los nudos de las bolsas de tela, parpadeó varias veces al ver el contenido de las bolsas. Cuando levantó la mirada, apenas podía vislumbrar el rostro de Jennie, pero estaba jodidamente segura de que se encontraba sonriendo.

— ¡Sí! ¡Gané, perra! — Levantó las bolsas. — ¡Esta noche está claro quién es la reina! — De acuerdo, Kim Jennie definitivamente estaba loca.

La rubia extendió los brazos y tomó su botín, olvidándose completamente de Becky, quien salió de la caja con ayuda de Lexi. Ese era el motivo por el cual se habían adentrado a esa bodega, buscar las viejas ropas del personal femenino de Camp Alderson.

— Voy a hablar con Lalisa. ¡Esta noche brillaremos!

— Ya... Seguro y montas un espectáculo de modas.

— Rebecca, no seas ridícula. — La británica casi se sintió ofendida. Kim Jennie hablando de ridiculez, eso sí era ridículo. — ¡Haré una maldita fiesta!

Prisionera // FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora