—Chico necesito que pujes, ya llevamos mucho tiempo así.—Habló una mujer que se encontraba ayudando a Chifuyu a dar a luz.
—M-me duele... No puedo...—Las lágrimas invadían el rostro del rubiecito, el dolor lo estaba matando, nunca había experimentado un dolor tan intenso como ese, por mucho que intentará pujar el dolor era tanto que ni siquiera se sentía con la fuerza suficiente.
—Vamos, deja de llorar y saca a ese engendro como la perra que eres.—Una voz masculina habló, sin embargo chifuyu no era capaz de ver su rostro, debido a la oscuridad de la habitación donde se encontraba, solo pudo sentir un fuerte golpe en su rostro.
—¡YA!—Gritó del dolor ya que comenzaba a sentir como se desgarraba algo en su interior.
—Tienes que pujar o vas a asfixiarlo.
—¡No! P-por favor... A-ayudeme, no quiero que muera...—Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras su mirada buscaba ir más allá. Gemidos y quejidos de dolor desgarraban los oídos de ambos presentes debido al fuerte dolor, sus piernas temblaban y no le quedaba de otra más que aferrarse a las sábanas y continuar haciendo el mayor esfuerzo posible.
—No te preocupes... Tu no pasarás por lo mismo.
Pensó, tomó aire y comenzó a pujar, el sudor corría por su frente y sus dientes rechinaban levemente. Ahí se encontraba Chifuyu, tratando de dar a luz a otro ser, sin nadie que estuviera a su lado, tomando su mano como alguna vez imagino, sin nadie que estuviera feliz, esperándolo a el y al cachorro que había cargado en su vientre por tantos meses, simplemente no existía tal cosa, solo era el en esa sucia y oscura habitación, solo, tratando de salvar al bebé que de todos modos le sería arrancado de sus brazos.
La labor de parto continuó hasta que Chifuyu por fin pudo dar a luz a ese pequeño bebé, el rubio tenía la respiración acelerada, estaba muy adolorido y comenzaba a tener algo de frío, sin embargo ese no era impedimento para querer conocer el rostro de su bebé.
—Quiero verlo... Por favor.—Pidio mientras estiraba su mano en dirección a la mujer, la cual se encontraba cargando al recién nacido.
—¿De verdad? ¿Quieres ver a ese engendro?—El hombre no tardó en lanzarle en la cara una bolsita con pastillas y algunos billetes.—Yo creo que no, podrías contagiarlo de alguna enfermedad.
Chifuyu bajo su mano con resignación y cerró los ojos mientras tomaba ambas cosas, acercandolas más a su pecho hasta abrazarlas.—Esta es la única razón por la que te tuve... Pero eres mío... Eres mi bebé.
—Envuelvelo con lo que sea, el jefe está ansioso por recibir a su nuevo hijo que dudo que le importe su aspecto por ahora.
—Si, señor.
Chifuyu se movió con dificultad, sin embargo lo único que alcanzo a ver fue una de sus pequeñas manitas, algo que lo hizo derramar una lágrima al mismo tiempo que una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.
—Me salvaste de todo ese sufrimiento por tantos meses... Perdoname, pero no mereces una vida en esta basura, por eso mi regalo para ti es dejar que seas feliz... Gracias.—Penso mientras las lágrimas volvían a salir.
Observo a la mujer saliendo de la habitación, ya no había marcha atrás, simplemente se acomodo en la cama y cerró los ojos, sabiendo que tan pronto como saliera el sol sería puesto a trabajar nuevamente.
—¡El bebé no respira señor!—Aquel grito resonó en los oídos de Chifuyu.
—Mi bebé.
—Chifuyu.
—Mi bebé.
—Despierta.
—¡Mi bebé!
Matsuno despertó asustado, sentía el sudor en su frente y algunas lágrimas corriendo por sus mejillas, sin embargo se topo con la mirada del azabache.
—Chifuyu, tranquilo, aquí estoy contigo, solo fue un mal sueño.
Baji abrazo al rubio con uno de sus brazos mientras que su mano continuaba enlazada con la de Matsuno.
—Lo siento...—No pensó en contener sus lágrimas, simplemente comenzó a llorar mientras continuaba disculpandose.
—No, no te disculpes... Al contrario, disculpame a mi... Estás cargando con un dolor tan grande tu solo, que yo...
—No.
—¿Disculpa?
—No tienes que disculparte, Baji-san, este no es tu problema, esto es algo con lo que ni tú ni nadie puede ayudarme... Ya suficiente vergüenza tengo con que sepas la verdad sobre mi...—Se alejó rompiendo aquella union en sus manos.
—Chifuyu lo que más quisiera es poder acercarme a ti y ayudarte.—La impotencia lo consumía en ese momento, sabía que Chifuyu necesitaba otro tipo de ayuda, había mucho más que el no conocía y deseaba entenderlo, acercarse más a el, ser parte de su vida y ayudarlo a olvidar cada uno de esos malos recuerdos, pero primero necesitaba ganarse más su confianza.
El Omega por su parte se levantó con algo de dificultad, su cuerpo temblaba y sentía un nudo en la garganta, impidiéndole responder en ese momento, aún así camino hasta llegar a la puerta, abrió la misma y observo al azabache.
—Vete, Baji-san... Te agradezco todo lo que haces pero hay cosas con las que nadie puede ayudarme, cosas que ni con todo el dinero del mundo se podrían reparar...
—Chifuyu, escúchame por favor, creo que los dos podemos buscar ayuda.
El rubio negó con la cabeza y no dudo en hacerle una ceña para que saliera definitivamente, el azabache no tuvo de otra más que obedecer, se levantó y camino hasta salir de la habitación, recibiendo un portazo detrás suyo.
El omega se apresuró a abrir un cajón, sacando de ahí el último dulce que le quedaba en ese momento, colocó el mismo en la palma de su mano y entre lágrimas lo acercó a sus labios.—Perdoname Baji-san... Yo ya no soy tan fuerte como tú crees...—No tardó en meter el dulce en su boca, sintiéndose la persona más miserable en ese momento, llevó una mano a su vientre y finalmente sonrió mientras algunas lágrimas comenzaban a caer nuevamente.
—🦋
¡Hola! Perdón por no actualizar ayer, me mudé y recién hoy instalaron el internet, pero en ese tiempo sin internet escribí tres capítulos contando este jajaja, así que viernes y sábado tendrán capítulo y créanme, se vienen COSAS, en fin, estos capítulos continuos son como un regalo por el apoyo y paciencia que le han dado a esto, muchas gracias, eso es todo, ¡Adiós!
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Vagabundo - BajiFuyu (Omegaverse)
FanficChifuyu Matsuno no recordaba la última vez que había disfrutado de una comida, desayuno o cena, la última vez que había festejado su cumpleaños, la última vez que había dormido en una cama, que había sentido el calor de una familia, la seguridad de...