Chifuyu Matsuno no recordaba la última vez que había disfrutado de una comida, desayuno o cena, la última vez que había festejado su cumpleaños, la última vez que había dormido en una cama, que había sentido el calor de una familia, la seguridad de contar con un lugar al que pudiera regresar cada que las cosas se pudieran complicar, simplemente estaba solo, sin nada, ni nadie.
Podría decirse que había estado viviendo en las calles durante toda su vida, desde que tenía tan solo cuatro años de edad, desde que su madre lo abandono, Chifuyu había estado viviendo en las frías y tristes calles, en los barrios más bajos de la ciudad de Tokyo comiendo de la basura y pidiendo limosnas.
A tan solo la corta edad de 8 años, luego de ser invitado a hacerse un examen gratuito se enteró que era un omega, la noticia lo alegro de inmediato ya que lo que más anhelaba era poder tener una familia y siendo un niño, alguien que también cuidara de el, sin embargo, lo que el pequeño niño no comprendía aún era que eso solo le traería grandes problemas a largo plazo. Aun así, aquella idea de tener una familia solo se fortaleció con el paso de los años.
Ahora con 14 años, Chifuyu tenía el gran sueño de trabajar, casarse con un alfa que lo amara, que lo marcara y tuvieran un cachorro, solo quería una familia, una que amaría siempre. Pero también se mantenía alerta todo el tiempo, ya que había visto como en varias ocasiones se llevaban a los omegas qué vivían en la calle apenas tuvieran su primer ciclo de celo y si tenían suerte eran devueltos, algo que asustaba mucho al rubio haciendo que por las noches no pudiera dormir a gusto y siempre tuviera qué estar cuidando su espalda de esa gente, obviamente Chifuyu no iba a permitir que nadie se le acercara y por eso había estado aprendiendo a defenderse, sin embargo, en una situación como el celo estaba claro que por mucho qué supiera pelear el terminaría perdiendo.
Y así cuando Chifuyu estaba a nada de cumplir 15 años paso por su primer celo, no tenía siquiera conocimiento de como eran los síntomas cuando este llegaba o lo que podía hacer para controlarlo, por lo que ahí estaba, el solo, buscando entre la basura de aquellos contenedores algo de medicina que pudiera ayudarlo a curar la fiebre y el dolor de cabeza que sentía, tenía el mal presentimiento que algo estaba mal pero, ¿Qué podía hacer? No tenía a nadie para ayudarlo.
Continuó buscando con desesperación hasta sentir como dos manos se posaban sobre sus hombros, sintiendo un gran escalofrío y sobresalto, volteo de inmediato y dejó caer un pequeño frasco sintiéndose muy asustado. El hombre frente a el simplemente sonrió mostrando los dientes, estaba oscuro pero el rubio podía notar que se trataba de un hombre mayor, mismo qué a los pocos segundos lo cargo y a la fuerza lo metió a una camioneta qué no se detuvo hasta llegar a un lujoso hotel.
Chifuyu no dejó de poner resistencia, a pesar del calor y los mareos no se dejaba hacer nada por aquel hombre que ahora podía ver con claridad y parecía ser uno de ya casi cincuenta años. En un momento mientras entraban a la habitación pudo zafarse e inmediatamente corrió con las pocas fuerzas que aún le quedaban hasta llegar a otro piso donde pudo observar a varios omegas en una fila, varios estaban embarazados, otros se veían ya muy golpeados y otros se veían aparentemente bien, aquello impactó al rubio provocando que retrocediera y en cuestión de segundos su vista se oscurecio.
—¿Te gusta? Terminarás asi...
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Al llegar la madrugada, Chifuyu fue regresado a aquel basurero, el hombre lanzó al omega como si de un pedazo de basura se tratara y en cuestión de segundos la camioneta ya se había ido, Chifuyu estaba muy golpeado, su cuerpo adolorido, lleno de marcas y rasguños, sentía su entrepierna doler y las lágrimas en sus ojos no tardaron en caer al igual que su cuerpo, quedándose en el frío piso de la calle mientras se abrazaba a si mismo, sintiéndose miserable.
Pasados dos meses, Chifuyu ahora cargaba con un cachorro en su vientre, sin embargo no era conciente de ello y menos ahora que había perdido el más mínimo impulso por seguir viviendo, desde aquel suceso se sentía la persona más miserable y sucia que podía haber y en cuanto alguien se lo ofreció no dudó en empezar a drogarse ya que de esa forma no podía recordar todo lo que había vivido y visto ese día, sus pensamientos también cambiarón, ahora odiaba ser un omega, odiaba su vida por vivir en las calles, odiaba tener que comer de la basura cada día, tener que pedir dinero a la gente y que esta lo mirara con asco como si no valiera nada, odiaba también a su madre, por dejarlo a su suerte siendo solo un niño, pero su odio a si mismo solo aumentaría al llegar el momento en el que inesperadamente abortó, Chifuyu al principio no entendía lo que sucedía, creía solo estar enfermo, pero al ver mejor la situación comprendió que se trataba de un cachorro...
—No... No, no, no, no, ¡no!
—¿Qué esperabas? ¿Qué tu débil cuerpo aguantará un embarazo? Lo mejor que pudo pasarle a ese bebe fue morir, no tenías nada para ofrecerle más que una vida en la basura.— Hablaba Chifuyu en su cabeza, tratando al menos de buscar algo de consuelo, pero al ver el charco de sangre en el que se encontraba no pudo ser capaz contener sus lágrimas, rompiéndose mientras se gritaba a si mismo lo miserable que era, en parte odiaba a aquel niño pero también sentía que pudo haber echo más por el... Por ambos
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El tiempo continuo pasando y ahora Chifuyu tenía 21 años, su vida parecía ir solo de mal en peor, desde los 15 a los 20 años había continuado en las calles, sin embargo, cada que llegaba su celo ya no le sorprendía que algún alfa lo encontrará y lo tomara como si de un objeto se tratara, Chifuyu odiaba a esos hombres pero pronto dejaría de verlo tan malo, desde que un alfa le pagó por la noche que habían pasado gracias a qué había logrado sentir algo de lastima por él, desde ahí Chifuyu comenzo a meterse en la cabeza que podría sacar provecho de ello y así fue, podría decirse que se vendió a un bar de omegas por tan solo un pequeño y sucio cuarto donde dormir, un par de mantas y algo de comida, a cambio de tener sexo con alfas.
Así fue como Chifuyu se convirtió en un prostituto y cuando menos lo espero él rubio de 21 años ya se encontraba nuevamente embarazado, sin embargo no podía verlo más que como una fuente de dinero, pues eso le habían dicho, tampoco es que estuviera conciente cuando sucedio, pues en aquel lugar mantenían a todos los omegas bajo el consumo de drogas, mismo para volverlos adictos y que lo poco que se quedaban de lo que ganaban se fuera nuevamente a las personas que dirigían el lugar, la única diferencia a los demás es que Chifuyu ya lo era poco antes de llegar ahí.
Tan solo una mañana cuando despertó un alfa le aviso que alguien había pagado para alquilar el vientre del omega, por lo que ahora lo mantendrían drogado tan solo de vez en cuando si el rubio se ponía difícil, tampoco tendría que trabajar ya que el comprador estaría pagando para que el rubio se enfocará únicamente en cuidar al cachorro que cargaría en su vientre.
Chifuyu en esos meses sentía que estaba viviendo en el cielo, tenía un cuarto donde dormir, tenía droga solo cuando sentía necesitarla con urgencia, ya ni siquiera era por portarse rebelde como solía hacer cada qué algo no le gustaba, no podía tener sexo con nadie, tenía comida diariamente, así que ¿qué más podía pedir?
Pero eso solo era temporal ya que cuando su cachorro nació fue apartado de él al instante y a cambio le dieron tan solo unos billetes y unas cuantas pastillas, el rubio solo pudo sonreír agradecido con aquel bebé por permitirle llevar una vida “tranquila” por al menos unos meses, sabía que no podía encariñarse con el recién nacido pero, ¿cómo sería capaz de eso cuando anteriormente tenía la pequeña ilusión de tener una familia? Simplemente no podía ignorar el echo de ser separado de su cachorro así que las lágrimas no tardaron en hacerse presentes hasta convertirse en llanto, de inmediato se cubrió el rostro con aquellas sabanas. Le habían dado la noche libre para poder reponerse y debido a lo agotado que estaba por el reciente parto, el rubiecito caería rendido por el sueño, esperando a mañana por un nuevo día de “trabajo.”
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Vagabundo - BajiFuyu (Omegaverse)
FanfictionChifuyu Matsuno no recordaba la última vez que había disfrutado de una comida, desayuno o cena, la última vez que había festejado su cumpleaños, la última vez que había dormido en una cama, que había sentido el calor de una familia, la seguridad de...