XVI: Donde la razón se encuentra con el amor

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Senku

Con todo lo que ha estado pasando, sumando lo de Gen, no he tenido tiempo de pensar en otra cosa. La investigación del sujeto, las reuniones universitarias, el proyecto, Ukyo... Todo se ha ido acumulando en mi mente como una niebla espesa, impidiéndome ver con claridad. Es extraño, muy inusual en mí, perder la precisión mental. Entre la bruma de la rutina y las responsabilidades, hay un pensamiento que se mantiene persistente, casi intrusivo, como un fenómeno científico que no puedo ignorar: el amor.

No es como lo imaginaba. El amor, en contra de cualquier hipótesis previa, es una fuerza extremadamente caótica. No es un simple desorden químico pasajero, ni una reacción trivial. Es capaz de transformarlo todo. No pensé que enamorarse de una persona pudiera trastocar tanto mi estabilidad mental, pero aquí estamos, con el temor latente de perderlo, haciendo vibrar cada fibra de mi ser como si un terremoto sacudiera las bases de una estructura.

Es un sentimiento inquietante, pero al mismo tiempo, inesperadamente familiar. Nunca he estado en esta posición antes, pero no puedo negar que hay algo cómodo en ello.

Gen. Con su risa fácil y su mirada que siempre parece saber más de lo que dice. De alguna manera, se ha convertido en el epicentro de este caos emocional. Cada conversación, cada pequeño gesto ha tejido una red entre nosotros que me es difícil de explicar.

Intento mantener el control, no caer en el pánico. Pero cuando la noche cae, cuando la soledad del laboratorio me rodea, es difícil no sentir cómo las dudas comienzan a aparecer en mis pensamientos.

Hoy, lo he dejado en su departamento, asegurándome de que ya estuviera dormido. Para poder venir a mi departamento y adelantar en el estudio, además necesitaba algo de tiempo para mí. Con la carga universitaria acumulándose y los experimentos esperando, debía aprovechar la quietud para ponerme al día.

Pero, ni siquiera el silencio del laboratorio puede ordenar estos sentimientos que han comenzado a florecer de manera desordenada en mi interior. Agotado, dejo los tubos de ensayo en la mesa y me encamino a darme una ducha fría, como un intento de clarificar las ideas.

El agua siempre ha sido una constante en la vida, predecible en su ciclo, pero mientras me cae encima, algo inesperado aparece en mi mente. El acuario. Siempre he encontrado paz en la serenidad del océano, en el vaivén constante de las olas y el ritmo inquebrantable de la vida marina.

¿Será factible la forma de calmar a Gen que llevarlo allí?

Y además, claro, puedo aprovechar para seguir investigando sobre el sujeto, claramente sin decirle al de cabello bicolor, ya que todas las pistas que he encontrado y reunido en solitario me llevan a un lugar específico y sea casualidad o no, queda a un lado de un centro marino. Siempre hay que ser eficiente.

( ∆∆∆ )

-Senku-chan, ¿seguro que esto es necesario? -pregunta Gen, manteniendo su paso a la par del mío, aunque con su tono juguetón habitual.

-Claro. Necesito un ayudante para recolectar muestras de agua. Es parte de mi proyecto universitario, estudiar la química marina y sus efectos contaminantes sobre la fauna en cautiverio. Además, Stanford publicó un estudio que demuestra que más del 70% de los ecosistemas marinos en...

-Ok, ok, ya entendí. -me interrumpe, cansado de mi explicación. Lo cual, francamente, agradezco. Todo esto era una excusa, un medio para otro fin.

Nos acercamos al muelle y el aire salado llenaba nuestros pulmones, mezclándose con el sonido de las olas rompiendo. Gen no parece tan incómodo como esperaba, en realidad. Sus ojos brillan con esa curiosidad que le caracteriza.

Luces & Sombras | SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora