XVIII

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Senku

Nos separamos jadeantes por falta de aire, él conserva un ligero rubor que lo hace ver hermoso.

En ese instante, bajo la luz menguante del día, nos quedamos observando un poco sorprendidos y extasiados por el momento. Soy incapaz de formular alguna palabra en respuesta.

Finalmente, él rompe el silencio con una risa suave, casi tímida.

—No esperaba que sucediera así— dice, sus ojos aún brillando con una mezcla de sorpresa y alegría. Yo solo puedo asentir, mi corazón latiendo desbocado en mi pecho.

Con esta respuesta, nos acercamos con más calma, queriendo experimentar nuevamente esta conexión, sin embargo, antes de poder hacer algo, veo a lo lejos esa silueta tan familiar que nos observa, me quedo estático. Un mal presentimiento.

— ¿Senku? — al ver mi expresión, gira en la dirección hacia donde observo. Con rapidez, volteo su rostro.

— Tenemos que salir de aquí. — digo apresurado.

— ¿Qué?,  no entiendo. — dice confundido. — ¿Qué ocurre?— dice a su vez volteando, agarro su muñeca y como puedo, lo arrastro fuera de la pista de hielo.

Al estar distraído sacándome los patines, el bicolor aprovecha de echar un vistazo, el horror y la rabia queda plasmado en su rostro.

La silueta se acerca lentamente, como un depredador acechando a su presa. Mis manos tiemblan mientras lucho por desatar los cordones de los patines, pero el miedo me paraliza. Gen, en cambio, ya ha dejado atrás la sorpresa y ahora, con una expresión decidida, se despoja de sus patines en un solo y rápido movimiento.

Finalmente logro liberarme de los patines y nos ponemos de pie, preparados para correr. Pero la figura, ahora más visible, avanza a un ritmo más rápido, sus pasos resonando contra el hielo y el metal del lugar. La luz menguante del día proyecta su sombra larga y siniestra, envolviéndonos en una sensación de amenaza inminente.

— ¡Mentalista, debemos irnos ya! —grito, tirando de su brazo con todas mis fuerzas. Pero él se queda inmóvil, sus ojos clavados en el intruso.

—No podemos simplemente huir—murmura, más para sí mismo que para mí. — Él tiene a Ukyo.

El tiempo parece ralentizarse cuando la figura finalmente emerge de las sombras. Sus rasgos son familiares, demasiado familiares. Es alguien que nunca esperábamos ver aquí, alguien que no debería estar aquí.  Doy un paso al frente, interponiéndose entre el intruso y el bicolor.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto, mi voz cargada de desconcierto al dejar ver su rostro con claridad.

El recién llegado sonríe con malicia, sus ojos reflejando un peligro latente que hace que mi piel se erice.

—Eso es exactamente lo que te iba a preguntar, mi querido alumno —responde con una frialdad que hiela el aire.

Antes de que pueda reaccionar, Xeno saca un objeto del interior de su abrigo. Es un dispositivo pequeño, pero su apariencia es inconfundible: un detonador. Mis ojos se abren con horror al comprender lo que está a punto de suceder.

— ¡Corre! —grito al momento en donde él lanza unos artefactos del tamaño de un botón. Empujo a Gen hacia la salida. Pero es demasiado tarde. Un destello de luz y un estruendo ensordecedor nos sacuden mientras el piso debajo de nosotros comienza a temblar.

La explosión nos lanza contra el suelo, el sonido ensordecedor de la explosión reverbera en mis oídos, dejándome aturdido. La fuerza de la onda expansiva nos arrojó a ambos contra el hielo, que ahora cruje peligrosamente bajo nosotros. Abro los ojos con dificultad, el polvo y los escombros flotan en el aire, y la única luz proviene de las llamas que comienzan a lamer las paredes de la pista de hielo.

Luces & Sombras | SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora