V: Primer suceso

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Un nuevo día, una nueva tarde con el raro de mi vecino. Tercer día del proyecto y, sorprendentemente, las cosas han marchado mejor de lo que esperaba. Al principio pensé que sería el típico chico frío y calculador, y bueno, no me equivoqué del todo. Pero lo que no me esperaba era su peculiar sentido del humor... un sentido del humor que solo alguien como yo podría apreciar. Aunque, para ser justos, su torpeza también ha sido una sorpresa. Fufufu~ Es increíble cómo alguien con su nivel de inteligencia puede ser tan idiota.

Nos encontrábamos nuevamente compartiendo un ramen entre descansos. Este era el único momento en el que el ambiente tenso de su departamento, cargado de números y ecuaciones, se relajaba un poco. Entre sorbos de caldo caliente, el bullicio de nuestras conversaciones científicas se esfumaba, dándonos ese respiro tan necesario.

El silencio no era incómodo. De hecho, hasta resultaba... ¿agradable? Algo extraño se había forjado entre nosotros, como una especie de equilibrio improbable entre su mente científica y mi encanto intuitivo. Ah, la belleza de los opuestos.

Después de un rato, fue Senku quien rompió el silencio. Lo hizo con una pregunta tan inesperada que, por un momento, sentí que el ramen se me iba por el camino equivocado.

-¿Qué te llevó a aceptar formar parte de este proyecto? -preguntó, desviando su mirada hacia mí con esa típica curiosidad suya-. Porque que yo recuerde, no te obligué.

Ah, ahí está su lógica implacable. Pero su pregunta me dejó pensando. ¿Por qué había aceptado? Me tomé un momento para reflexionar antes de responder.

-Supongo que fue la intriga. El misterio de algo nuevo, algo fuera de lo ordinario. Además, fusionar ciencia con intuición, con... magia. Vamos, ¿cómo podría resistirme? Es simplemente fascinate— iug demasiado sentimental— ... Además, siempre puedo salir beneficiado de esto.

Senku soltó una risita, y por un momento, todo se sintió extrañamente natural. La tarde continuó en ese ritmo de camaradería, compartiendo teorías y delineando lo que parecía ser el umbral de algo extraordinario.

Pero había algo. Algo dentro de mí que susurraba como una molesta mosca al oído, diciendo que algo iba a salir mal. Sin embargo, razoné con un poco de lógica y fácilmente ignoré esa sensación, concentrándome de nuevo en lo que Senku explicaba.

Las horas pasaron volando, y para cuando nos dimos cuenta, la ciudad estaba cubierta por el manto de la noche. Habíamos hecho avances importantes, y la emoción era palpable. Estábamos a punto de cerrar por el día cuando, de repente, un sonido seco resonó desde la sala de estar.

Intercambiamos miradas. La clase de mirada que dice ¿Qué fue eso?.

Con cautela, nos acercamos al origen del ruido. Senku iba primero, claro, con esa confianza suya tan irritante. Yo, por otro lado, seguía detrás, intentando no mostrar mi evidente nerviosismo. El sonido provenía de una de las habitaciones. Mi mente empezó a jugar sus típicas malas pasadas: ¿un ladrón? ¿un gato? ¿un asesino? ¿Algo paranormal?

Finalmente, llegamos a la puerta de la habitación. Senku la abrió con esa calma desesperante suya. Un nuevo golpe, más fuerte, nos hizo dar un respingo. Yo, por supuesto, mantuve mi compostura... o eso intenté. El aire se volvió más denso, como si de repente la habitación se hubiera quedado sin oxígeno.

Senku, siempre intrépido, entró sin dudar. Yo, bueno, me quedé atrás, lo suficientemente valiente como para asomarme tímidamente desde la puerta. La habitación estaba oscura, la luz de la luna se filtraba a través de una ventana entreabierta. Mi corazón latía descontroladamente, y al no ver a Senku, me tensé aún más.

-Senku... -intenté llamarlo, pero antes de que pudiera terminar, su voz resonó fuerte.

-¡Mentalista! -exclamó, provocando que soltara un chillido agudo y pegara un salto ridículo. ¿Cómo alguien con una risa tan molesta podía tener tanto poder sobre mi sistema nervioso?

-¡Maldición, desgraciado! -le espeté, llevándome una mano al pecho, intentando calmar mis latidos-. ¡Casi me matas del susto!

Él, claro, no podía contener la risa.

-Mira lo que encontré -dijo al fin, mostrándome su hallazgo.

En su mano sostenía un pequeño pájaro muerto. Perfecto. Un pájaro muerto era lo que necesitaba para darle un toque aún más macabro a la noche.

-Debió entrar por la ventana y, con el golpe, quebrarse el cuello -dijo con su clásica voz analítica, como si fuera lo más normal del mundo.

Después de recuperarme del susto, me invadió de nuevo esa sensación incómoda. Algo no estaba bien, y el ave solo había sido el principio. Senku también lo notó, porque comenzó a inspeccionar la habitación más a fondo. Entre cajas apiladas y cosas dispersas, no encontramos nada fuera de lo común, excepto la ventana abierta.

-No hay nada de qué preocuparse. Solo fue el ave -comentó Senku con desdén, mientras salía hacia la sala.

Yo, aún escéptico, solo asentí.

-Claro, eso debió ser -respondí, aunque la lógica de su explicación no disipaba del todo mi inquietud.

Después del susto monumental y una limpieza rápida, llegó la hora de irme. Nos despedimos, quedando de acuerdo en reunir más información para el proyecto. Mientras salía al pasillo, una brisa nocturna me golpeó el rostro, y respiré hondo, intentando tranquilizarme. Pero, algo me seguía molestando. Esa sensación de ser observado no me dejaba en paz.

Al llegar a la puerta de mi departamento, saqué las llaves con manos temblorosas y las introduje en la cerradura. Me giré una vez más, mirando el pasillo. Nada. Solo mi imaginación, supongo.

Finalmente, entré a mi hogar y exhalé el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo.

Luces & Sombras | SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora