XX

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Senku

Siento como mis pulmones queman y como mi conciencia vacila en quedarse conmigo. He perdido el conocimiento un momento al no poder soportar la tortura. Me sacan las esposas, pero no tengo fuerzas para siquiera levantarme a dar la pelea, aun sin sacarme el saco y sumido en la negrura, me sacan de la habitación a rastras.

- Ok, bien. - puedo escuchar como Stanley habla con alguien por radio. - sí, quedó inconsciente... ¿hoy?- puedo escuchar como la radio hace interferencia y la voz del que está al otro lado de la línea es casi inteligible. - ¿hola?... maldición con esta porquería....- golpea algo, que puedo intuir que es el artefacto. - ¿Estás seguro que quieres que lo llevemos hoy?

Creo que es mi imaginación, pero hay algunos sonidos repetitivos que se logran escuchar en la estática de la radio.

raya, raya, punto. Letra G

raya, raya, raya. Letra O

¡código morse!

¿Go?

Gen, maldita sea. Van a venir.

- Bien, entendido. -responde Stanley finalmente, su tono mostrando una mezcla de irritación y resignación. Deja caer la radio con un chasquido -. Vamos, el jefe quiere que lo llevemos hoy.

Finalmente los hombres de detienen al final del pasillo, escucho como se abre una puerta y sin esperarlo, soy lanzado sin ningún cuidado a la habitación.

Mi cuerpo arde en conjunto con mis pulmones cuando caigo al suelo, a continuación me sacan el saco de la cabeza y puedo observar a Stanley en el marco de la puerta sonriendo con suficiencia y autoridad.

- Amarrenlo, no quiero que nada salga mal. -eso bastó para que uno de sus hombres me atara de pies y manos. - ahora, vamos a ocuparnos del asunto del mago. - dice divertido.

Antes de que pudiera decir algo con las pocas fuerzas que me quedan, el rubio hace chasquear sus dedos y el mismo hombre de rostro robusto me golpea la cabeza dejándome inconsciente.

(●●●)

La oscuridad me envuelve como una manta densa y pesada, arrastrándome a un vacío donde el tiempo pierde su significado. Me mantengo suspendido en ese estado por lo que parece una eternidad, sin poder distinguir si respiro o si estoy muerto. Pero lentamente, como un eco lejano que se vuelve más claro con cada repetición, empiezo a recuperar la conciencia.

El primer sentido que regresa es el del oído. Percibo un murmullo, voces lejanas que discuten en tonos bajos y graves. El frío del suelo de concreto contra mi mejilla me saca de mi aturdimiento. El dolor en mi cabeza late con fuerza, extendiéndose en pulsaciones rítmicas que me hacen cerrar los ojos con fuerza.

Lucho por abrir los párpados, pero parece que alguien ha colocado un peso inmenso sobre ellos. Finalmente, logro abrirlos lo suficiente para ver el contorno borroso de la habitación. Hay un foco en el techo que parpadea, proyectando sombras danzantes en las paredes de ladrillo. La luz es tenue, apenas suficiente para distinguir los rostros de las figuras que se mueven a mi alrededor.

Stanley está ahí, por supuesto. Su presencia es inconfundible, emanando una autoridad cruel y calculadora. Está hablando con alguien, de espaldas a mí. No puedo distinguir las palabras, pero hay algo en su tono, algo urgente y tenso.

Despierta, maldita sea

Mis brazos y piernas están entumecidos por las ataduras. Trato de mover las muñecas, de liberarlas de las cuerdas que las sujetan, pero no tengo la fuerza necesaria. La cuerda muerde en mi piel, y cada tirón solo parece hacerla más apretada.

Luces & Sombras | SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora