CAPÍTULO 11

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Me dolían los párpados de haberme quedado dormida llorando, seguía viva ya que aún respiraba y guardaba ese sentimiento de dolor dentro de mí. Voy abriendo lentamente los ojos y estaba bajo algunas ramas y hojas alargadas, me incorporé y la espada estaba a mi lado, no veía las arenas movedizas y estaba desorientada. Ya era de día y estaba en un lugar completamente diferente al que dejé mientras se me desgarraba el corazón cuando perdía a Diablo. Salgo al exterior y una pequeña fogata con unos palitos y algo que olía a carne estaban dándome mucha hambre. Me acerco y agarro una en el palito, olía bien y era pequeño, como un ave o algo así, estaba segura que pescado no era.

  -Veo que te has levantado con apetito -miro hacia atrás y Arina salía dentro de los árboles con frutos y una cosa alargada.

  -!Arina! -corro hacia ella y la abrazo, es una niña muy fuerte y resistente.

  -Tranquila, estoy bien. Vamos a comer algo -la sigo y nos sentamos en unas rocas.

Devoro la carne media cruda con mucho gusto, mientras zampo algunos frutos a la vez, ella me ofrece agua que traía en eso alargado hecho rústicamente.

  -¿Cómo has sobrevivido? -le pregunto.

  -Pues en las noches busco un árbol y trepo, ahí ni animal ni humano pueden alcanzarme.

  -Eres muy inteligente Arina.

  -Y tú valiente, Beth. Gracias por salvarme poniendo tu vida en peligro-bajé la cabeza, aún me dolía la herida y noté que tenía otra venda -Cambié la venda, la herida podría infectarse y es un milagro que no lo haya hecho. Estabas tendida en aquel suelo fangoso cuando te encontré -recordar eso me cristalizó los ojos.

  -Perdí a Diablo...lo perdí... -no pude contener las lágrimas y comencé a llorar, ella se acerca y me abraza.

  -Lo siento mucho Beth, lo siento -eso no compensaba lo que sentía pero al menos se apiadaba de mi dolor.

Seco las lágrimas y me levanto, no debía debilitarme más, tenía que encontrar a Kiara y acabar con ella.

  -¿Te has tropezado con Kiara?

  -Sí, estaba en un árbol durmiendo y la siento corriendo por debajo y más atrás iba un lobo persiguiéndola.

  -Espero que no la haya matado, ya que quiero hacerlo con mis propias manos -Arina me mira y no dice nada -Indícame dónde fue la última vez que la viste.

  -Vamos -dejamos la guarida pequeña, dando un último vistazo al terreno pantanoso y me dirijo a buscar a mi contrincante.

Caminar a pie me resultaba molesto y doloroso ya que nunca lo hacía y por otro lado porque no estaba mi bello caballo. La luz del día nos acompañaba dándonos posibilidades de no tropezar con ningún animal salvaje. Arina mientras caminaba pateaba piedritas y hablaba para que no estuviese triste, pero no tenía ganas de hablar. El camino se fue abriendo y llegamos a una pradera, la vegetación era escasa, decidimos bordearlas para no quedar al descubierto ya que Kiara podía rondar por algún lado. Nos detuvimos en un tronco caído que tenía sangre seca.

  -¿Crees que sea de ella? -pregunta la niña.

  -Puede, pero si es de ella debe estar herida, andando.

Apuramos el paso para ver si dábamos con ella en algún lugar herida y desprotegida, pero ni rastros de la chica. Yo llevaba mi espada en la mano, ya la otra mano herida se había medio entumecido y casi no sentía dolor, o me había acostumbrado a él. Arina llevaba en alto su arco con la flecha lista para atacar. Nos detenemos entre unos árboles y callamos, algo me olía mal, como un presentimiento. Como llevado por mis pensamientos la veo emerger tras de uno, tenía una mordida en pie y varios rasguños, pero ahí estaba, apuntándome con una flecha que salió disparada a mi pecho, más no llegó ya que fue intervenida por otro cuerpo. Arina se puso delante mientras le daba la espalda a Kiara y una flecha la atravesaba, saliendo la punta del otro lado y pinchándome, debido al abrazo, ella sonreía y yo con los labios abiertos y los ojos llenos de lágrimas la miraba aterrada, otra flecha atraviesa su espalda y ella sonriente me mira.

Hermana de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora