Esperé hasta que vinieran por mí, en cuanto sentí los pasos bebí del líquido amargo y escondí el frasquito. Los guardias me pusieron la soga en las manos y me condujeron hacia un lugar, era algo como una habitación, me dejaron sola después de dejar mis manos libres. Frente había un mini armario, que dejaba ver un traje de guerra, caminé lentamente hasta allí y lo saqué para ponérmelo, ese maldito rey quería que me presentara decentemente como si nada hubiese pasado. La bola extraña que me dejó la enfermera la guardé entre mi ropa para que no la encontrasen y luego de sentirme lista salí. Los guardias nuevamente me ataron las manos y caminamos hacia el lugar que daría función al duelo, teniendo como espectadores a todo el pueblo de la Unión.
Me hicieron subir al cuadrilátero enjaulado que tenía palcos alrededor, parecía que presenciaría una batalla griega, donde es a matar o morir, la realidad no era diferente, salvo que no sabía con qué sorpresas me saldría el monarca.
-!Buenas noches respetable pueblo de la Unión! -una voz parlante desde uno de los palcos hace exhibición, muchos aclaman mi nombre mientras el corazón late con velocidad repetida -!Para concluir los juegos de Salvación de Reinos, nuestra candidata ganadora dará un último combate contra el guerrero solitario, Shadow! -todos hicieron una exclamación que me asustó mucho.
Por una puerta aparecía mi adversario, un hombre para llamarlo de algún modo, vestido de negro, altísimo y extremadamente fuerte con una coraza en la cara y mirada dura, parecía más una bestia que un hombre. Logré detectar entre el palco la mirada sonriente del soberano, el cual se vanagloriaba del terrible suceso que estaba por presenciar y del cual yo era la protagonista principal. La bestia oscura que sería mi contrincante sube al ring sin necesidad casi de usar las manos, no llevaba ningún arma. Unos guardias se nos acercan y nos entregan espadas, la mía pesaba mucho pero gracias a mi destreza podría controlarla un poco.
-!Que comience la pelea! -así sin más se da inicio a la etapa final de este maldito juego.
La bestia arremete sin piedad contra mí, mientras logro esquivar su estocada, los hurgonazos no eran diestros, más bien lo hacía de una manera salvaje, como para acabar rápido conmigo, aunque de espada no sabía mucho. Era rápido a pesar de su peso...
...intenta cansarlo, no lo golpees para que no te canses...
Las palabras de la mujer que me ayudó vinieron a mi mente y traté de que me persiguiera por todo el cuadrilátero, siempre que alzaba su espada lograba esquivarlo, en una ocasión lo golpeé con ella pero ni se lo sintió, estábamos tan cerca que me dio un manotazo haciéndome rodar por el suelo. Quiso caerme encima pero logré levantarme y esquivar nuevamente, gracias que comí algo y bebí recuperé algo de fuerzas pero seguía un poco débil. Nuestras espadas chocan y me empuja hacia atrás, obviamente soy lanzada a las cuerdas mientras se precipitaba hacia mí, me escabullí por debajo pero logró agarrarme de la ropa lanzándome al suelo, la espalda me traqueó y gemí del dolor. No podría ganarle, era imposible, interpuse la espada entre él y yo para que no se acercara pero logró destrozar el arma en dos y me agarró del cuello dejándome sin aire, en cualquier momento acabaría asfixiada.
Sus manos hacían presión en mi garganta mientras logré alcanzar a duras penas con mi último aliento la espada destrozada y se la clavé en la mano. Hice que me soltara e intenté ponerme de pie tambaleándome, me agarré de las cuerdas intentando respirar y llenar mis pulmones de oxígeno, ese engendro del demonio se arrancó la punta de la espada como si fuese una espina y gruñó, al parecer ahora estaba enojado. Me agarró del cabello y me incrustó la cara contra uno de los tubos que sostenían las cuerdas, no puedo explicar el dolor tan grande que sentía, tanto que casi quedé inconsciente, cuando fue a pegarme nuevamente contra aquel obstáculo, di una vuelta y le golpeé en los bajos, se inclinó un poco soltándome y le pegué en el rostro con la rodilla, me dolió más a mí que a él ya que la coraza lo protegía completamente, con la misma se irguió y fue a por mí nuevamente, pero esta vez logré esquivarlo y este se fue contra las cuerdas, corrí hacia la espada en el suelo y fui buscando su espalda pero en eso se voltea y me pega.
Parecía que me estaban traspasando el rostro con un guante de metal, mi sangre manchó el suelo y me dolía todo, el hombro estaba doliendo más de lo habitual, no sobreviviría, no podía con ese monstruo invencible que nada le hacía daño, logré ver entre la multitud la silueta de la mujer que me curó y recordé que me dio algo. El ogro venía contra mí con todas las fuerzas, era ahora o nunca, así que probando a la suerte saqué esa bolita y se la lancé al rostro haciendo que algo transparente porque nunca lo vi, le hiciera daño. Cerró los ojos gritando y noté que le salía sangre o algo parecido, daba manotazos a diestra y siniestra sin verme y aproveché agarrando la espada partida para encajársela en su abdomen, cuando se inclinó la saqué y se la clavé en la garganta, dando por terminada esa maldita función.
El hombre cayó al suelo inerte y todos se levantaron a aplaudirme, el rey me miraba furioso desde su puesto y logré ver como se alejaba como alma que llevaba el demonio. La señora a la que agradezco mi vida me abraza sonriendo, cruzando las cuerdas y subiendo al lugar del duelo para sacarme de ese lugar. Nos adentramos hacia la enfermería mientras me dejo curar las múltiples heridas que tenía encima.
-¿Irás a casa verdad? -me preguntó, mientras curaba mi labio.
-Supongo que sí, gracias por la ayuda, sin ti no hubiese podido derrotar a ese gorila.
-Tranquila, siempre que sea para cabrear al rey, estoy de primera.
Pasé bastantes horas dejando que me curase, al salir unos guardias me esperaban afuera, ya no me ataban las manos, me entregaron mi espada y me condujeron a ver al rey. Caminaba con trabajo ya que mi cuerpo estaba magullado y meses de descanso tal vez me recompusieran. Entramos a la estancia principal del rey, donde me esperaba pacientemente y algo serio. Los guardias nos dejan y se marchan.
-Nuevamente has ganado princesa Bethany.
-Los buenos siempre ganamos, Majestad -sonríe hipócritamente.
-Di mi palabra de concederte lo que más anhelabas, puedes ir a casa.
-Mi mayor deseo no es ir a casa, Majestad -se queda sorprendido observándome.
Me quedo con su vista clavada, a pesar de mi debilidad tenía una meta y la cumpliría porque yo, Bethany Gilbert, jamás dejaba algo inconcluso. Saqué mi espada y con rapidez se la clavé en el corazón.
-Este es mi deseo...alteza-le digo mientras saco la espada manchada de sangre de su pecho.
Gimió algunas palabras y cayó redondo a mis pies soltando la corona. Abrí la puerta donde esperaban los guardias, con la cabeza sangrante del rey en una mano y la espada en la otra, me miraban y miraban la cabeza sorprendidos.
-Saluden a la nueva reina de la Unión, órdenes de su Majestad -y les lanzo la cabeza a sus pies...
FIN
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Imagen de Beth
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Holaaaa!!! Espero que les haya gustado esta historia corta pero entretenida, no se pierdan mis otros libros y apoyarme, nos vemossss!!!
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Hermana de fuego
AdventureEl reino del rey Magnus se caracterizaba por su benevolencia y carácter apacible, además que tenía dos hijas gemelas de hermosa belleza. Una nació con problemas visuales siendo muy femenina y arreglada, en cambio la otra le encantaba vestir como hom...