El Wonha había decidido estar finalmente juntas y su amor dio fruto: una linda niña.
SinB -a los ojos de Eunha- es una bebé perfecta, hermosa, tranquila, cariñosa, en fin, su hija es un dulce angelito. Sowon creía lo mismo... hasta que tuvo que cu...
—¿Por qué una Academia de Canto y Piano irá a acampar al bosque?
—Bueno, ¿recuerdas la competencia del mes pasado?
—Pues claro, obtuvieron el primer lugar a nivel nacional.
—Exacto cariño, y esto es algo así como una recompensa por el esfuerzo de los alumnos. La reunión de hace días fue para acordar fechas y temas pendientes, los niños votaron por un campamento al aire libre y eso es lo que haremos.
La sonrisa orgullosa de Eunha se dejaba ver claramente en su rostro. Enseñar a niños y niñas canto y piano era uno de sus sueños hechos realidad.
El primero había sido ser una cantante famosa y reconocida, pero en cuanto la pequeña SinB había llegado a sus vidas, las metas cambiaron, y si ella ya no podía estar sobre el escenario, entonces se encargaría de enseñarles a quienes tienen pasión por el canto y la música.
—Ah, ya veo.
Esa conversación la tuvieron hace poco, y Sowon no se sintió capaz de decir que no cuidaría a la bebé, simplemente no era justo. Pero, aun así, sabía que cuidar a su hija sería algo... entretenido.
La castaña suspiró rendida, hace dos días Eunha le había pedido cuidar a SinB por una semana entera, y desde entonces su sentido común le mandaba señales de alerta.
Simplemente Kim Sowon no estaba capacitada para una semana entera al lado de la nenita SinB. Ya sentía su pobre alma abandonar su débil cuerpo.
Eunha se iría en tres días y Sowon se sintió cada vez más desesperada.
SinB era una bolita de ternura y buenos modales cuando su mami estaba cerca. No había berrinches ni lloriqueos sin razón, porque una mirada seria o unas cuantas palabras de Eunha podían detener cualquier travesura que la bebé estaba haciendo.
Justo como había pasado esa mañana.
Sowon iba saliendo de la habitación principal cuando vio a SinB de puntitas frente al estante de la televisión, tratando de alcanzar una bola de cristal, estaba a punto de echarse a correr para alejar a la nena cuando de la cocina salió Eunha diciendo...
«"¡No! ¡Deja eso SinB!"»
Esas simples palabras bastaron para que la bebé enfocara la vista en su pelicorta madre, soltara una risita llena de diversión y saliera corriendo a seguir jugando con sus juguetes sobre la alfombra.
La castaña tardo un rato en estado de shook.
¿Qué rayos había sido eso?
Tal vez magia negra...
No había otra explicación, Sowon estaba segura que esa manera de controlar a la nena regordeta era obra de la magia negra, de esas que salen en las películas. Pues cuando ella había intentado hablarle a su hija, uso todas las palabras conocidas y por conocer, pero su bebé simplemente no le hacía ni el más mínimo caso.
En ocasiones como esas, se preguntaba si las travesuras incluyen una especie de venganza por parte de su hija al no pasar tanto tiempo con ella.
Pero Sowon de verdad se esforzaba para darle todo a su pequeña familia, al menos lo que económicamente estaba a su alcance, aunque también reconocía su ausencia en casa la mayor parte del tiempo.
Era Eunha quien pasaba todas las horas de todos los días al lado de su hija, incluso la llevaba a su trabajo.
Había tomado una decisión...
Le daría a su pequeña bebé la mejor semana a su lado, y trabajaría menos tiempo en la oficina para estar al lado de su familia.
Kim Sowon sería una buena esposa y una buena madre.
La castaña estaba tan metida en sus pensamientos que se olvidó de vigilar a SinB mientras Eunha se bañaba. Cuando notó la ausencia de su bebita sobre la alfombra, se levantó y corrió a la cocina para abrir el refrigerador, pero SinB no estaba ahí. Salió de nuevo a la sala y logró ver a su hija a un lado de la mesa jugando con unas hojas y un marcador, ella iba a suspirar de alivio cuando su suspiro se transformó en un jadeo asustado al ver las hojas de sus bocetos ser modificadas por el marcador en la diminuta mano de la nena.
El trabajo que iba a presentarle a Yerin estaba siendo destrozado por SinB.
Sowon rogaba por haber guardado una copia, pues de lo contrario, estaba segura que se dejaría caer de un décimo piso.
Su computadora no servía, su única esperanza era el USB donde creía haberlo guardado. USB que, por cierto, estaba desaparecido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
