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Media hora después del incidente de Sowon y su zapato, la importante coordinadora y mujer de negocios, segunda al mando de una de las empresas más reconocidas en Seúl, Kim Sowon, iba entrando a la sala de conferencias con una bebé en brazos que chupaba su manga, el viejo gato afelpado y un biberón de leche con chocolate en la otra mano, el pendrive presionado entre sus labios y por supuesto, calzada con nada más que un par de medias... bastante sugerentes.

Todos en la sala de conferencias la miraron como si le hubiera salido un tercer brazo sobre la cabeza.

No se veia tan mal, ¿verdad?

La castaña había bajado del séptimo piso para buscar el zapato que su bolita de algodón había obligado a cometer suicidio, pero ella era "Kim-mala-suerte-Sowon" y no logró encontrar nada. Buscó en los alrededores y no hubo rastro alguno de su zapato con tacón.

Con la frustración por los cielos regreso al piso siete. No había quien cuidara de su bebé pues nadie quería tenerla por más de cinco minutos, así que se vio en la necesidad de tener que llevarla consigo.

Sowon no pensaba en entrar ahí y ser la comidilla de los inversores por sólo llevar un zapato, así que prefirió deshacerse del que le quedaba y entró con toda la actitud, luciendo las curiosas medias con ligas que Eunha le había regalado, con el pretexto de...

—Sowonnie, las medias lucen tan sexis como tú.

La Kim mayor dejo a la bebé en la pequeña sillita que Eunseo había puesto al lado de su asiento, SinB no quería despegarse de su mamá, y estaba dispuesta a comenzar un berrinche hasta que el señor Neko apareció en su pequeño campo de visión. Sowon conectó el pendrive a la enorme pantalla y la reunión dio inicio.

No habían pasado ni treinta minutos cuando de repente...

—De esta manera podremos obtener más ganancias, necesitamos que las nuevos dise... —sus palabras quedaron a medias tras recibir el impacto de un viejo peluche contra su mejilla.

Una risita y aplausos diminutos llenaron la habitación.

SinB se estaba retorciendo en su sillita de tanta risa, la nena regordeta se había cansado de jugar con su gatito y trataba de llamar la atención de su madre para que jugara con ella.

Sowon suspiró, recogió el gato y se lo dio de nuevo a su hija.

—Entonces, como les iba dicie...

El gato había sido lanzado hasta su rostro de nuevo, y SinB agitaba sus manitas y piernitas mientras reía descaradamente desde su sillita.

Una vez más, Sowon levantó el gato y lo puso sobre el regazo de su bebé, pero está vez, cambió de lugar hasta el otro extremo de la pantalla, lo más alejada que podía estar.

SinB frunció su ceñito y lanzó el gato con más fuerza, pero no llegó a más que rozar los pies de Sowon, quien le dio una sonrisa de autosuficiencia a la bebé regordeta.

Algunos minutos más tarde, la reunión había tomado la seriedad habitual y solo se escuchaban la conversación de los adultos, acompañados de uno que otro balbuceo por parte de SinB.

La Kim mayor creía que su esponjosita bebé al fin estaba comportándose como era debido, iba a cambiar la imagen de la pantalla a algunas gráficas cuando de la nada, sus diapositivas cambiaron dejando ver el fondo de su computadora que era una foto suya, pero por supuesto no cualquier foto suya.

La foto en su laptop, la que había sobrevivido después de su demolición, mostraba a una Sowon en pijama, con las mejillas claramente llenas de crema pastelera y el resto de su rostro pintado con acuarelas en una muy abstracta obra de su pequeña hija quien, por cierto, aparecía en la foto elevando en alto como una bandera, lo que claramente eran sus bóxers con dibujos de jirafas. Eunha solo se reflejaba riendo fuertemente en el gran espejo de la habitación, pues ella había sacado la foto en su anterior cumpleaños.

Sowon la había puesto de fondo de pantalla, porque esa era la viva representación de su pequeña familia, era un poco alocada, pero no las cambiaría por nada, las amaba con todo su ser y su corazón. Sin embargo, la vergüenza la atacó, y su rostro, su cuello y hasta sus orejas enrojeció notoriamente.

Giro la mirada hasta su hija, quien sólo le sonrió desde su sillita, mordisqueando el pendrive que había arrancado de su laptop.





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Un tiempo con mamá │WonB/WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora