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—¡No! SinB suelta eso.

Sowon corrió a la habitación tras la pequeña bebé regordete de un año y tres meses.

—¡Bebita no te metas eso a la boca!

El grito asustado de la castaña mayor resonó por todo el departamento al ver que su bolita de algodón se llevaba un llavero a la boquita.

Ese día sería muy largo para Kim Sowon. El amor de su vida había tenido una reunión importante en la escuela de música y canto en la que trabajaba, por lo que no pudo llevar consigo a SinB y Sowon había sido la encargada de cuidarla.

Hace cinco años atrás, Jung Eunha y Kim Sowon se habían conocido de casualidad en la universidad, cuando —en un mal tiro de Kim— la pelota de basketball se estrelló en la bonita mejilla de Eunha, mandándola directo al suelo. Terminaron en la enfermería platicando por horas y saltándose las clases restantes, al final del día Sowon la había acompañado a su casa descubriendo que solamente una cuadra dividía sus hogares.

Después de terminar sus estudios comenzaron a vivir juntas, surgieron ciertos problemas con respecto al alcohol por parte de Sowon y estaban muy cerca de terminar su relación de años, pero como un regalo divino, SinB se presentó haciéndose pasar por una enfermedad estomacal.

Cuando descubrieron lo que en realidad era, las cosas en su relación aún estaban tensas y en el momento que Eunha dijo estar dispuesta a convertirse en madre soltera en lugar de estar lidiando con una ebria casi toda la semana, Sowon pareció tomar las cosas seriamente y trabajó duro en dejar el vicio que estaba destruyendo su vida y su relación.

Meses después SinB llegó al mundo rodeada de una familia con mucho amor, los padres de Sowon siempre han sido muy amables con Eunha y los padres de la más joven eran los más emocionados al saber que su única hija al fin los iba a hacer abuelos.

Su nueva vida como madres fue dura, sobre todo porque los gastos habían aumentado, pero lograron sobrellevar las cosas. Sowon consiguió un buen empleo como coordinadora en una compañía de moda y Eunha era maestra de canto y piano de medio tiempo, lo cual le permitía llevar a SinB con ella.

Cada dos domingos Sowon tenía el día libre y la mayor parte del día se la pasaba durmiendo, por lo que eran contadas las ocasiones en las que pasaba gran tiempo de calidad junto a su hija, por supuesto que eso no quería decir que no la amara —porque SinB era también el amor de su vida—, pero tenía que trabajar duro para darles lo que necesitaban.

Este día en específico, Eunha no había podido llevarse a la bebé con ella y le había pedido a Sowon que se hiciera cargo hasta que volviera. Afortunadamente Sowon había conseguido que Jung Yerin —quien era su jefa y amiga cercana— cambiara su día libre, y ahora estaba sufriendo una crisis al no saber controlar a su ángel travieso.

—SinB, mi amor, no toques eso. Vamos, dale ese cubierto a mamá, no queremos accidentes, ¿verdad?

La bebé simplemente soltó una risita, agitó sus bracitos y salió corriendo a la sala con el cubierto en la mano.

—¿Cómo puedes tener tanta energía? —Sowon le hablo a la bebé una vez la tuvo en brazos y alejándola de cualquier peligro.

SinB se removió inquieta tratando de bajarse y haciendo pucheritos que indicaban un próximo llanto.

—Oh... No cielo, no en mi turno.

La mayor se dirigió a la cocina para entibiar un poco el biberón lleno de leche chocolatada y se lo dio a la bebé en sus brazos que estaba empezando a gimotear.

Después de tomar todo el contenido del biberón, Sowon esperaba que la pequeña se durmiera —o al menos eso es lo que Eunha le había dicho—.

«No te preocupes Sowonnie, en cuanto tome su leche caerá dormida y no te dará más trabajo»

Entonces, ¿porque su bebé no paraba de correr por la sala con ese viejo gato de peluche? En lugar de hacerla dormir, parecía que le había dado un energizante.

Con la duda carcomiendo su cerebro fue a revisar la leche para asegurarse de que le había dado la correcta, y sí, por suerte sí.

Pero se llevó una desagradable sorpresa al ver su refrigerador casi vacío: no más leche, no más jugo, no más comida y lo principal, no más papilla de manzana para SinB.

Suspiro derrotada al darse cuenta que tendría que salir y hacer las compras, dejar a SinB con alguno de sus abuelos no parecía una opción, sus padres estaban de viaje y los padres de Eunha vivían considerablemente alejados, por lo que tendría que ir con la bebé al supermercado.

Pero antes...

—Cariño, es hora de tomar un baño.





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Un tiempo con mamá │WonB/WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora