18. abstinencia

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Matías lleva 2 semanas sin drogarse.

Enzo lleva 2 semanas viviendo con él.

Su nariz pica por la necesidad, sus pulmones ardiendo, es adicto, y tal vez siempre lo había sido, tal vez siempre había tenido esa necesidad.

Siempre había estado destinado a estar condenado.

Pero apenas puede pensar en eso, está ocupado encargándose de Enzo, de que cuando llegue un día no lo encuentre muerto.

Se ocupa de él, espera después de cada crisis, se sienta en la puerta del baño, esperando a que salga, con los ojos llenos de lágrimas y el pelo igual de enredado que el día anterior.

Enzo no se ha bañado desde el primer día que piso su casa.

Son dos semanas, dos semanas en las que no se ha drogado, dos semanas donde lo ha estado cuidando y pronto la abstinencia lo golpea, como una roca chocando contra él, destabiliza su mundo y su mundo ahora es Enzo.

Los destabiliza a ambos.

Y entonces cuando se arrodilla y lo lava con una toalla, tiene que apretar su puño y evitar que Enzo note lo mucho que sus manos tiemblan.

Síntomas de la abstinencia. Son solo eso, pero nunca habían sido tan fuerte.

Son repentinos, tal vez porque es el mayor tiempo que lleva limpio desde que empezó, o por lo menos desde su último intento. 2 semanas son 14 días, y 14 días es mucho tiempo.

Mucho tiempo, y muy raro.

Ver a Enzo levantarse e ir a trabajar también es raro.

Se sienta en el colchón, observándolo ponerse la misma ropa con la que llegó a su casa, el mismo saco, la misma camisa.

Es distópico, ver el hombre que había bañado el día anterior levantarse de repente y vestirse, bañarse correctamente, arreglarse frente a su espejo.

"¿Sabes atar corbatas?" Le pregunta Enzo, peinando su cabello con sus dedos y aplicándose torpemente un poco de su perfume.

"No, no sé" Contesta, descargando su cigarro en el suelo, las baldosas llenándose de cenizas lentamente, Enzo suspira, con la corbata alrededor del cuello.

"Sofía sabía hacerlo"

La agresividad es parte de la abstinencia, eso lo había escuchado alguna vez, pero el enojo que empieza a fluir por sus venas no tiene excusa.

No le agrada Sofía, no lo había hecho desde que Enzo llegó llorando a sus brazos, no lo había hecho con cada pieza de información que Enzo decía.

No le agradaba y ser comparado con ella tampoco.

"Vete con ella, que te até la corbata si tanto sabe" Dice, cruzándose de brazos, el cigarro colgando de sus dedos.

Puede dejar las drogas, pero necesita algo que calme la ansiedad por consumir antes de que se vuelva loco.

"Yo nunca dije que ella sabía más" Enzo replica, mirándose al espejo y haciendo un par de lazos torpes frente al espejo, el nudo deshaciéndose.

Aunque supiera hacerlo, problamente no podría, sus manos temblaban mucho para hacerlo.

Enzo se rinde y deja la corbata en su tocador, junto con su collar, suspirando.

Ninguno de los dos dice nada cuál el sale por la puerta.

El se tira en su colchón, apagando su segundo cigarro del día contra la pared, se estira, una, dos, tres veces, intentando que los espamos en sus músculos paren.

No lo hacen, nunca lo hacen.

Cierra los ojos lentamente, sus párpados calientes, su cuerpo pesado, todo es más difícil de procesar, demasiado brillante y ruidoso.

Necesita descansar, solo un momento y luego podrá ser el Matías de todos los días.

"Estás sudando muchísimo" Escucha la voz de Enzo, preocupada, sus manos en su espalda húmeda. No fue un momento.

"¿Que hora es?" Pregunta, acelerado, se levanta de un tirón e ignora como su cabeza palpita, su ropa pegandose incomodamente a su piel.

"Llegué de mi turno, son las 7" Enzo le contesta, ayudándolo a sentarse y sacarse la camisa empapada por la cabeza, el sudor chorreando de su piel "¿Estás enfermo?"

Si, pero esa respuesta no ayudará a Enzo.

"Hace dos semanas no me drogo" Contesta en su lugar, con los ojos nublados e intentando enfocar su cara, puntos bailando en su visión.

"Síndrome de abstinencia"

Entonces Enzo parece entenderlo todo.

El se quita el saco, y su camisa de botones es reemplazada por una de las que había llevado en su cesta de ropa, una camisa negra con un diseño extraño, no intenta comprenderlo.

"Levantar, vamos a bañarte, el agua frías te va a ayudar" Enzo le dice, en voz baja, lo toma por la cintura y lo ayuda a caminar,

El toma una de sus camisas y la pone sobre su cabeza, el dolor de cabeza baja inmediatamente, oscuro y frío, todo es callado mientras camina hasta el baño, pasos débiles.

Alguna vez había hecho lo mismo con Sina, cuando vivía con ella, ella también era adicta, e intentar desintoxicarse había sido inútil.

Los cuatro días sin drogarse se fueron a la basura cuando ella llegó y lo invito otra vez a hacerlo.

"Por los viejos tiempos" Había dicho, con una línea delgada de coca en la mesa ratonera, moviendolo con su SUBE.

Él llevaba cuatro días, los síntomas de la abstinencia habían estado ahí, quería calmarlos, quería volver, recaer sonaba mucho mejor que estar sano.

Quería recaer.

"Solo una vez"

Sina y él acabaron con la bolsita que ella había traído en menos de una semana.

Enzo lo sienta lentamente en las baldosas del baño, cerámica fría en su piel caliente, el se arrodilla a su lado, quitando su pantalón y ropa interior con dedos rápidos.

El había hecho lo mismo.

Cierra los ojos y deja que el agua fría relaje su mente, Enzo tarareando en voz baja mientras masajeaba su cabeza, sus dedos largos entre su cabello.

"Perdón por no saber atar tu corbata" Dice, de repente, demasiado tranquilo para pensar, su cabeza llena de espuma con olor a fresas.

"No importa, Sofía me malacostumbro a eso, ella quería que todo fuera perfecto" Contesta Enzo, dejando caer el agua sobre su cabeza, frío sobre caliente, el jabón deslizándose por sus hombros.

Se siente bien ser cuidado.

"Ya aprendí a serlo"

Se siente bien ser amado.

...

Wapo traketero oficialmente tiene 18😭

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