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Flash back

Veo que se va acercando a paso lento hacia mí, mientras tiene sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. 

—Kookie… —Se detiene cuando está Justo enfrente de mi. Miro hacia otro lado, evitando mirarlo a los ojos porque sé que mi sonrojo ya es muy notorio.

Siento que la yema de sus dedos dejan un rastro de caricias en mi mejilla hasta mis labios. Mierda, se siente bien. Mi sonrojo se ha extendido a mis orejas y cuello. Quiero cubrirme el rostro por la vergüenza.

Toma mi mentón y me hace girar la cabeza para estar frente a frente. Nuestras respiraciones se combinan cuando acerca más su rostro al mío, acaso

—Me gustas mucho, kookie. —Y sin más, une sus labios con los míos en un beso corto y delicado, para luego retroceder e irse.

Fin de flash back

Suspiro, mirando hacia el tablero, donde el maestro hace más de cinco minutos está escribiendo mientras habla de los puntos que ha dejado como tarea. Desde anoche que pasó eso, no puedo dejar de recordarlo. Recuerdo ese beso, las palabras que salieron de sus labios y esa extraña sensación que me invadió en el momento en que me besó y luego se fue.

«Le gusto»

—Jungkook

No es necesario que voltee para saber quién es. Es Jimin. Hago una señal con mi mano derecha de que lo he oído para saber que quiere.

—¿Puedes ayudarme con el taller de matemáticas? No entiendo ni mier- —Se interrumpe él mismo antes de terminar de soltar la palabrota. —¿Puedes?

Veo que el maestro nos da la espalda para seguir escribiendo en el tablero y aprovecho para voltear a ver a Jimin.

—Ve a mi casa hoy para hacerlo juntos —Susurro. Lo menos que quiero es que el maestro me llame la atención.

—Hoy no puedo, tengo cita médica —Ruedo los ojos divertido y él me sonríe inocente. —Lo siento.

—Entonces mañana, ¿está bien? —Levanta sus pulgares en modo de confirmación. —Ahora, presta atención.

—Estoy aburrido

Niego con la cabeza sonriendo. Historia no es una materia con la que Jimin se lleve bien. No sé si odia la materia, el profesor o ambos.

Iba a voltear cuando veo que tiene la intención de decirme algo, así que espero que lo haga para volver a voltear e intentar copiar algo de la explicación.

—¿Escuchaste la nueva canción de the weekend? —Se le nota la emoción. Es su artista favorito y a mí también me gusta mucho.

—Obvio, esperé a que se estrenara para dormirme. Está buenísima.

—Dejen de hablar, pendejos —Susurra esta vez Taehyung. —El maestro les llamará la atención. —Jimin lo mira y hace un puchero que lo hace lucir muy tierno.

—Que va, está embelesado anotando en ese tablero un montón de cosas que no entiendo. —Miro fugazmente al maestro y efectivamente, sigue escribiendo en el tablero, dándonos la espalda.

—De igual manera. Con lo cascarrabias que es ese maestro. —Voltea hacia el mencionado y nos mira ahora a ambos. —Parecen dos viejas chismosas.

Abro la boca indignado. ¿Me dijo chismoso? Dónde él es quien espiaba lo que hablábamos. Mal ahí, Taehyung.

—Que aburrido andas hoy, amor. —Jimin hace una mueca y Taehyung rueda los ojos.

Hasta ahora que Jimin llama a Taehyung por ese apodo, recuerdo que son pareja. La sonrisa que tenía en el rostro desaparece por completo al sentir mi pecho oprimido.

Estoy confundido por muchas cosas, pero estoy seguro que todo fuera más fácil y llevadero si no me gustara Taehyung.

—Me uno a hacer el taller con ustedes. Tres cabezas piensan más que una.

—¡Ja! ¿Tres? La única cabeza con la que piensas es-

—Oye, oye, ya. —Tae interrumpe a Jimin. —¿Puedo unirme? —Me pregunta haciendo un puchero. Soy muy débil ante eso y él más que nadie lo sabe.

Asiento levemente con la cabeza. —S-si.

—Tarde de chicos —Celebra Jimin desde su pupitre, mientras taehyung ríe bajito.

Les doy una última mirada y me giro para darle la espalda a ambos.

Dios mio, dame fuerzas porque sé que no me hará bien estar con ellos en un mismo espacio por tanto tiempo, aún no. Me he distanciado por lo mismo.

Mi mente me juega una mala pasada, en menos de diez segundos me he imaginado muchas cosas que, posiblemente, pueden suceder mañana que nos reunamos en mi casa para hacer el dichoso taller de matemáticas.

Suspiro resignado. No he podido concentrarme en la explicación que ha estado dando el maestro por estar pensando de más.

Deseo tanto dejar de estar enamorado de Kim Taehyung. Quiero dejar de estarlo.

La puerta de mi habitación es abierta por Yoongi, lleva puesto una camisa color rojo, dos tallas más grandes que él y que muy seguramente es de Hoseok

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La puerta de mi habitación es abierta por Yoongi, lleva puesto una camisa color rojo, dos tallas más grandes que él y que muy seguramente es de Hoseok.

—Te buscan. —Me mira y sin más, se aleja para seguir por el pasillo hasta llegar a su habitación.

—¿A esta hora? —miro la hora en mi celular con el entrecejo fruncido. Son las nueve de la noche. —¿Quién?

Hace unas dos horas qué Taehyung se fue a su casa después de pasar la tarde jugando videojuegos, dudo que sea él, en su casa duermen temprano. Nam no puede ser porque está de turno en el hospital y hasta hace un rato estábamos platicando por llamada. ¿Jimin? No él ni loco viene a mi casa a estas horas de la noche, su mamá lo dejaría sin cabeza.

Perezosamente me reincorporo en mi cama, estirando mis brazos para quitarme un poco la pereza acumulada en mi cuerpo. Estoy cansado y ya iba a dormir. Me dirijo hacia la puerta de mi habitación y mi ceño se frunce aún más cuando veo de quién se trata.

—¿Estás ocupado?










Mirame a mí, solo a mí (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora