Despertó sintiendo la habitación fría, helada al punto de temblar, giró sobre las mantas y miró el techo oscuro. Suspiró profundo y su cabeza cayó a su lado donde estaba el cascabel con el adorno. Parpadeó detenidamente en esa dirección, la oscuridad del cuarto extendiendo conforme sus ojos se acostumbraban. Estaba solo, y estaba helado. Se sentó buscando algo para calentarse.
Y entonces sintió el par de manos sobre sus hombros. Sus ojos se abrieron con sorpresa pero la calma se sintió familiar, las manos frías deslizándose por sus brazos desnudos hasta sus manos. No tuvo miedo, aunque debería, en cambio miró con asombro el cabello oscuro aparecer de entre las sombras, la piel palida formando un rostro, ojos rasgados, nariz recta y una boca con dos lunares en la parte superior. La sonrisa que apareció en el rostro calmó a Minghao quien obedientemente se recostó con su corazón latiendo.
Hubo una sonrisa.
Y Minghao fue conciente del rostro atrayente que apareció frente a él, era hermoso. Hermoso. Como lo describiría su madre. Hermoso, aunque era un hombre.
El corazón de Minghao latía con tanta fuerza que su temperatura se elevó, de pronto sentía todo su cuerpo caliente y la única forma de aliviarlo eran las manos heladas que estaban sobre él, las observó recorrer la tela, los dedos subiendo por su pie, dibujando lineas imaginarias en la pierna de Minghao.
Como si pintara. La mano de Minghao se alzó hasta el rostro, la mejilla fría. Dibujó en ella una linea, y el hombre se detuvo por completo, con sorpresa mientras sus ojos azules lo miraban como si Minghao fuera una luz.
—Puedes moverte
La voz armoniosa le causó escalofríos. Minghao llevó su otra mano a la otra mejilla, haciendo más dibujos mientras apreciaba cada facción perfecta de su rostro. Su corazón aun latía, su cuerpo aun estaba hirviendo, pero aun seguía fascinado con este hombre que le provocaba una inmensa calma. El aliento frio lo hizo cerrar los ojos, y solo allí notó que moría de sed.
Cerró los ojos deseando beber.
Sintió la mano helada en su mejilla y después los labios y el beso profundo que inundó su sentido. El peso frio agradable mientras se recostaba.
Felizmente dejaria que este hombre lo devorara.
Jun.
Supo su nombre.
—Jun...— Lo llamó apartándose del beso. Gimió cuando las manos heladas subieron por sus piernas, y después por su espalda, la boca fría ahora en su hombro mientras que la mente de Minghao divagaba. Solo podía pensar en su nombre. Jun.
Jun.
Incluso cuando Jun mordió su piel hasta hacerlo sangrar no dejó de sentirse bien, no había dolor alguno, solo un placer frio que recorría su cuerpo como si pasara por sus venas, era lo único que estaba aliviando el calor de su piel. Estaba sudando gracias al calor, asi que era normal buscar el frio.
—Jun...
Lo abrazó sintiéndolo entre sus piernas, Minghao solo era vagamente conciente de que lo dejaría hacer cualquier cosa con tal de aliviar el calor. Lo dejaría tomar todo de él, incluso lo que no tenía. Si Jun tan solo pudiera quedarse a su lado hasta el amanecer Minghao le daría hasta su alma.
Gimió adolorido cuando Jun entró en él. Y Minghao despertó por un momento. Así no se suponía que debían ser las cosas, Minghao no debería hacer esto, no con él. Intentó apartarlo pero el beso de Jun fue embriagador, él tomó sus manos y las sostuvo. Las entrelazó dandole consuelo mientras que el dolor en su parte baja comenzaba a palpitar.
De nuevo, despertó brevemente, porque no debería ser así... Gimió y se abrazó a Jun cuando él se movió. Fue lento pero el dolor que lo abría apenas fue soportable. Y cuando lo hizo de nuevo la cabeza de Minghao volvió a irse, comenzó a gemir al mismo ritmo que Jun se movia. Una y otra vez, a veces lentos, a veces un poco más rápido.
Otra vez despertó y trató de alejarse, pero no hubo resultados, Jun lo sostuvo, volvió a besarlo y Minghao gimió una última vez mientras sentía algo frio llenar su interior. De nuevo helado. Pero no estaba bien, porque asi no se suponía que debían ser las cosas. Los hombres no eran mujeres, no podían ser como las mujeres.... Él no era una mujer.
Jun se detuvo y se apartó curioso, su rostro perfecto deformado en una mueca confusa mientras que veía a Minghao, Minghao lo miró a él recobrando un poco de su conciencia.
—No eres una mujer...— Dijo Jun.
Escuchó un tintineo.
—Suéltame...
Jun lo soltó y huyó de él, dejando a Minghao de nuevo recostado con el calor hirviendo su piel, de pronto el frio dejó la habitación y no había nada que pudiera consolarlo. Lo único frio que pudo sentir fue en su interior, la parte de Jun que había quedado en él, Minghao miró hacia abajo, su estomago.
El vientre abultado.
Respiró con fuerza con su mano temblando sobre el bulto recordando a su prima, recordando a la mujer, el mismo vientre, ellas... Jun era... Colocó su mano y rasgó su estomago sin atravesar la piel, con el dolor extendiéndose y sintiendo que se quebraba, que se rompia y se desgarraba algo dentro suyo, miviendo sus entrañas como si quisieran sacar su corazón. Su estomago abultado se movía, y algo quería salir. Algo...Cerró los ojos sintiéndose en el infierno.
Y despertó.
Se alzó jadeando con el pecho oprimido, estaba sudando tanto que había conseguido empapar las sabanas, examinó su cuerpo, su estomago plano y sus piernas mojadas, abrió con prisa su ropa y su garganta se cerró. Su estomago estaba plano, pero tenía sus rasguños sobre la piel, marcas rojas y sangrantes que manchaban un poco su ropa blanca.
Miró la ventana y ya era de día.
¿Que clase de demonio era Jun?
El cascabel sonó y la mirada de Minghao fue al recuerdo de su prima.
Este demonio fue el que la mató, no había duda.
Ese demonio... Minghao tenía que matarlo.
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PSYCHO [JunHao]
FanfictionUna maldición cayó en un pueblo, asi que se entregó un alma en sacrificio. El alma quiso vengarse. *JunHao *Advertencias dentro de la historia.