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Jun había crecido con un alma hermosa.

Mientras que Minghao sufría el castigo de darle paso al lamento este hombre crecía con tranquilidad rodeado de sacerdotes que purificaba su alma, rodeado del hermoso jardín que se extendía alrededor del santuario. Rodeado de flores y de las sonrisas de los fieles. Jun creció en medio del amor y paz mientras que Minghao se detuvo en el tiempo dentro de la oscuridad. Por eso...

Los ojos que le regresaba la mirada eran puros y amables, repletos de la tranquilidad de una buena persona, mientras que los de Minghao estaban tan oscurecidos como los tatuajes de sus brazos. Su alma manchada por el lamento, y solo siendo sostenida por el deseo de Jeonghan.

Jun le sonrió.

—Bienvenidos. Mi nombre es JunHui.

Pudo sentir el asombro de Seungkwan detrás suyo y la confusión de Seokmin y MinJi, quizás ellos no esperaban que Jun se presentará personalmente frente a ellos, aunque Seungkwan seguía creyendo que era una coincidencia que justo al llegar estuviera él allí. Minghao no creía que fuera una coincidencia.

Jun vino por su propia mano, vino ante él porque sabía que llegaría.

Aun así Jun estaba emocionado, sonreía y miraba a Minghao con genuina curiosidad, como si no lo conociera pero aun así quisiera hacerlo. Era un cariño puro.

—¡Ah! ¡Devoto Seungkwan, señoría!— Seungkwan agachó la cabeza y después tomó la mano de Seokmin para hacerlo dar un paso enfrente. —Sacerdote Seokmin. Señorita Xu MinJi, y...

Jun miró atentó a Seungkwan mientras presentaba a Seokmin y a MinJi, al parecer Jun era mucho más importante que todos ellos, Minghao no lo sabía bien, sus recuerdos mezclados y los apenas reconocibles de Jeonghan no le daban ninguna información útil. Jeonghan era un sacerdote demasiado despreocupado como para recordar honoríficos.

—Xu Minghao.— Respondió.

Jun parpadeó como si quisiera recordar el nombre, pero no lo hizo, él no reconocía a Minghao. Se sintió ofendido por ello ¿a eso se refería con excepciones? Apostaba que Jun ni siquiera recordaba algún nombre de todas las mujeres a las que lastimó antes, Minghao no era diferente.

Aun así contuvo su enojo y sonrió dando un paso atrás.

La sensación de ser vigilado por montones de ojos no era imaginación suya. Aqui él era una extrañeza, todos lo miraban con curiosidad y precaución, desde los sacerdotes que caminaban por los pasillos del santuario hasta Seungkwan que seguía pensando en él como un demonio o algo parecido. Todos se detuvieron cuando Minghao llegó.

Minghao se inclinó ante Jun para disipar las dudas. Jun se inclinó ante él en respuesta, poco más que una cortesía.

Inclinó su cabeza y sonó el cascabel.

La mirada de Jun cambió.

"¿porque suena como una serpiente?"

—Suena como un cascabel.— Dijo Seokmin para Seungkwan dandole una sonrisa. Minghao aun tenía su mirada puesta en Jun, y Jun lo miraba de regreso con una mueca extraña. —Es adorable.

Seokmin y MinJi pensaban lo mismo, de hecho, cada que MinJi escuchaba el cascabel ella agitaba su cabeza en respuesta con el adorno que le perteneció a su tia. Pero Seungkwan... Para seungkwan sonaba más como una serpiente, al igual que para todos los demás sacerdotes que ahora lo miraban con la guardia en alto. Ellos comenzaban a murmurar.

Pero aunque Minghao supiera lo que pensaban todos a su alrededor los pensamientos de Jun eran indescifrables. No lo escuchaba ni lo sentía en su cabeza.

Jun sonrió de nuevo y se apartó un poco del camino extendiendo la mano.

—Les conseguiré una habitación en el santuario, veo que su estancia no será corta.— Dijo Jun haciendo que Seungkwan casi saltara emocionado. 

PSYCHO [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora