Era una estafa, Minghao estaba convencido de eso pero aun así trataba de hacer lo que él dijo, esa noche se recostó en las mantas y miró al techo pensando en el sacerdote y sus palabras.
"Ten cuidado, Minghao, una vez que lo dejas entrar no hay salida. Recibe mi bendición y deja que se vaya."
Si estaba bendecido entonces no había nada más de lo cual preocuparse, si el sacerdote los había bendecido a todos entonces no había forma en la que Jun regresara por otra mujer. Deseaba dormir tranquilamente y que al despertar no hubiera ninguna nueva víctima. Quería dormir con la tranquilidad de que nadie más moriría al amanecer.
Cerró los ojos y respiró profundo, sus manos sobre su estomago, sobre sus heridas cubiertas. El recuerdo amargo de su estomago lo hizo fruncir el ceño, el dolor que sintió ahora era solo una reminiscencia. No quería pensar más en eso.
No quería pensar en Jun, o en lo que era Jun.
Tratar de dormir así estaba siendo insufrible. No quería pensar en Jun, pero las imágenes de la noche anterior constantemente atormentaban su cabeza, la sensación de sus manos frías sobre su piel caliente le causaba escalofríos, la forma en la que lo sujetaba y respiraba sobre él. La cercanía...
Su pecho se alzó sintiendo las manos heladas subir por sus costillas, su cuello fue directo a la boca congelada de Jun, y el cerebro de Minghao se apagó como la ultima vez, despejando cualquier miedo o rechazo que pudiera existir. Como si Jun solo existiera para consolarlo.
Jun sostuvo su mano y Minghao la observó.
Algo estaba quemando a Jun, podía ver el humo salir, un humo oscuro que se escurría entre sus dedos pero que no lastimaba a Minghao, lastimaba a Jun. Y cuando él se recostó sobre su mejilla el mismo aroma a ceniza se esparció en Minghao.
Todo el cuerpo helado de Jun comenzaba a calentarse, hasta que pequeñas chispas rojas y amarillas saltaron de su piel.
Jun se estaba quemando.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Esa voz. Era del sacerdote. Minghao era capaz de escucharla como si él estuviera allí, recitando esas palabras sobre él.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Jun estaba quemandose, humo negro comenzando a inundar la habitación, Minghao apenas podía respirar, apenas podía ver el hermoso rostro de Jun siendo consumido por las llamas.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Jun se apartó colocando una mano sobre su mejilla, ahora no estaba helada, solo había calor.
Los ojos azules de Jun...
—No es tan facil.
Jun lo abrazó de nuevo, las llamas comenzando a salir pero sin quemar a Minghao, y la voz del sacerdote comenzó a repetirse con más fuerza mientras que Minghao se sostuvo de Jun. La sensación de su piel helada volvió de alguna manera entre las llamas. Minghao gimió al sentirlo, el recuerdo de la noche anterior palpitando en su pecho.
Pensó que quizás le gustaba eso. ¿Cuantas veces podría tener algo similar en su vida? En su aburrida vida carente de emociones y sentido. Al final del día Minghao solo existía para ser abandonado en un taller, escondido del mundo, avergonzando a sus padres. Si iba a vivir así entonces rescatar un poco de su emoción, aunque se sintiera como una falta, un error.
Si podía a tener a Jun todas las noches entonces tambien dejaría que el fuego se apoderara de él.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Siendo visitado todas las noches. Su cuerpo siendo de Jun, perteneciendole a él y no a la mente de Minghao.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Dejando que el fuego lo consumiera hasta que no quedara nada. Su vida entera a devoción de Jun.
Un hermoso monstruo encerrado en un sueño. Durmiendo profundamente todas las noches, cierra ventanas, puertas, solo para encontrarlo. Atrapando recuerdos, deambulando buscando ese sueño.
Hasta darle lo que quisiera.
Pero Minghao no podía darle eso que quería. Porque Minghao no era una mujer.
Un hermoso monstruo...
Sus ojos se abrieron de golpe y tomó a su lado lo único que encontró, y golpeó a Jun con tanta fuerza que el fuego se concentró en esa parte mientras que quemaba en su mano. Escuchó un tintineó y después vio el amanecer entrar por las ventanas.
—Tu...— Habló con el odio burbujeando en su boca. —No dejaré que...
El objeto que tomó para apuñalar a Jun en la cabeza era el adorno de su prima, y el cascabel tintineaba mientras que los ojos azules se encajaban en los oscuros de Minghao.
Jun le sonrió. Y se fue.
Rápidamente colocó una mano sobre su estomago solo para comprobar que no había nada allí, y aunque el dolor se extendió por su cuerpo no estaba abultado, aun así sintió sus entrañas moverse como si empujaran fuera de su cuerpo y soportó el grito que quiso salir.
Si ellos descubrían esto...
Se mordió el labio con tanta fuerza que la sangre espesa corrió por su barbilla mientras se doblaba abrazando su estomago.
Su labio no fue lo único que sangró. Cuando el dolor se fue y Minghao pudo sentarse sus sabanas y su ropa estaban tan ensangrentadas como estuvieron las de su prima. El recuerdo lo hizo vomitar.
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PSYCHO [JunHao]
FanfictionUna maldición cayó en un pueblo, asi que se entregó un alma en sacrificio. El alma quiso vengarse. *JunHao *Advertencias dentro de la historia.