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Heeseung había desperdiciado demasiado tiempo bailando con sus manos en el aire.

Y con demasiado se refería a probablemente la mitad de su vida.

Todas esas noches, de fiesta en fiesta hasta el amanecer, terminaban con un omega desconocido. Al salir el sol, él siempre huía sin dejar rastro.

Él sólo quería pasar un buen rato.

Disfrutaba su libertad, disfrutaba poder estar con quién quisiera a la hora que le apeteciera sin responsabilidades.

Pero claro, cualquier placer por más sublime que fuera llegaba a su fin.

Ya no era lo mismo.

Ya no disfrutaba de estar con diferentes omegas todos los días, al contrario, lo hacía sentir sucio y asqueado.

Además de que últimamente los omegas que lo buscaban era solamente por su dinero y eso era un dolor de cabeza.

Las ganas de buscar a un omega para divertirse se habían esfumado.

En su próximo celo tendría que conseguir a alguien pero su cabeza dolía de estrés al tener que ponerse a pensar en eso. Probablemente sería mejor pasar su celo solo.

Si tan solo tuviera una pareja.

Si tan sólo no hubiera sido un imbécil que brincaba de omega a omega sin tener algo serio, esto no estaría pasándole.

Bueno, se lo merecía.

Los alfas idiotas y promiscuos terminaban solos como él.

Su lobo suspiraba triste, se sentía tan solo. Necesitaba que el calor de un omega encendiera una llama en su alma para poder hacerlo sentir con vida.

Para sentar cabeza y empezar una familia.

Incluso su propia familia había empezado a presionarlo; le exigían que debía casarse y dar un heredero para la empresa lo antes posible.

Le avergonzaba hasta cierto punto que su familia pensara que era un desviado por no haberles presentado a ningún omega en toda su vida formalmente.

Todo era vergüenza, decepción y arrepentimiento en su vida hasta que llegó ese día.

Ese día en el que ese bello omega llegó a trabajar a su empresa.

Tuvo que despedir a su antiguo secretario beta por intentar robarle. Fue toda una faena conseguir a un secretario nuevo pero, afortunadamente uno de sus trabajadores le habló de un omega recién egresado de la universidad que buscaba trabajo.

No tenía experiencia laboral, pero sí un currículum bastante llamativo con buen promedio de la universidad, reconocimientos,  constancias por congresos de administración de empresas y finanzas.

Heeseung no dudó en contratarlo. Desde el instante en que vió su foto en el currículum, sintió que ese omega tendría un papel muy importante en su vida.

Y así fue.

El hermoso omega se presentó en su oficina, visiblemente nervioso, como una oveja asustada en la guarida de un lobo feroz. Sin embargo, Heeseung hizo todo lo posible por tranquilizarlo y hacerlo sentir en confianza.

Heeseung jamás pensó el querer rogarle alguien para trabajar para él.

Pero ahí estaba, ofreciéndole miles de comodidades y beneficios al omega para que aceptara trabajar ahí y el omega no tuvo otra opción más que firmar el contrato ese mismo día.

Heeseung volvió a su apartamento con una estúpida sonrisa en su rostro, incluso no pudo dormir imaginando miles de escenarios ficticios con ese lindo omega de cabello negro, sonrisa perfecta y piel tan blanca como leche.

Parecía un adolescente embobado experimentando su primer amor.

Tal vez ese omega era su primer amor, porque nunca antes se había inspirado tanto para amar de esa manera.

Era como si todas sus exparejas se desvanecieran en la niebla, irrelevantes e insignificantes. Sunghoon había llegado como una tormenta con fuertes vientos removiendo cualquier rastro de niebla en su vida.

Habían transcurrido dos meses desde que Sunghoon empezó a trabajar ahí y Heeseung estaba frustrado.

Estaba claro que existía una tensión entre ellos, incluso podía notar como Sunghoon lo miraba y se tensaba cada que se acercaba y no, no era simplemente porque fuera su jefe, había algo mucho más allá, algo que su lobo podía percibir diciéndole a gritos que ese omega era el indicado.

—Invitalo a salir — respondió Jongseong con simpleza alzándose de hombros mientras tomaba un sorbo de su café.

Heeseung abrió los ojos estrujando levemente el vaso de plástico que tenía en sus manos —¿Y si me rechaza? No creo poder soportar eso.

Jongseong rodó los ojos irritado— Si te gusta tanto como dices lo vas a invitar a salir sin importar la posibilidad de que pueda rechazarte. ¿Sabes? Ya viene siendo hora de que dejes atrás ese orgullo de alfa millonario que siempre tuvo a los omegas a sus pies rogándole y tú dar el primer paso con ese omega sin importar la humillación que tengas que pasar. Y si te rechaza vas a volver a intentarlo una y otra vez, hasta que te diga que sí— sentenció el alfa mientras tomaba su saco gris levantándose del sillón dejando a Heeseung sin palabras.

Jongseong tenía razón.

De igual manera, tenía que sacar ese lado romántico y pasional que usaba superficialmente para conquistar a los omegas, esta vez lo usaría enserio.

Y eso era jodidamente aterrador, pero podía sentir su cortisol elevarse y su corazón acelerarse con cada paso que daba hacia la oficina del omega. Era hora, lo invitaría a salir y como bien le había dicho Jongseong, no se rendiría fácilmente si es que terminaba siendo rechazado, incluso si eso acababa manchando violentamente su orgullo, él intentaría una y otra vez.

Ya era tarde y sólo quedaban ellos trabajando, lo cuál era conveniente pues podría decírselo en paz sin preocuparse por las otras secretarias chismosas que quisieran divulgar ese chisme por todas las oficinas.

Abrió la puerta del lugar encontrándose con nada más que la oficina vacía.

Suspiró decepcionado pero una vez inhaló el aire en el ambiente pudo detectar algo que puso a su lobo alerta.

Omega.

Heeseung gruñó, con su nervio olfatorio distinguió ese familiar aroma y no tardó ni un segundo en tomar rumbo justo de dónde provenía.

El alfa llegó hasta los baños de omegas y sin pensarlo abrió la puerta encontrándose con lo que nunca se imaginó.

El dueño de sus sueños y fantasías se encontraba en el piso, jadeando y lloriqueando mientras se frotaba deliberadamente en el suelo, respiraba pesado y gotas de sudor bañaban su bello rostro que se había enrojecido por completo una vez se percató de la vista del alfa sobre su cuerpo.

Se veía tan vulnerable, débil, agotado pero sobre todo... Caliente.

Mierda.

querer querernos [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora