querer querernos [heehoon]

04

Sunghoon terminó aceptando la petición de Heeseung a regañadientes.

Heeseung estaba sumamente preocupado, no se sentía tranquilo dejándolo solo pero Sunghoon era terco.

No tenía idea de qué tipo de percepción tuviera Sunghoon de él en ese momento, se notaba tan estoico y frío como siempre. Heeseung se moría por saber que era lo que pasaba por su mente sobre la situación pero era inútil.

Cuando llegaron al edificio, Heeseung pudo ver como Sunghoon empezaba a temblar otra vez.

—¿Está todo bien?—Tocó su frente y se percató de que ardía en fiebre.

Los efectos secundarios de la píldora habían comenzado.

Sunghoon le dijo a Heeseung que estaba bien pero esto no le cayó nada bien al alfa. A favor de todo pronóstico, cuando el omega bajó del auto, sus piernas flaquearon y terminó cayendo en el frío asfalto.

Heeseung no dudó en salir del auto y tomarlo en brazos hasta donde su apartamento se encontraba.

Sunghoon tiritaba y jadeaba, estaba demasiado débil, sólo le había quedado dejarse hacer por Heeseung sin protestar.

Su instinto sólo pedía por cuidar y proteger a ese omega.

Una vez entraron al apartamento pudo ver como Sunghoon no estaba mejor y tomaba su vientre con ambas manos gimiendo de dolor.

No le quedó de otra que salir a una farmacia nuevamente para comprar calmantes y analgésicos.

Una vez volvió se encontró con el omega recargado en el inodoro devolviendo lo poco que había comido que fueron unas galletas que Heeseung le dió cuando estaban en el auto.

—Señor Lee, puedo cuidarme solo—rogó un vulnerable Sunghoon en el suelo del baño mientras espesas lágrimas se resbalaban de sus cuencas y los espasmos en su cuerpito seguían presentes.

Heeseung se sentía terrible, Sunghoon a pesar de estar en su estado más bajo seguía siendo respetuoso, sólo porque él era su jefe.

Heeseung sólo quería ayudarlo, quería enmendar un poco todo el desastre que había causado.

No quería que sufriera por su culpa.

Heeseung lo ayudó a levantarse y a limpiarse mientras aún sollozaba y jadeaba por el dolor en su vientre.

A Sunghoon le era realmente dar tan siquiera unos pasos pues su cadera, entrada y vientre punzaban dolorosamente haciéndolo querer retorcerse de dolor en el suelo.

Eso era relativamente normal porque él nunca había sido anudado antes.

Heeseung lo limpió, cambió, le dio los respectivos fármacos para mejorar su estado y finalmente lo recostó sobre su cama recargándolo sobre las almohadas, poniendo algo agradable para ver en la televisión.

Decidió ir a comprar una sopa de hierbas cpara alimentarlo, después de le hizo un té, una gelatina  y esa fue la comida del omega, quien terminó todo y pudo suspirar tranquilo sintiendo sus malestares disminuir considerablemente mientras se acurrucaba entre sus sábanas.

—Gracias... Señor Lee— fue lo último que alcanzó a decir en un hilo de voz mientras cerraba sus ojos.

—Puedes faltar el resto de la semana al trabajo, no va a haber problema — mencionó antes de salir del lugar.

Pero Sunghoon pasó la orden por algo y se presentó al día siguiente luciendo levemente pálido pero con todas las ganas de trabajar bien puestas.

Trabajó eficientemente todo el día y no intercambio ni una palabra con Heeseung de lo ocurrido sin sobrepasar la línea jefe-secretario.