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Sunghoon no dijo una palabra, concentrado en la computadora y en las situaciones fiscales que tenía enfrente.

Con la melodía del reloj indicando el tiempo que transcurría en la oficina, Heeseung esperaba pacientemente la respuesta del omega.

Esperó, esperó y esperó.

Nada.

Heeseung suspiró derrotado, su esperanza de poder tener algo con ese omega estaba por los suelos, se largaría a su departamento a llorar.

Volteó hacia la puerta y giró la manija pero la monótona voz contraria lo hizo detenerse.

—El sábado puedo a la hora que sea.

Heeseung soltó la manija sorprendido, dió la vuelta para mirarlo sintiendo su corazón como un océano revoloteando en una tempestad.

—Oh de acuerdo —Heeseung rió rascando su nuca nervioso —Te-te parece —Mierda, habla bien carajo, aclaró su garganta— ¿Te parece el sábado a las 4? Comemos, podemos en-en un restaurante.

Sunghoon le levantó la mirada por primera vez desde su posición y rápidamente regresó su atención a su computadora—Bien— aceptó sin más.

Por los clavos de cristo.

De repente, las ganas de llorar de tristeza habían desaparecido.

Ahora lloraría de alegría.

—Bien—repitió Heeseung en una risa sin poder ocultar su felicidad —Nos vemos. El sábado, pasaré por ti— concluyó cerrando la puerta con un mar de emociones en su interior.

Salió de las oficinas eufórico. Subió a su auto con el aire nocturno acariciándolo suavemente, la armonía de las canciones de amor a todo volumen ajustándose a la perfección a los sentimientos que vivía a flor de piel en ese momento. Llegó a su departamento diciendo "buenas noches, descanse" a cualquiera que se le cruzara con una deslumbrante sonrisa.

En lo que llegaba el sábado repitió "this is what falling in love feels like" una y otra vez en su lista de reproducción, era su nueva canción favorita.

El día tan esperado llegó, se aparcó fuera del edificio cinco minutos antes y mágicamente segundos después el omega salía del lugar resplandeciendo ante sus ojos, al parecer ambos querían esperarse con cinco minutos de anticipación.

Estaba divino, no llevaba el traje con el que lo veía todos los días pero no dejaba de lucir perfecto a sus ojos con sus jeans y su chaqueta negra, la ropa oscura lucía tan bien en él pues resaltaba su pálida piel.

Una vez se sentaron en el lugar frente a frente, Heeseung pudo notar que el omega estaba tal vez un poco más pálido de lo normal, pero no le dió importancia y empezaron a hablar de trivialidades, conociéndose.

—Sunghoon— rió levemente —No tienes porque dirigirte hacia mí formalmente, puedes decirme simplemente Heeseung ¿De acuerdo? —el omega simplemente asintió.

Sunghoon comenzaba a abrir su dura coraza, poco a poco, lentamente. Su tono, aunque era frío, no era cortante, y esto no incomodaba en absoluto a Heeseung.

Eso era lo que le fascinaba de Sunghoon: no era como los demás omegas, tan melosos y exasperantes.

Heeseung, mientras degustaban sus platillos, se dio cuenta lentamente de que no había absolutamente nada en Sunghoon que le disgustara; al contrario, cada detalle de su ser le fascinaba cada vez más.

Su cabello negro, que caía suavemente sobre su frente, los lunares que embellecían su radiante rostro, sus gruesas cejas, su piel de alabastro y sus profundos ojos oscuros eran la verdadera perfección esculpida por los dioses.

querer querernos [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora