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Con un nudo en la garganta que le dificultaba la simple tarea de respirar, sentía las piernas tan débiles que una de ellas temblaba frenéticamente, como si pudiera colapsar en cualquier momento. Sus ojos buscaban desesperadamente algo en qué concentrarse, algo que lo anclara a la realidad.

Estaba sentado en la sala de espera del hospital, con la cabeza gacha, las piernas abiertas, los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas. Esperaba con desesperación a que un doctor saliera y le diera noticias sobre Sunghoon.

Había intentado ingresar en la habitación donde habían llevado al omega, pero su único resultado fue una severa reprimenda.

De esa forma, con los sentidos aún adormecidos tuvo que ir a llenar el registro del omega y sus datos.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero ya se sentía como una eternidad, sus labios resecos de tanto tiempo que había pasado sin tomar agua, pasaba su lengua una y otra vez para darles un poco de humedad.

—¿Señor Lee? — preguntó un médico alfa en voz alta y Heeseung casi cae de hocico al levantarse.

—El omega está estable—afirmó. — Presenta una contusión de la costillas falsas, esto es un daño a los tejidos blandos que rodean las costillas, causado por un golpe directo. Sin embargo no hay rotura ósea. También presenta una lesión cerebral traumática leve por el golpe pero nada que el descanso y los analgésicos no puedan mejorar.

—De acuerdo doctor. Me puede decir, ¿cómo está mi cachorro?

La mirada serena del médico cambió a una que Heeseung no pudo descifrar —Señor, el feto no sobrevivió, lo siento mucho.

—No, no es verdad.

—Debido al traumatismo el omega entró en labor de parto, intentamos darle medicamentos para detener sus contracciones pero— hizo una pausa —. Hubo desprendimiento de la placenta y eso fue algo que no pudimos detener. Tuvimos que extraer al producto sin vida mediante una cesárea, lamentablemente un feto de veinte semanas no sobrevive fuera del útero ni por medio de una incubadora.

Hubo un largo lapso de silencio entre ambos, o al menos así lo sintió Heeseung quien tenía la mirada perdida por las palabras del profesional de la salud.

—Si me disculpa tengo que ver a otros pacientes — el alfa estaba a punto de irse pero Heeseung lo tomó del brazo con fuerza completamente ido.

—Señor— habló el médico en advertencia.

—No es verdad nada de lo que me dice yo aún siento a mi cachorro.

—Señor Lee, es completamente normal, en un par de días máximo comenzará a sentir la rotura del lazo, hay terapia psicóloga para lazos rotos con cachorros aquí en el hospital pero de eso ya no me encargo yo, ahora si me disculpa— intentó zafarse del agarre pero era demasiado fuerte.

—No necesito eso no es verdad — negó con la cabeza entre lágrimas sintiendo sus ojos enrojecidos y llenos de angustia, buscando en vano un punto de consuelo, pero solo encontraba más oscuridad. Sus manos temblaban, aferrándose al brazo contrario, parecía que estaba lastimandolo pero todo pareció volverse lejano una vez más cuando unos policías de seguridad del hospital lo tomaron desde atrás haciendo soltar su agarre con el médico sintiéndose fallecer.

—¡NO! ¡NO ES VERDAD! — gritó entre lágrimas  esta vez intentando zafarse ahora del agarre de los alfas que lo sostenían con una fuerza descomunal, logró salir de esos brazos que lo sostenían pero nuevamente lo volvieron a apresar y lo último que pudo observar fue como acercaban una jeringa en su campo de visión y todo se volvió negro.




























querer querernos [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora