03

519 57 14
                                    

El dulce omega se encontraba de piernas abiertas sobre la mesa con el alfa sembrado en lo más profundo de su interior.

—Mgh— gimió aferrándose a los hombros que tenía en frente recargando su frente en el firme hombro mientras Heeseung lo embestía con fuerza.

Después de la primera ronda no pudieron detenerse, estuvieron despiertos toda la noche, follando en la pared, en el tocador, en el balcón, en la ducha, en la sala de estar, en la isla de la cocina y actualmente en la mesa del comedor.

Heeseung lo había anudado innumerables veces y su plano vientre ya se encontraba hinchado y durito por la cantidad de semen que se había vaciado en su interior.

La polla de Heeseung era tan gruesa, llenando al omega tan maravillosamente haciéndolo sentirse en el cielo. Ser llenado por ese alfa había sido la experiencia más satisfactoria que jamás haya vivido antes.

Había rasguñado su espalda y hombros tantas veces con tanta rudeza que el rojo de la sangre ya pintaba sus largas uñas junto con las yemas de sus delicados falanges.

Los espirales de placer se enroscaban en ambos con cada vez más rapidez, haciéndoles sentir que no estaban lejos de llegar a su tan anhelado orgasmo.

El omega estaba sobre la mesa y Heeseung lo tomaba de una pierna marcando sus huellas ahí con tanta fuerza, gruñía y gemía extasiado al sentir el anillo de músculos contraerse cada vez más estrechándolo tan deliciosamente. Nunca conoció sensación tan exquisita.

—A-alfa— lloriqueó completamente perdido ladeando su cabeza mostrando su cuello lleno de hematomas  justo donde reposaba su glándula omega; donde debía ir la marca de  un alfa.

Heeseung miró la zona embelesado, sus pupilas totalmente dilatadas, estaba llegando al punto más alto del cielo, no dudó en acercar sus colmillos a la maltratada piel y rasgo levemente sintiendo su semen ser disparado en las cálidas paredes gruñendo extasiado.

Su nudo se agrandaba, el omega lloraba y él, él...

Se paralizó incapaz de hacer algo.

—Ahh a-alfa— gimió Sunghoon entre lágrimas —cachorritos— suplicó al sentir el semen derramándose en su interior una vez más.

Y Heeseung lo miró horrorizado.

Pasó saliva bajando la mirada para ver todo el desastre que había entre ambos, su enorme nudo impidiendo la salida de su polla de la abusada entrada y su semen escurriendo en todo alrededor.

Oh no...

Respiró con dificultad siendo consciente por primera vez en todas esas horas de lo que había pasado.

Esperó pacientemente a que su nudo bajara, así poder salir del omega sin lastimarlo intentando mantener la calma.

Estaba muerto.

El omega soltó un ruidito de inconformidad al sentir la sensación de vacío en su entrada, el alfa pudo salir del interior con éxito tomando a un tembloroso y débil Sunghoon en sus brazos para llevarlo nuevamente a su habitación.

Lo recostó con delicadeza, Heeseung lo admiró por unos segundos viendo como aún tenía leves espasmos por el reciente orgasmo, sollozaba y jadeaba completamente fuera de sí.

Estaba tan vulnerable, sensible y delicado en ese momento. Heeseung sólo quería cuidarlo y protegerlo.

Ese omega que se encontraba completamente abusado, débil y sin aliento, sin ser consciente de lo que pasaba a su alrededor era el mismo que trabajaba con él todos los días, mostrándose tan frío, seco y estoico. De pocas sonrisas y palabras.

querer querernos [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora