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Una vez percibió al omega recostado en la camilla, con una bata de hospital y una vía intravenosa en su mano, su lobo rugió eufóricamente de un lado a otro. Se le hacía difícil respirar, experimentando tortuosos espasmos en su abdomen.

Su lobo sabía mejor que nadie que ese omega que tanto adoraba y anhelaba reclamar como suyo portaba a su cachorro en su vientre.

Heeseung se acercó lentamente, aún perplejo por todas las noticias recibidas ese día. Sunghoon levantó la mirada hacia él con parsimonia. El alfa pudo notar su angustia así como sus ojitos desbordando miedo y vulnerabilidad.

Su instinto alfa sólo pedía cuidarlo y protegerlo.

Hacerle saber que todo estaba bien.

—¿Lo sabías?— preguntó yendo directo al grano.

Sunghoon asintió suavemente desviando la mirada.

—¿Desde cuándo?

—Desde ese día en la oficina— su voz sonaba débil.

Heeseung frunció el ceño en angustia y pasó saliva sintiéndose el peor —No-no sabes lo terrible que me siento, yo no quise, me dejé llevar y-

Sunghoon negó restándole importancia entendiendo a lo que se refería—No hay nada de lo que te tengas que sentir culpable, no lo sabías y de todas maneras no me hiciste daño.

Pasaron unos minutos en silencio, ninguno sabía qué decir al respecto.

—No estuve con nadie más, es tuyo —rompió el silencio—. Entiendo que quieras que aborte, pero yo no tengo el valor para hacerlo; mi lobo se encariñó. No te pediré dinero ni nada parecido, puedo desaparecer de tu vida si no quieres formar parte de esto.

—De ninguna manera —respondió con firmeza, quizás un poco molesto de que Sunghoon pensara así de él—. No quiero que te vayas de mi vida; nunca permitiría que eso sucediera. Me haré cargo de ti y de nuestro cachorro —afirmó con determinación, y percibió como los ojos de Sunghoon se iluminaban al saber que su pequeño tendría a su padre presente.

—Gracias—habló con una sonrisa sintiendo un nudo formarse en su garganta, con una mirada llena de amor miró su vientre aún plano—Gracias por apoyar mi decisión y querer ayudarme.

—No, no, es mi responsabilidad ayudarte, no hay nada que agradecer— sonrió levemente calmándolo, podía sentir como sus hombros se destensaban y respiraba más tranquilo.

Heeseung miró el vientre plano y no pudo contenerse más.

—¿Puedo? —preguntó, con la voz temblorosa. Acercó su mano con la intención de tocarlo, y Sunghoon asintió, curvando sus labios en una tenue sonrisa. Tomó la mano de Heeseung y la posó suavemente sobre esa área que se encontraba tan delicada y vulnerable en ese momento.

El omega no levantó su mano sobre la del alfa y Heeseung rió sin poder contener todas las emociones que tenía en ese momento, era demasiado, moriría de amor y sin poder evitarlo lágrimas de felicidad cayeron de sus ojos.

Era su cachorro. Sólo suyo y de Sunghoon, de nadie más.

Pensó para poder tener un cachorro faltaba muchísimo tiempo, pero ahora ya lo tenía, estaba ahí; creciendo dentro del omega del que estaba tan enamorado, tal vez no fue concebido en las mejores condiciones pero... No sé comparaba al amor que ya le tenía, era inexplicable el hecho de sentir que a pesar de que se acababa de enterar de su existencia ya lo amaba tanto...

Poco a poco, todos esos deseos que había anhelado con tanta fuerza hace unos meses se estaban haciendo realidad, no se sentía merecedor de tener toda esa vida de ensueño pero al parecer la luna había tenido piedad con él y ahora por fin estaba consiguiendo todo lo que alguna vez soño; una bonita familia llena de amor.






































Sin decir una palabra, alfa y omega se encontraban en un silencio cómodo en al auto del primero.

Se dirigían al apartamento del omega y una vez llegaron Heeseung lo ayudó a bajar junto con sus cosas y Sunghoon le agradeció con una hermosa sonrisa.

Se veía tan precioso, tan diferente. Como si una luz repentinamente se hubiera encendido dentro de él y Heeseung no podía estar más contento al verlo de esa forma.

—Tenemos que subir las escaleras, el ascensor está fuera de servicio —habló el omega sacándolo de su ensoñación y Heeseung simplemente asintió siguiéndolo por detrás.

Heeseung empezó a cansarse pero más que nada a preocuparse por ver la cantidad de escaleras que debían de subirse, por dios, eso sería un problema muy grave en unos meses si no reparaban ese maldito ascensor.

Y para aumentar la preocupación de Heeseung, el omega se recargó a mitad de la pared jadeando con dificultad recargándose sobre sus rodillas, completamente exhausto.

—Sólo...Necesito un descanso — habló jadeante pero Heeseung no permitió que estuviera de pie un segundo más y lo tomó en brazos haciéndolo jadear sorprendido.

El alfa tomó rumbo hasta donde el apartamento de Sunghoon estaba —Heeseung, bájame, estoy bien — exigió el omega en sus brazos pero el alfa hizo caso omiso y continuó con su camino hasta que llegaron al apartamento.

—¿Quieres algo de beber? — habló Sunghoon avergonzado por lo que acababa de pasar mientras enfocaba su vista en algo que no fuera Heeseung.

—Sunghoon lamento que te diga esto pero no puedes seguir viviendo aquí.

El nombrado levantó una ceja y lo fulminó con la mirada.

—No puedes estar subiendo esas escaleras todos los días, el doctor dijo que tienes que descansar y que el primer trimestre es el más riesgoso, al menos hasta que arreglen ese ascensor vas a ir a vivir conmigo —suavizó su tono—. Por favor, si lo haces voy a estar mucho más tranquilo, me gustaría estar al pendiente de ti y ayudarte con cualquier cosa que necesites.

Sunghoon se quedó mirando al suelo sin decir absolutamente nada por al menos dos largos minutos hasta que simplemente asintió sin decir nada más.

Heeseung abrió los ojos en sorpresa, esperaba que Sunghoon le refutara e iniciaran a pelear pero no fue el caso y ahora el omega obedientemente se encontraba guardando todas sus cosas.

Heeseung le ayudó con las cosas más pesadas y una vez terminaron de empacar llegaron al departamento de Heeseung entre risas y burlas acerca de los chismes de la oficina.

—No van a tardar en hablar de nosotros — habló Sunghoon esta vez entrando a la habitación de Heeseung, aquella habitación donde despertó ese día después de su celo.

—Cualquiera que se atreva a decir algo malo de ti lo voy a despedir — habló el alfa seriamente pegando su frente con la del omega, quien no dudo en tomar su rostro con sus delicadas manos.

—Más te vale que lo hagas—se miraron fijamente y Heeseung no pudo evitar acortar toda distancia entre ambos para sellar sus labios en un lento beso.

querer querernos [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora