Capítulo 19

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Atenea Areloux

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Atenea Areloux.
Atenas, Grecia.

—¿Qué planeaba hacer? —pregunto intrigada.

—Matar a Miller.

Su respuesta me deja muda.
No es como si nunca hubiese pensado en hacerlo yo, pero viniendo de uno de los mejores y más honrados militares de toda europa, me parece bastante extraño. Como si algo no me terminase de cuadrar.

—¿Iba a matarlo por lo de tu madre?

—Se supone que si.

—¿Se supone?

Su mirada se oscurece y parece que se cierra en banda a seguir hablando. Sus cejas se fruncen y deja de mirarme para pasar su vista al escritorio de enfrente.

Lo miro fijamente y puedo notar como su mandíbula se aprieta y se marca más porque está rechinando los dientes ante algo que le hace rabiar.

—Deberíamos preparar la comida. No has desayunado.

—¿Piensas en comida?

—No quiero ser el motivo de tu desnutrición.

—Tan honrado como siempre —ironizo. Él se levanta de la cama y busca algo en los cajones de la mesita. Sus armas—. Tenemos que volver a palacio.

Por un momento deja de moverse y permanece totalmente quieto, sin girarse a verme. Me levanto de la cama y le sigo, me posiciono detrás de él y paso las manos por su espalda al ver como sus hombros se tensan ante nuestro silencio.

—¿Para qué quieres volver? —cuestiona todavía mirando sus armas.

—Ayer fue mi coronación, Aarón. No me casé pero debo arreglar las cosas con Ali y su familia porque por si no te habías dado cuenta, Ali cuenta con una de las familias más poderosas de Asia. Le disparaste dos veces hasta ahora y no dudo que puedan ser más.

Se gira lentamente y a la que voy a apartar las manos de él, me las agarra y las coloca sobre su pecho.
Su mirada se ha oscurecido y casi no queda ese brillo mañanero del que me había permitido quedar doblegada.

—¿Y cuál es tu plan? ¿Hacer las paces?

—Por ejemplo.

Sus cejas se fruncen y noto como sus brazos se tensan al apretar los puños con fuerza.

—¿Crees que trás haber secuestrado a su prometida, haberle disparado a él y a casi toda su plantilla de guardias y escoltas, va a aceptar hacer las paces sin un intercambio de por medio?

—Hay que intentarlo, Aarón. No podemos seguir escondiendonos. Lo hecho hecho está. Ahora ya no puedo actuar por mis propios intereses. Ahora me toca velar por los intereses de un país completo.

—¿Y lo qué tu quieras donde quedará a la larga?

—Lo que yo quiera en estos momentos es incompatible con las acciones que hemos llevado a cabo.

Una Alianza Peligrosa I (Bilogía Alianzas) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora