Capítulo 18: Derrocando monarquías

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"AAAAHHHGGGG"

En el castillo del reino...

"Señor Bruce, resista"

En la habitación del rey...

"AAAAGGGGHHH GGGGGRRRRRAAAA"

En el lecho de los monarcas...

"No... esto... esto no puede ser... hijo..."

La bestia nació.

"GGGGGRRRRRAAAAHHH".

Después de que el príncipe Damian rompiese el contrato que realizó su padre y el brujo Constantine hace años, ambas partes murieron al instante, consecuencia que no conocía el joven Wayneford, pero además de esa pequeña complicación, hubo algo más que no era del conocimiento de Damian...

Por el castillo, la gente corría despavorida. La amenaza ya estaba suelta por el castillo. Los gritos de los agentes de limpieza y todo aquel que laboraba en el castillo era el ambiente que acompañaba este aterrador lugar.

La guardia élite arribó al castillo en cuanto el desastre comenzó.

"¡Caballeros! Nuestra prioridad es encontrar el rey. Pase lo que pase, sea lo que sea que amenace a este reino, debemos acabar con ello a como dé lugar" –indicó el general Toddstone a su tropa.

El pequeño grupo de élite entró para acabar con la amenaza, pero no sabía del terrible destino que les esperaría.

"AGGGGGHHHH"

Los gritos eran el eco que anuncia el terror acercarse. Entre las sombras una bestia de imponente tamaño se escondía. Entre las sombra de lo que alguna vez fue un hogar de la monarquía, hoy era la morgue de una generación real. En la oscuridad, unos gigantescos ojos negros brillaban con la poca luz que daba a través de las derruidas cortinas. Los ojos de un demonio.

Esto pasó poco después de que el contrato se rompiera, la amenaza de este poderosos ser apoderándose del castillo mientras las decenas de personas dejaban el castillo por su seguridad.


Pasados varios minutos después, los agentes de limpieza terminaban de salir del territorio mientras otros tantos se quedaban presos de las garras de este gigantesco murciélago, una bestia que amenazaba solo con sus gruñidos a quienes le escuchaban.

La bestia por sí misma no parecía actuar con malicia ni razón, pero su actuar se justificaba en la incomodidad que sufría por los fuertes gritos de la servidumbre que llenaban los espacios del castillo. El quiróptero enfureció arrasando contra todas estas fuentes de ruido molesto para él.

Después de que la mayoría de personas salieran del castillo, el ruido se fue menguando. El gran murciélago se tranquilizó unos instantes, pero ahora que no había ruido podía notar que tampoco tenía percepción del entorno. Como todo buen quiróptero, el murciélago ocupaba la eco-localización para orientarse ante sus ojos prácticamente ciegos, pero no sabía cómo usar su habilidad. Perderse en el silencio le hizo entrar en desesperación. Comenzó a estrellarse contra las paredes, muros, pinturas y esculturas del lugar, destrozando lo poco de estético que quedaba intacto en el castillo. Todo su desastre dentro fue pausado cuando fue a dar a una ventana por la cual salió volando.

Era prácticamente un milagro que, pese a no saber usar su eco-localización, si era capaz de usar sus gigantescas alas. Ya estando afuera, guiado levemente por la fuerte luz del sol y escuchando nuevamente el ruido de los civiles asustados, es que pudo identificar su nuevo objetivo.

D: "Padre..."

J: "P-príncipe... hay que movernos de aquí"

D: "¿Esa cosa... en verdad es mi padre?"

Realeza, poder y sexo {Damijon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora