26. Boatman

1K 142 2
                                    

—Son tiempos pacíficos, nuestra casa ha subido como la espuma en las olas gracias a la espesa sangre de nuestro querido príncipe.— soltó Vaemond con ironía mientras recibía otro tarro de cerveza. —Hpm, es insólito como ese muchachito de rasgos tan poco Velaryon resultó ser más hijo del mar que todos nosotros juntos.

—Una gran bendición para Driftmark sin duda.— se unió uno de los capitanes.

El castillo estaba envuelto en un gran revuelo, todos celebraban el decimocuarto onomástico del príncipe Joffrey, quien había pasado casi toda la noche bailando con sus hermanos y abuela. Los únicos que no se encontraban presentes eran aquellos que zarparon junto a la Serpiente Mariana semanas atrás. Para esas fechas ya se había llevado a cabo el matrimonio entre Jacaerys y Baela, que no pudieron asistir debido a su periodo de "luna de miel" en Dragonston, por lo que toda la familia esperaba pronto un anuncio de embarazo.

Cuando la celebración estaba en su apogeo, con la princesa Rhaenys bailando del brazo de su segundo nieto, Joffrey del de Rhaena y Laenor cantando a todo pulmón una canción de marineros, un hombre entró corriendo al gran salón, sucio y manchado de sangre en algunas partes llegó hasta arrodillarse frente a ellos, haciendo que todos se detuvieran a observar y los juglares dejaran de tocar.

—Princesa, es menester que me acompañe.— dijo sin aliento. —Fuimos atacados por la Triarquia hace algunos días mientras navegábamos, mi señor ha sido herido.

Después de eso todo se volvió caótico, la familia corrió por los grandes pasillos hasta la entrada del castillo, dónde varios marineros cargaban una camilla con Corlys tumbado encima, respiraba con dificultad y había muchas vendas cubriendo sus torso desnudo, parecía estar inconsciente y no reaccionó ante las voces que lo llamaron. Fue colocado cuidadosamente en sus aposentos mientras los maestres lo rodeaban, hicieron todo lo que pudieron para continuar con el trabajo que habían hecho los hombres de Corlys en el mar, las heridas eran graves pero con la ayuda de los Dioses había grandes posibilidades de que sanaran, solo debían ser muy cuidadosos para evitar cualquier infección.

No hubo más celebración después de eso, Joffrey tenía los ojos rojos mientras miraba a su abuelo yacer sobre la cama, su padre lo abrazaba los hombros con delicadeza viendo como Rhaenys apretaba la mano de su esposo, sentada en un sillón que alguien acercó para ella. Lucerys estaba justo al lado de su abuela, con una mano en su hombro y los ojos fijos donde el pecho de su abuelo subía y bajaba con cada respiración. No había duda que él era el más cercano a Corlys de entre todos los nietos, muchos dirían que lo era incluso más que su hijo, con quién no compartía muchos intereses y opiniones.

La Serpiente Mariana no había sido el mejor padre para Laenor y Laena, pero se había esmerado en ser un gran abuelo e intentó no cometer los mismos errores con las nuevas generaciones. Lucerys era su mayor orgullo, la preciosa perla de Driftmark, el amo del mar, uno de los hombres más poderoso en todos los Siete Reinos a tan corta edad y definitivamente alguien casi invencible en las aguas.

Él y Rhaenys se quedaron toda la noche vigilando el sueño de Corlys, solo se separaron a la mañana siguiente para una reunión de emergencia donde los capitanes Velaryon discutían el futuro de la batalla contra la Triarquia. La lucha era inminente, ya habían dado el primer paso al atacar sus navíos y herir a su señor, no quedaba más que luchar y apalastarlos de nuevo, tal como lo hicieron años atrás junto a Daemon en los Peldaños de Piedra.

—El príncipe Lucerys puede derrotarlos.— soltó Vaemond, recostandose en su silla con el mentón alto. —Su bestia sola será suficiente para ponerle fin a esta trifulca.

—¿Planeas enviar a mi hijo a pelar sin ayuda nuestras batallas?— Laenor azotó el brazo en la mesa de madera viendo a su tío con recelo, era obvio que al hombre nunca le agradaron sus hijos, antes de que Luke se enlazara al Leviatán no perdia oportunidad para hacer comentarios pasivo agresivos sobre la legitimidad de sus hijos. —¿Por qué mejor no dejas de esconderte detrás de otros en las peleas?, parece que solo sales a regodearte en la gloria cuando el problema ha sido resulto.

—Sobrino, solo estoy siendo lógico, ¿Que sentido tiene movilizar una flota si el muchacho puede hacer el trabajo solo?.

—No enviaremos a Luke en una misión solitaria, la Triarquia ha declarado de nuevo la guerra a nuestra casa y nuestra casa responderá.— dijo Rhaenys, sentada en la cabecera, ocupando el puesto de su marido. —Lucerys es, sin duda, la persona con más poder que conozco, pero él también es el heredero de Laenor y segundo hijo de nuestra Reina, además de mi nieto y el de Corlys, no lo enviaré a la guerra solo.

Vaemond puso ambas manos en la mesa, observando con cierto deje de molestia a la mujer que dirigía la sala. —Princesa, sé que le preocupa el muchacho, un Omega como...

—Si deseas conservar tu puesto en esta mesa cerrarás la boca.— gruñó Laenor.

—Eso no lo decides...

—Te recuerdo cuñado que en ausencia de mi marido, Laenor está a la cabeza de la familia según corresponde.— interrumpió la mujer. —Y sobre nuestros próximos movimientos, habrá que esperar y observar cómo se desarrollan las cosas

La reunión terminó después de eso, Lucerys ni siquiera se molestó en hablar durante toda su duración, no se llevaba bien con Vaemond y aunque tenía el respeto del resto de hombres, además del apoyo de su familia, bueno, ni siquiera hizo falta que despegara los labios, no con su padre presente.

Las siguientes semanas fueron tensas, Corlys se recuperaba lento pero seguro, la Triarquia no había vuelto a hacer movimientos en sus aguas pero poco menos de un mes después, cuando la Serpiente Mariana por fin salió de peligro y pudo dejar su reposo para andar con la ayuda de un bastón, los enemigos fueron avistados muy cerca de lo Peldaños de Piedra. Seasmoke y Arrax habían estado patrullando las aguas, lo que les daba un marco de acción rápido y evitaba posibles pérdidas de navíos.

Joffrey insistió incansablemente a su padre que lo dejara ayudar con Tyraxes; hasta que este accedió con la condición de no poder ir más allá de cierta distancia, la suficiente para mantenerlo completamente alejado del peligro. Su flota ya había comenzado a reunirse y pronto estaría lista para partir.

Fue en esos días que algo insólito sucedió: Silverwing, uno de los dragones sin jinete de Dragonstone había sido reclamado cerca de las costas de Driftmark, lugar donde azarosamente había aparecido. El jinete se presentó como Addam de Hull, un hombre leal de su casa quien accidentalmente encontró al dragón escondido entre las dunas de arena, dónde viéndose movido por la curiosidad se acercó cada vez más y al no ser rechazado consiguió montarlo. La reina visitó Driftmark poco después, reconociendo el legítimo reclamo de la bestia, el joven se mostró bastante educado y juró ante ella su servicio y lealtad, así como para la casa de su señor; quien lo hizo capitán junto a su hermano, como recompensa por salvarle la vida, todo por recomendación de su esposa y bajo la aprobación de la reina.

La noche seguida a la partida de su madre de Driftmark, Lucerys visitó los aposentos de su abuela, abatido e inquieto.

—¿Eso es algo que hay que esperar de todos los matrimonios?— preguntó Lucerys en un susurro, llamando la atención de la mujer que observaba el horizonte recargada en el balcón de piedra.

—De una buena parte, si.— respondió ella con cansancio.

—Siempre pensé que ustedes eran mi modelo de pareja perfecta.

Rhaenys se rio sin humor y dijo: —No hay nada perfecto en este mundo cariño, ni siquiera el amor lo es.

—No creo poder ser tan resiliente como tú de estar en esa situación.— continuó el castaño.

La mujer le sonrió, esta vez con sinceridad y cariño, tomó su brazo y lo enredó con los suyos para acunar su mano enten sus cálidas palmas. —Aún eres joven, yo no apruebo lo que él hizo y tampoco soy inmune al dolor que conlleva, pero no tiene sentido desquitarse con esos muchachos, no es su culpa tener los padres que tienen. No obtendrán el apellido familiar aún cuando seguramente todos ya adivinan su parentesco, el darles una vida digna y un buen futuro es lo que el honor demanda, ¿No lo crees?.

El menor asintió, con el rostro bajo y los labios apretados. La bastardia siempre había sido una pesada sombra sobre sus hermanos y él hasta que demostró ser un Velaryon, ahora dos hombres aparecieron arrastrando el mismo peso, esta vez infligido por su propio abuelo, su modelo a seguir y héroe personal; demostrando que incluso él podía llegar a ser desleal con alguien como su abuela, una mujer tan fiera y hermosa, además de cruel con dos hijos que nunca procuró.

Stronger: Dragon of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora