11. Shot In The Dark

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“I'm so damn lost
Oh I wish it was over,
And I wish you were here”

—¡Imposible!, ¡Ni siquiera la mejor y más grande flota del mundo sería capaz de derrotar a tres centenares de navíos en tan poco tiempo!— gritó un furibundo Otto en la sala del Pequeño Consejo. —¡Ese tipo de batallas duran días, semanas!, ¡No hay manera de ni un solo barco regresara a nuestras costas!.

—El mismo Principe Daeron lo confirmó, contó más de doscientos barcos Velaryon extendiéndose alrededor del territorio naval de Antigua y avistó al dragón del primogénito de la Princesa Rhaenyra.— habló un nervioso consejal. —No se observó ni una sola embarcación amiga en pie, han cortado toda ruta marina para Antugua.

—Quizá el dragón del Príncipe Jacaerys es más peligroso de lo que suponíamos.— sugirió Jason Lannister.

—No, ese ejemplar no ha dejado de ser un cachorro, e incluso a uno más grande que él le tomaría al menos todo un día para quemar tantos barcos.— se unió Larys Strong a la conversación, encorvado sobre su bastón desde su lugar en la mesa. —Y según tengo entendido no se avistó ni un solo rastro de humo, si hubiera sido el trabajo de un dragón habría señales claras de ello.

—¿¡Están seguros que no sobrevivió nadie!?— gritó Otto, Aegon casi se ríe por lo roja que estaba la cara del bastardo de su abuelo.

—Ninguno, los tiburones se dieron un festín al parecer.

La sala quedó unos minutos en silencio, Alicent mordía furiosamente su labio inferior hasta sacar pequeñas gotas de sangre, estaba segura que la impia de Rhaenyra había hecho un trato con algún demonio o ser oscuro para atentar contra el derecho de sus hijos.

—¡Si esos desgraciados han tomado las aguas de Antigua no pasará mucho para que vengan hasta las tierras de la corona!.— vociferó Otto. —¡Es menester que la flota Lannister y la de los aliados se mueva para protegerla!

—Lord Mano, no podemos dejar desprotegidos nuestros propios territorios marítimos, si cortan nuestros canales comerciales o llegan a las costas será un desatre!— replicó Jason sacudiendo las manos exasperadamente. —¡Además tendríamos que rodear medio continente, tardaría meses en llegar la ayuda!.

—¡Entonces más vale que comiencen a moverse de una vez!, ¡Ellos no esperarán a los refuerzos!.


Lejos de ahí, sobre Harrenhall un montón de nubes negras tapizaban los cielos, había columnas de humo negro ascendiendo desde donde Caraxes y Meleys habían hecho de las suyas, quemaron graneros, cultivos, incineraron a todo cuanto soldado encontraron y después, cuando todo el lugar era un caos desaparecieron sobre las nubes.

Para cuando Vaghar llegó ya no había señas de los dragones carmesí además de la destrucción que dejaron. El castillo ruinoso estaba intacto, las fuerzas militares recibieron bajas de alrededor del 30% y no más, claro que la destrucción de recursos también era un golpe importante a considerar. La bestia verde rugió junto al colérico Alfa, les habían tendido una maldita trampa y no solo eso, los temibles jinetes negros se habían atrevido a escapar.

Aemond sobrevoló todas las tierras cercanas sin encontrar un rastro de los enemigo, ni ejércitos, ni dragones, solo vinieron a causar jaleo y desaparecieron con el humo.

Decidió quedarse unos días como seguridad por si se les ocurría volver, se alojó en Harrenhall dónde los sirvientes de Larys le dieron todo tipo de comodidades, dos días después de su llegada un cuervo de Kings Landing vino a él con noticias que no hicieron más que avivar su enojo. La flota Hightower había sido reducida a escombros en menos de medio día, el jueguito de Caraxes y Meleys no fue más que un anzuelo que él vino a morder.

Se le ordenó regresar inmediatamente a Kings Landing y así lo hizo, al llegar fue recibido por Aegon tumbado en el trono, su cara estaba roja y tenía los ojos perdidos por el alcohol, a su derecha estaban parados su madre y abuelo. Escuchó a Otto despotricar por largos minutos sobre la asquerosa pantomima que terminó haciendo al no poder ni siquiera enfrentar al enemigo en Harrenhall, Aegon por su parte simplemente lo veía con ojos perdidos sin prestarle real atención.

Al final, cuando el Omega se hartó de todos los despidió, hizo una broma estúpida por la velocidad de Vaghar y desapareció entre los pasillos de la fortaleza. Aemond sabía que iría a refugiarse a la habitación de Healena pues allí pasaba la mayor parte del tiempo luego de que fue coronado, algo sobre la única persona que no lo juzgaba y hacía más llevadero su dolor.

Las siguientes semanas fueron tensas, Antigua había perdido toda conexión marítima y además estaba rodeada por tierra entre el territorio neutro dorniense y el enemigo de High Garden, si a los Negros se les ocurría atacar Antigua habría poco que pudieran hacer, aún con Tessarion ahí. Esa era otra preocupación para el saco de Aemond, Daeron apenas tenía dieciséis años y ya estaba en una posición vulnerable, la única ventaja que significaba tenerlo allá era que podría investigar sobre el paradero del hijo de Aegon, si tenían suerte lo encontraría antes de que todo se fuera a la mierda y de ser necesario Aemond llevaría a sus hermanos lejos o los tendría en un mismo lugar, dónde podría portegerlos a todos.

Las semanas transcurrieron lentas, no había habido más movimientos enemigos y la flota Lannister ya estaba en camino para apoyar la capital, incluso Borros había comenzado a mover navíos cerca de sus costas.

Aemond visitaba de vez en cuando el Fozo, siempre yendo a ver al joven dragón blanquecino que se retorcía, rugía y escupía fuego con su sola presencia. Parecía que estaba tan enojado con él que no soportaba ni verlo, él no lo culpa, le había arrebatado a su jinete y la libertad, además de dejarlo mal herido. Había ordenado a los guardias de dragones cuidar de las heridas de Arrax como un intento vano de minimizar su dolor y culpa, al parecer estaba funcionando pues ya se veía como cicatrizaba la piel escamosa.

No había día que Aemond no pensara en Lucerys y lo que le había hecho, si pudiera regresar el tiempo, si tuviera otra oportunidad haría las cosas diferentes. Quizá en otro mundo él sería feliz con su Omega, si no le hubiera arrebatado la vida incluso tendría una oportunidad para buscar ayuda por su hermano... Tal vez Rhaenyra hubiera aceptado buscar al hijo de Aegon si se juraban a ella.

Pero ya era muy tarde, había asesinado a su sobrino y no tenía caso pensar en cosas que no pasarían. Solo le quedaba el presente.

Sabía que las cartas no estaban a su favor, a ese pasó su derrota sería inminente y no podía permitirlo, perdió al amor de su vida, no podía perder también a su familia.

Stronger: Dragon of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora