"La vida es un constante sube y baja, una montaña rusa que nunca se detiene. Algunas veces estamos en la cima y otras, estamos luchando por salir del fondo. Pero, lo más importante y que he aprendido en la vida, es qué, el verdadero poder lo tenemos...
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𝘾𝙖𝙧𝙡𝙤𝙨.
El trayecto al hospital fue un infierno.
Mi mente iba a mil por hora, siendo incapaz de enfocarse en otra cosa que no fuera en la posibilidad de perder a Charles. El volante estaba rígido bajo mis manos, y mis nudillos estaban blancos de tanto apretarlo. Esteban había sido breve en su llamada, pero su tono fue suficiente para que aquella alarma se instalara de nuevo en mi cabeza.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que colgué la llamada hasta que llegué al hospital, pero apenas detuve el coche, salté fuera de él y corrí hacia la entrada.
El frío de la madrugada me golpeó mientras corría rápidamente por los pasillos del hospital, como si el tiempo se hubiera vuelto elástico y se estirara dolorosamente cada segundo. Cada paso resonaba en mis oídos, pero siendo sincero, mi mente se encontraba en otro lugar.
Mi corazón estaba en mi garganta.
Finalmente, llegué a el pasillo que daba con la habitación de Charles, y ahí estaban todos. Lorenzo, Arthur y Esteban. Los tres tenían una mezcla de agotamiento y preocupación en el rostro, que solo me hacía sentir peor. Me detuve frente a ellos, intentando mantener la compostura, pero realmente sentía como todo mi cuerpo temblara por dentro.
—¿Qué pasó? —pregunté, mi voz apenas un susurro. Sabía que no estaba listo para escuchar la respuesta, pero necesitaba saberlo.
Lorenzo fue quien habló. Tenía los ojos rojos, cansados. Se le notaba en el rostro que había estado luchando por mantener la calma.
—Estaba dormido... —comenzó, su voz quebrándose ligeramente —De repente empezó a toser. Al principio parecía solo una tos seca, pero rápidamente empeoró. Comenzó a ahogarse... no podía respirar. Luego, su nariz empezó a sangrar.
Sentí que el suelo bajo mis pies se desvanecía.
Todo el progreso que Charles había hecho durante el día, esa leve mejora que me había dado un pequeño respiro de esperanza se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Charles se estaba deteriorando rápidamente.
—Las enfermeras llegaron justo a tiempo, lograron detener el sangrado... —continuó Lorenzo, tratando de brindar algo de consuelo —Lo conectaron al concentrador de oxígeno para ayudarlo a respirar mejor. Pero su mirada me lo decía todo, Carlos —hizo una pequeña pausa —Esto no es una solución, esto es un parche temporal para algo que no se puede evitar y Charles lo sabe.
Me quedé sin palabras al escucharlo hablar, sentía que el aire en mis pulmones era insuficiente. Intenté asimilar todo lo que me decía, pero cada palabra me estaba golpeando fuertemente como una bala en el pecho.
