𝟶𝟸𝟶

180 24 4
                                    

╔════════════════════╗

╔════════════════════╗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨.

El cuarto de hospital estaba en completo silencio, con la única excepción del tenue pitido constante de los monitores que mantenían a Carlos bajo control. 

Su cuerpo yacía inmóvil en la cama, cubierto por una sábana blanca que contrastaba con la palidez de su piel. No había habido ningún cambio en días. Y aunque ya nos habían advertido que no debíamos esperar avances rápidos, la incertidumbre pesaba.

Me acomodé en la silla junto a su cama, intentando encontrar una posición que no me resultara tan incómoda, pero la verdad era que mi incomodidad iba mucho más allá del simple asiento. Había una tensión en el aire, un miedo sordo que se negaba a desaparecer.

Observé su rostro, esperando algún movimiento; cualquier señal de vida. Sabía que debía ser paciente, pero cada día que pasaba sin verlo despertar me costaba más y más.

—Esto nunca debió haber pasado y el hecho de que sí me hacía sentir culpable... —pensé inconscientemente. 

El sonido de mi teléfono vibrando en mi bolsillo me sacó de ese mar de pensamientos algo desagradables, pero que no terminaban de ser mentiras. Lo saqué lentamente y vi el nombre del contacto.

Era Esteban. 

Deslicé el dedo por la pantalla y contesté.

Charles: Hola, Esteban —susurré, sin levantar mucho la voz, como si Carlos pudiera escucharnos y no quisiera despertarlo abruptamente... Aunque en el fondo deseara con todas mis fuerzas que lo hiciera.

Esteban: ¿Cómo estás, Char? —la voz de Esteban sonaba preocupada, lo que no me sorprendía en absoluto. Llevaba semanas pendiente de mí, casi tanto como de Carlos —¿Has tomado tu medicamento?

Suspiré.

Ya había perdido la cuenta de cuántas veces me había hecho esa misma pregunta en los últimos días.

Charles: Sí, Esteban. Te lo he dicho mil veces. 

Pude escucharlo exhalar un suspiro largo del otro lado de la línea, como si no estuviera completamente convencido de mi respuesta.

Esteban: Lo sé, lo sé. Solo me preocupo por ti, ¿Vale? —dijo en un tono que intentaba no sonar regañón, pero que dejaba claro que no confiaba en que siempre estuviera cumpliendo con lo que debía —No puedes olvidarte de tu propia salud. Sabes que aún estás en proceso de recuperación y no puedes tomártelo a la ligera.

Cerré los ojos un momento, apoyando la cabeza en el respaldo de la silla. 

Me sabía de memoria este discurso, pero entendía por qué lo decía. Mi tratamiento contra la leucemia había sido largo y agotador, y aunque físicamente me sentía mejor, todos alrededor de mí parecían decididos a recordarme que no podía bajar la guardia.

𝚃𝚑𝚒𝚗𝚐𝚜 𝚊𝚛𝚎 𝚠𝚑𝚊𝚝 𝚞 𝚖𝚊𝚔𝚎 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎𝚖 - 𝙵𝟷 (𝙲𝚑𝚊𝚛𝚕𝚘𝚜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora