"La vida es un constante sube y baja, una montaña rusa que nunca se detiene. Algunas veces estamos en la cima y otras, estamos luchando por salir del fondo. Pero, lo más importante y que he aprendido en la vida, es qué, el verdadero poder lo tenemos...
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𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨.
El clima estaba perfecto.
Sin duda alguna, aquella habitación del hotel era una de las mas lujosas y frescas en la que había estado. La suavidad de la alfombra bajo mis pies, las cortinas de terciopelo que enmarcaban aquella espectacular vista y la sutil, y elegante decoración en cada rincón, era simplemente mágico.
Desde aquí podía observar los típicos tejados rojizos y sus sinuosas calles, que daban un encanto muy característico a la ciudad.
Italia, que perfecta eres.
—Es simplemente increíble —dije, mientras sonreía de lado.
—Sí, es impresionante —Esteban estuvo de acuerdo —Alex tenia razón, esta ciudad tiene su propio encanto —volvió a decir, mientras levantaba la vista de su teléfono y me sonreía.
—¿Estás listo para tu cita con Alex? —le pregunté, medio en broma, mientras me dejaba caer en la cama.
—Listo y nervioso, como siempre —respondió el pelinegro, sin levantar la vista de su pantalla.
—¿Tienes alguna idea de a donde ir? —volví a preguntar, pero esta vez con suma curiosidad.
—En eso estoy ya —me dejo saber —¿Crees que sea bueno ir a algún museo? —me preguntó, mirándome de reojo.
—Directo a la yugular —respondí. Alex adoraba el arte y llevarla a un museo, siempre era y sería la opción correcta —¿Estás armando el itinerario? —quise saber.
—Algo así —contestó —Pero entonces, ¿Galería Borghese o Palazzo Colonna?
—Galería Borghese, siempre quiso volver ahí.
—Cierto, gracias Charlie —me agradeció.
Esteban volvió la vista a su teléfono mientras tecleaba sabrá Dios que cosas. Por mi parte, decidí sacar algunas cosas de mi maleta y organizarlas. Era el encargado de cuidar a los gemelos esta tarde-noche y quería llevarlos a pasear al centro de la ciudad.
Saqué algunas prendas, pero mientras doblaba algunas otras, no pude evitar mirar las notificaciones de mi teléfono. Carlos no había contestado mis mensajes desde esta mañana, lo cual era algo raro. Pero considerando que se encontraba bajo presión por la nueva colección, entonces ya dejaba de ser del todo raro y pasaba a ser entendible.
No me queria imaginar la gran presión que debía estar sintiendo.
De repente, se escuchó un suave golpe en la puerta. Al principio me sorprendí ya que no esperábamos a nadie, pero bueno, la mas seguro es que fuera alguien del servicio.