"La vida es un constante sube y baja, una montaña rusa que nunca se detiene. Algunas veces estamos en la cima y otras, estamos luchando por salir del fondo. Pero, lo más importante y que he aprendido en la vida, es qué, el verdadero poder lo tenemos...
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𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨.
Esa mañana, mientras esperaba en el consultorio a mi doctor de confianza. Por alguna extraña razón, sentí como un nudo empezaba a formarse en mi garganta. ¿por qué tendría que sentirme así? Solo me iban a dar el resultado de mis exámenes pasados, no era para tanto.
Una vez el doctor tomó asiento frente a mí, el poder observar aquella mirada sería y fija, me hicieron sentirme aún más nervioso de lo que ya estaba.
Sus palabras de pronto, resonaron como un fuerte eco en mis oídos.
—Charles, lamentó informarte que los resultados de tus análisis muestran que tienes leucemia.
Mi corazón pareció detenerse en ese mismo momento.
¿Leucemia?
Aquella palabra resonaba con fuerza en mi cabeza, confusa y aterradora al mismo tiempo. No creía que aquello pudiese ser verdad, pero los ojos de mi médico no mentían y su siguiente frase, solo terminó por golpearme aún más.
—Creemos que tú adicción al cigarro desde temprana edad pudo haber contribuido a este resultado.
¿Cigarros?
¿Aquellos que se habían dedicado a estar conmigo, en la buena y en las malas?, ¿En serio, ahora tenía ese humo, sobre mi como una sombra oscura y mortal?
Que iluso fui.
¿Cómo había llegado a ésto? ¿Cómo el hábito que había comenzado por una simple rebeldía ahora amenazaba con quitarme la vida? Mi vida.
Él médico continuó explicando los diferentes tratamientos, las siguientes opciones y las grandes posibilidades que tenía. Pero para ser sincero, mi mente se encontraba en otra parte, en una muy lejos de allí.
Me invadieron los recuerdos de aquel entonces, donde no paraba de encender un cigarro cada media hora. Recordé también las advertencias que mi madre en vida solía darme y a las que nunca hice caso. Incluso, llegué a recordar las señales que mi propio cuerpo me estuvo dando y yo solo decidí ignorar.
¿Por qué creí que nunca me afectaría? ¿Por qué dejé que ese humo llenará mis pulmones y envenenara mi sangre? ¿Por qué?
El arrepentimiento se mezclaba con miedo, mientras pensaba como afrontar está situación. Dejar el cigarro no había sido para nada fácil y lo sabía perfectamente. Tenía conocidos que lo habían intentado mil veces y mil veces habían fracasado en ello. Gracias a Dios, no había sido su caso, a pesar de estar haciéndolo durante muchísimo tiempo y ya llevaba mucho sin prender uno.
Claro, esto había traído sus represalias y ahora las estaba pagando.
—¿Fracasaría en esto? ¿Estaba perdido? —me pregunté mentalmente.
Me despedí del médico con unas inmensas ganas de llorar. Prometiendo que nos mantendremos en contacto para discutir sobre mi tratamiento, cuando sabía que era más fácil y menos costoso, simplemente dejarme morir.
Sus palabras de ánimo, resonaban en mis oídos mientras salía del lugar. Inmerso en mis pensamientos y buscando con la mirada a mi amigo Esteban, logré dar con él al otro lado de la calle.
Esteban miraba animadamente su teléfono, siendo completamente absorto a esa pequeña pantalla, mientras yo era consumido por mis propias emociones.
Suspiré y decidí acercarme.
Sin embargo, mi camino se vió obstruido por un hombre de traje elegante que parecía haber salido de una revista de moda. Su mirada afilada me recorrió de arriba a abajo, como si buscara defectos en mí.
Me preparé para disculparme por el choque que había ocasionado, pero él habló primero y me detuvo.
—Esto debe ser una puta locura —susurró —¿Por qué cuando necesito llegar a tiempo me pasan estás gilipolleces? —exclamó con frustración.
Intenté decir algo nuevamente, pero su mirada tan pesada me lo impidió. Segundos más tarde, decidió seguir con su camino sin decir más nada.
—¿Qué carajos le pasa a ese tipo? —me pregunté a mí mismo, confundido por su actitud de mierda hacia mí. Además, no le había entendido un carajo porque no había hablado en francés y yo español, no sabía.
—Charles, ¿Todo bien? —Esteban llegó corriendo hacia mí lado —¿Te hizo algo ese tipo? —preguntó preocupado.
—Tranquilo, todo bien. Sí alguien tuvo la culpa, fui yo —le informé.
—Vale, está bien.
—¿Nos vamos? —le pregunté y él asintió.
—Claro, déjame y voy por el auto —me dijo, para luego irse corriendo hacia donde lo había dejado estacionado.
Volví a suspirar.
Tendría una charla bastante larga con Esteban y Alexandra al llegar a casa, que de solo pensarlo, ya me dolía la cabeza.
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Holis, ¿Cómo están? Espero que todos se encuentren súper bien ❤️🩹
Nueva historia y está vez, inspirada en el increíble libro "Las cosas son lo que tú quieres que sean: consejos para un creativo" por parte de Adam J. Kurtz.
Debo ser sincera, cuando empecé a leerlo, pensé: "Wow. Es la cosa más optimista y positiva que he leído en mi bendita vida" jsjajs realmente me sorprendió muchísimo su contenido y por supuesto, de inmediato me imaginé una linda historia donde el libro pudiese brillar. Pero claro, sin dejar mi esencia a un lado, así que esto fue lo que salió.
Espero que les guste, lo disfruten y le den muchísimo amor 🫶🏻
