Señorita Danvers?-la llamo el mesero-Tiene una llamada.
Kara fue hasta el bar para responder. Era Alex, para cancelar su cena. La noticia de la muerte de Ken había trascendido a la prensa, en los últimos días habían aparecido otros cuerpos mas, decapitados, en diferentes partes de la ciudad. Ahora todo el mundo hablaba de un asesino en serie. Igual le había dicho que tenía una copia del informe del forense en su departamento, para que revisara las heridas a ver si podía aportar algo con ello. Al menos para identificar que tipo de espada era, que Kara sabía. Regreso a su mesa con la idea de recoger su mochila para volver a casa, no le veía mucho sentido comer sola en un sitio concurrido. La mesera pareció notar su incertidumbre, le sonrió amistosa y le sugirió una de las mesas de más atrás, para una sola persona. Kara le sonrió pero no acepto la oferta. Recogió su mochila y siguió camino a la salida.
Bueno, le esperaba un buen viaje a casa. Que decidió ir caminando, pocas veces tenía la oportunidad de disfrutar de una noche tan despejada como esa, la última vez que estuvo bajo una luna así, estaba en la isla de Themyscira, en las noches cercanas al solsticio de primavera que se llevaban a cabo en la isla. Su favorito era el de la diosa Artemisa. Donde las amazonas realizaban competencias y luego durante la noche los festejos, ella misma había participado en ello una vez. Cuando acabo su entrenamiento, y Diana consideraba que estaba lista para abandonar la isla y conocer el mundo. Había competido contra otras amazonas, en una competencia de resistencia y agilidad. Todavía conservaba la tiara hecha de hojas de laurel que la reina Hipólita le entrego cuando subió al podio. En Kriptón el cielo era diferente. Debido a su composición atmosférica, y la inminente implosión de su estrella roja; Rao. Una de las cosas que más le asombro al aterrizar fueron los colores, la Tierra estaba repleta de ellos, en miles de tonos y luminosidades. Aumentados aun más debido a sus sentidos mejorados por su exposición prolongada a este sol joven. Que Kara estando entre las amazonas nunca se canso de ver y admirar. Aprendió de ellas su enorme sentido de protección. Su amor por Gea, la Tierra. Y fue hermoso. Nunca alcanzaría a calmar el eterno fuego de tristeza que quemaba su alma por perder todo lo que amaba, pero había aprendido a querer a este nuevo mundo. Le había suplicado a Diana que le permitiera quedarse en la isla como una amazona más. Pero su mentora le había respondido que Themyscira siempre seria parte de ella, y siempre estaría para Kara si lo necesitaba.
El siseo del motor fue lo que llamo su atención. Había estado siguiéndola desde que salió del restorán, y ahora Kara estaba casi saliendo del distrito comercial. Esperaba poder hacer una retirada elegante sin levantar sospechas. Pero finalmente opto por detenerse y fingir que cruzaría de vereda. El vehículo se detuvo de inmediato también, Kara sujeto su mochila con fuerza, esperando el siguiente movimiento.
-¿Señorita Danvers?-la voz inconfundible de Lena Luthor la dejo confusa-
Lena descendió del sedan con una abierta sonrisa de bandera blanca.
-Señora Luthor…-de todas las personas, no esperaba verla-
-Lo siento,-se disculpo-te vi caminando y creí reconocerte. Lamento haberte acosado, pero no estaba segura hasta que te vi.
-No se preocupe, no paso nada.-poco a poco, Kara fue soltando su mochila de su férreo agarre, recordando que la humana difícilmente podria ser un peligro para ella-
-Si bien no es muy tarde, me intriga saber que hacías caminando por esta parte de la ciudad.
-Mi edificio no está lejos.-respondió la fotógrafa haciendo un gesto vago con su mano-
-Cielos, desde hace cuanto caminas?
-En realidad no lo se, mi hermana cancelo la cita que teníamos para cenar y decidí regresar a casa caminando.